El superviviente de Milli Vanilli: ¡°Hoy puedes cantar de mierda y el ¡®autotune¡¯ hace que suenes genial. ?Cu¨¢l es la diferencia con lo que hicimos nosotros?¡±
Fab Morvan es el ¨²nico miembro vivo del exitoso d¨²o que arras¨® en 1990 y se hundi¨® al descubrirse que no cantaban sus canciones. La pel¨ªcula ¡®Milli Vanilli¡¯, que se estrena hoy, intenta relatar con otro enfoque aquella historia
El primer trabajo de Fab Morvan fue como estrella del pop mundial. El segundo, como camarero. Entre medias, protagoniz¨® uno de los mayores esc¨¢ndalos del pop cuando se descubri¨® que su grupo Milli Vanilli no cantaba sus canciones. Fue la ¨²nica ocasi¨®n en la que un artista ha tenido que devolver un Grammy. Ahora una pel¨ªcula cuenta la historia y lo hace, tal y como mandan los tiempos, en formato de viaje de superaci¨®n. ¡°Quiero que Milli Vanilli demuestre que si te caes te puedes volver a levantar¡±, asegura. A Morvan le ha costado 35 a?os llegar a ese estado mental.
¡°Despu¨¦s del esc¨¢ndalo, me pas¨¦ dos o tres a?os sin salir de mi casa¡±, recuerda. ¡°Sal¨ªa por la noche para hacer la compra y si alguien me miraba o me sonre¨ªa asum¨ªa que se estaba riendo de m¨ª. Si escuchaba una carcajada me iba corriendo porque estaba convencido de que era por m¨ª. Viv¨ªa en una c¨¢rcel¡±. Morvan visit¨® Madrid para presentar Milli Vanilli, que se estrena en cines hoy, y se muestra agradecido de que la pel¨ªcula sea tan comprensiva con ¨¦l y con Rob Pilatus, su compa?ero en el d¨²o. ¡°La pel¨ªcula consigue que te pongas en nuestro pellejo, que el p¨²blico comprenda nuestro dolor, nuestra verg¨¹enza, que entienda la jaula de oro en la que est¨¢bamos atrapados. Me gusta que expliquen c¨®mo se nos ocurri¨® la est¨¦tica: el pelo de Jesucristo, Marilyn Monroe, Elvis Presley, James Dean...¡±, explica.
Fab Morvan y Rob Pilatus se conocieron en M¨²nich a mediados de los ochenta. Ambos eran bailarines y so?aban con ser estrellas del pop como las que ve¨ªan en la cadena MTV. Pero fue su sentido de la est¨¦tica lo que les convirti¨® en estrellas de la escena nocturna de la ciudad alemana: hombreras enormes, sombreros de copa, pantalones de licra, botas militares y rastas hasta la cintura. ¡°Toda la ropa era enorme, nada nos quedaba bien, pero un d¨ªa echamos un vistazo a la secci¨®n de mujer y nos pareci¨® mucho m¨¢s guay. La ropa ajustada nos quedaba genial, parec¨ªa m¨¢s cara, m¨¢s de dise?o. Yo quer¨ªa parecerme a Grace Jones, porque crec¨ª con ella y me parec¨ªa la persona m¨¢s alucinante del planeta. Era una superestrella, era salvaje y era negra, como yo¡±, recuerda.
Un d¨ªa conocieron al productor Frank Farian y les propuso formar parte de un proyecto musical. Lo ¨²nico que ten¨ªan que hacer era firmar en la l¨ªnea de puntos. ¡°No ten¨ªamos manager. El contrato estaba en alem¨¢n y en aquel momento yo solo hablaba franc¨¦s. Recuerdo que hab¨ªa dos tacos de folios: uno que nos dieron para firmar y otro que ni le¨ªmos. Yo no sab¨ªa que el resto de p¨¢ginas tambi¨¦n eran el contrato. Y cada vez que pregunt¨¢bamos cu¨¢ndo ¨ªbamos a grabar nos dec¨ªan: ¡®Ya os avisaremos¡¯. En un momento dado nos explicaron que no ¨ªbamos a formar parte de ¡®ese aspecto del proyecto¡¯. Iban improvisando sobre la marcha. Esa estrategia le hab¨ªa salido muy bien con Boney M¡±, se?ala.
Farian hab¨ªa arrasado a finales de los setenta con Boney M, en la que ¨¦l pon¨ªa la voz y un bailar¨ªn caribe?o pon¨ªa la imagen: su razonamiento era que nadie quer¨ªa ver a un alem¨¢n pelirrojo y paliducho cantando discofunk. Boney M vendi¨® cien millones de discos. ?Por qu¨¦ no iba a funcionarle de nuevo con Milli Vanilli?¡±Era una idea loca¡±, admiti¨® Farian en Los Angeles Times. ¡°Pens¨¦ que solo sonar¨ªa en discotecas, que no pasar¨ªa nada, pero cuando la canci¨®n se volvi¨® un ¨¦xito era demasiado tarde y me daba verg¨¹enza aclarar la verdad¡±.
