Aprenda a sujetar un kebab (como lo har¨ªa un turco)
La culpa de todo la tienen las salsas, que es un invento europeo para camuflar el sabor de la carne "Echar la cabeza hacia delante" es uno de los pocos consejos pr¨¢cticos que de verdad funcionan
Qu¨¦ dif¨ªcil es comerse un kebab sin pringarse de salsa la camisa. Suena mal, pero es un clamor popular: el de nuestros lectores, que nos hicieron llegar dicho lamento tras la publicaci¨®n en ICON de unas brillantes instrucciones de c¨®mo sujetar una hamburguesa. Parece que el plato de Turqu¨ªa presenta id¨¦nticos inconvenuentes y que al lector de ICON -ojo, esta informaci¨®n puede ser ¨²til para los responsables de m¨¢rketing- le pone m¨¢s la masa de carne picada oriunda de Oriente Medio que el cl¨¢sico bocadillo americano.
Convendr¨ªa aclarar que el programa humor¨ªstico japon¨¦s llev¨® el asunto de la hamburguesa, quiz¨¢, demasiado lejos. Cuatro meses y tres especialistas parecen demasiados. Con el kebab hemos acortado plazos y no se nos antoja buena idea movilizar para algo as¨ª a los pocos ingenieros que quedan en Espa?a. Pero s¨ª hay expertos que pueden ser de ayuda, aportando luz a la dificultad de sujetar esa especie de bocadillo de pan de pita con carne secretamente condimentada ba?ada en salsas rojiblancas. Mehmet Metin est¨¢ al mando del restaurante Omar, el turco con m¨¢s fama de Madrid. Revela un detalle que echa por tierra el d?ner kebab del modo en que lleg¨® a Espa?a. ¡°El original, que es un plato de comida r¨¢pida tambi¨¦n en Turqu¨ªa, no lleva salsas. Se han a?adido despu¨¦s. ?Por qu¨¦? Para disimular el sabor de la carne. Si la pruebas sola, la de la mayor¨ªa de d?ner kebabs sabe a salchicha¡±, afirma.
Lo cierto es que la salsa es el gran obst¨¢culo para sujetar y comer un kebab sin acabar dominados sus jugos. Por lo que la culpa de tan desasosegante realidad la tienen los alemanes. Lo explicamos: fue en el pa¨ªs de Merkel donde los inmigrantes turcos, en los a?os 70, montaron los primeros puestos de doner kebab en Europa, invent¨¢ndose aquello de cubrir la carne de salsa. Alemania consume hoy millones de panes de pita con l¨¢minas de carne y cuenta por millares los establecimientos que los venden. Solo en Berl¨ªn se calcula que hay 1.000 de ellos. Si alguien puede ayudar en este reto, son los alemanes.
Es necesario tener acopio de servilletas cuando cenas un 'd?ner kebab'
Martin Dahms es corresponsal en Espa?a de varios diarios alemanes. ¡°Hace poco vino un amigo de mi pa¨ªs a visitarme y compr¨® para cenar un par de d?ner kebabs. Los subi¨® a casa y lo primero que me dijo fue: '?Martin, d¨®nde tienes las servilletas?'. Mi amigo ten¨ªa raz¨®n, es necesario hacer acopio de ellas porque te manchas seguro¡±, cuenta. Los alemanes tampoco tienen ning¨²n secreto para enfrentarse al kebab sin terminar con las manos embadurnadas en salsa y quiz¨¢ alguna l¨¢mina de carne sobre la ropa. ¡°Bueno, se me ocurre uno¡±, dice Martin de pronto para continuar con sarcasmo: ¡°Ser¨ªa echar la cabeza hacia adelante si est¨¢s de pie. Y si est¨¢s sentado, hacerlo tambi¨¦n. De esta forma, lo que tenga que caer ir¨¢ a la mesa o al suelo, pero no encima de ti¡±. Tambi¨¦n deja un peculiar consejo para minimizar los da?os causados por la carne, la ensalada y las salsas en su ¨¦xodo forzoso del pan: ¡°Nunca hay que comerse el kebab por el centro, porque eso provocar¨ªa que los ingredientes cayeran por ambos lados¡±.
De vuelta al restaurante Omar, Mehmet Metin narra que, por ejemplo, su d?ner kebab favorito de Estambul est¨¢ muy cerca de la iglesia de Santa Sof¨ªa y, tal y como lo describe, parece que es otro plato, que no deber¨ªa llamarse igual: ¡°Ellos preparan filetes y los adoban. Los montan en l¨¢minas y entre una capa y otra de filete, ponen grasa. As¨ª hacen una columna alta de carne con esa mezcla y la asan mediante el giro, con la misma t¨¦cnica que se hace aqu¨ª. Van cortando seg¨²n se va haciendo la carne y lo ponen sobre pan. Lo acompa?an de verduras. Insisto, nada de salsas, ni turca, ni de yogur, ni nada¡±. Se trata, pues, de un bocadillo que apenas mancha. En su restaurante, en pleno centro de la capital, cerca del Santiago Bernab¨¦u, no sirven d?ner kebab, sino kebap a la brasa, que no es exactamente lo mismo. ¡°Lo nuestro son como pinchos morunos, de carne adobada, que luego se comen en tortitas, similares a los tacos mexicanos¡±, explica. Su kebap no presenta dificultades de sujeci¨®n. ¡°Hombre, se te puede caer, pero como cualquier otra cosa¡±, aclara.
Seamos sinceros: no existen grandes t¨¦cnicas para sujetar un kebab sin mancharse. Pero un mayor respeto a la receta original, sin las salsas, ayudar¨ªa. Tambi¨¦n ser¨ªa ¨²til una menor cantidad de ingredientes en el pan, pues en ocasiones los kebab son servidos con tal volumen que la lechuga y la carne parecen estar a punto de saltar por los aires debido a la presi¨®n. Otra posibilidad consiste en pedir un d¨¹rum, ese kebab servido en una tortita plana enrollada, m¨¢s c¨®modo. Por ¨²ltimo, lo aconsejable es consumirlo a una hora, y en un momento, en el que nuestros sentidos est¨¦n al cien por cien, sin que el equilibrio y los reflejos jueguen una mala pasada.
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