Una cosa llev¨® a la otra y, de repente, Milli Vanilli ten¨ªa tres n¨²meros uno en Estados Unidos, unas ventas mundiales de ocho millones de copias (el 11? disco m¨¢s vendido de 1989) y una nominaci¨®n al Grammy como mejor artista revelaci¨®n. Cuanto m¨¢s triunfaban, m¨¢s dif¨ªcil ser¨ªa explicar la verdad. Cuanto m¨¢s alto llegaban, m¨¢s estrepitosa ser¨ªa la ca¨ªda.
¡°Era muy dif¨ªcil actuar para miles de personas que nos idolatraban¡±, reconoce hoy Morvan. ¡°?Sabes c¨®mo lo hac¨ªa? Me met¨ªa la culpabilidad en un bolsillo. Les daba hasta mi ¨²ltima gota de sudor, les daba todo de m¨ª. Pensaba que si hac¨ªa feliz a toda esa gente, llegado el momento de la verdad dir¨ªan. ¡®?Sabes qu¨¦? Este t¨ªo me hizo feliz, voy a darle otra oportunidad¡¯. Era joven, no sab¨ªa lo que hac¨ªa¡±.
Fab Morvan ten¨ªa 23 a?os cuando se instal¨® con Rob Pilatus en una casa con piscina de Los ?ngeles. ¡°Yo sab¨ªa que todo eso iba a terminar en alg¨²n momento, as¨ª que quer¨ªa disfrutarlo al m¨¢ximo mientras durase. Quer¨ªa vivir mi sue?o. Nos corr¨ªamos juergas todas las noches. Sol¨ªamos ir a las discotecas con dos limusinas. En una est¨¢bamos nosotros, la otra estaba vac¨ªa. Cuando se acababa la fiesta llen¨¢bamos la otra limusina con 20 o 25 chicas y nos las llev¨¢bamos a casa. Era el para¨ªso.. ?ramos ni?os. Nos encantaba la m¨²sica, las mujeres, la vida¡±, explica. Tambi¨¦n les encantaba ser estrellas del pop. En una entrevista para Time, Pilatus asegur¨® que era m¨¢s dif¨ªcil cantar una canci¨®n de Milli Vanilli que una de los Beatles. ¡°Empezamos a tomar drogas y Rob tom¨® demasiadas¡±, admite Morvan. ¡°?l todo lo hac¨ªa a lo grande. Antes de cada concierto corr¨ªa cinco kil¨®metros. ?l siempre corr¨ªa m¨¢s r¨¢pido que nadie. Siempre quer¨ªa ganar. No quer¨ªa perder. Lleg¨® un momento en el que nos ten¨ªamos que medicar. Hab¨ªa mucho trabajo, mucha presi¨®n, muchas habladur¨ªas¡±.
En cuanto empezaron a conceder entrevistas surgieron los rumores: sus fuertes acentos europeos no ten¨ªan nada que ver con la pronunciaci¨®n americana del disco y, en el caso de Morvan, la disonancia era a¨²n m¨¢s chocante porque ¨¦l apenas hablaba ingl¨¦s pero en las canciones rapeaba con acento de Carolina del Sur. Y entonces lleg¨® la nominaci¨®n al Grammy. ¡°No quer¨ªamos ganarlo¡±, admite. ¡°?Un grammy? ?Si no cant¨¢bamos! Las normas de los premios Grammy estipulan que tienes que cantar. Aquella noche todos los focos estaban sobre nosotros. No sab¨ªamos qu¨¦ hacer¡±. Al subir al escenario a recogerlo, Morvan fue incapaz de decir nada. Pilatus s¨ª se mostr¨® euf¨®rico. Pero la pantomima era insostenible, las habladur¨ªas se extend¨ªan y Frank Farian decidi¨® atajar el problema de ra¨ªz: viaj¨® a Nueva York y destap¨® la farsa en una rueda de prensa. Milli Vanilli se convirti¨® en un chiste mundial.
Nadie cuestion¨® a Farian o a la discogr¨¢fica, que neg¨® todo conocimiento del enga?o. ¡°Lo sab¨ªan¡±, aclara hoy Morvan. ¡°Por supuesto que lo sab¨ªan. Y les daba igual¡±. En Estados unidos se presentaron 25 demandas colectivas exigiendo la devoluci¨®n del dinero, de las entradas de los conciertos y de productos de merchandising. El vicepresidente de la discogr¨¢fica describi¨® a Farian como ¡°un genio creativo¡± durante una rueda de prensa en la que tambi¨¦n declar¨®: ¡°?Que si estamos avergonzados? No quiero decir que el fin justifique los medios, pero hemos vendido siete millones de discos¡±. Se estima que Arista gan¨® 46 millones de d¨®lares (al cambio e inflaci¨®n, m¨¢s de cien millones de euros), de los que Fab y Rob recibieron dos millones. Pero ellos hab¨ªan sido la cara visible del ¨¦xito, as¨ª que tambi¨¦n lo ser¨ªan del rid¨ªculo.
¡°Fuimos muy ingenuos porque pens¨¢bamos que la gente de la discogr¨¢fica eran nuestros amigos¡±, lamenta. ¡°Todo el mundo desapareci¨® de golpe. La gente no quer¨ªa ni mirarnos. Nos convertimos en leprosos. ?ramos un chiste para todo el mundo¡±. Ellos cre¨ªan que muchos de sus fans seguir¨ªan apoy¨¢ndoles si iniciaban una carrera con sus voces reales. Se equivocaban. Morvan se embarc¨® en un viaje de sanaci¨®n, pero Pilatus cay¨® en la autodestrucci¨®n. Para un ni?o adoptado que hab¨ªa crecido en un barrio de alemanes blancos y que hab¨ªa sufrido bullying (en el colegio le apodaban Kunta Kinte), sentirse adorado por millones de personas y perderlo todo de golpe result¨® insoportable. ¡°Muchos artistas desean ser amados¡±, indica Morvan. ¡°Cuando conseguimos la fama era maravilloso ser adorado y querido, pero cuando desapareci¨® el amor... es que no solo desapareci¨® el amor sino que se volvi¨® odio. La gente estaba cabread¨ªsima. Los comentarios eran muy crueles. En ese momento dej¨¦ de saber c¨®mo sentirme en mi propio cuerpo. Si no le caes bien a nadie, acabar¨¢s por no caerte bien a ti mismo. Yo no me gustaba a m¨ª mismo¡±.
El primer paso para perdonarse a s¨ª mismo fue dejar las drogas. ¡°Yo por suerte nunca me met¨ª tanto como Rob, ¨¦l s¨ª estaba enganchado. Cuando fui a desintoxicarme y habl¨¦ con el psiquiatra entend¨ª que si no dejaba de tomar coca¨ªna acabar¨ªa enganchado y que luego me meter¨ªa en el crack. Pero Rob... ¨¦l quer¨ªa volver a esos tiempos de fama y adoraci¨®n¡±, explica.
El 2 de abril 1998, Rob Pilatus apareci¨® muerto en el hotel Kent¡¯s Cube de Frankfurt a causa de una sobredosis de tranquilizantes mezclados con alcohol. Ten¨ªa 32 a?os. ¡°Fue dur¨ªsimo. ?l era la ¨²nica persona que podr¨ªa comprender todo lo que nos ocurri¨®. Fue como si me arrancaran un brazo. En mi viaje, tuve que empezar por perdonarme a m¨ª mismo por no fiarme de mis instintos, por saber que todo eso estaba mal pero seguir adelante con ello de todas formas. Luego tuve que perdonar a nuestro productor, Frank Farian, porque se aprovech¨® de nuestra bondad. Y una vez que consegu¨ª perdonar me liber¨¦ de la rabia, del resentimiento, del miedo, de preocuparme por lo que digan los dem¨¢s. A?o tras a?o, el trauma se fue limpiando¡±, explica. Si pudiera volver atr¨¢s, ?cambiar¨ªa algo? ¡°Si supiera todo el dolor que iba a causar, adem¨¢s de la muerte de Rob, nunca me habr¨ªa metido en el proyecto. Ni por la fama, ni por el dinero. Habr¨ªa estudiado una ingenier¨ªa¡±.
Hoy Morvan trabaja como DJ, est¨¢ preparando un proyecto musical y da charlas inspiracionales. Ver la pel¨ªcula y saber que mucha gente entender¨¢ su parte de la historia le est¨¢ sirviendo como catarsis final. Y a nivel cultural, Milli Vanilli expone que aquel esc¨¢ndalo puso de manifiesto los cambios dr¨¢sticos que suced¨ªan en la industria del pop.
El esc¨¢ndalo desat¨® una retah¨ªla de art¨ªculos de opini¨®n que cuestionaban la maquinaria de la industria del pop, en la que ya todo val¨ªa. ¡°En aquel momento estaba cambiando la tecnolog¨ªa, la MTV potenciaba mucho la imagen de los artistas, el marketing era nuevo¡±, analiza hoy Morvan. ¡°Las boy bands no le prestaban tanta atenci¨®n a la voz como The Temptations, por ejemplo. Las voces, de repente, no eran lo primordial. Y el p¨²blico de la generaci¨®n anterior, que hab¨ªa crecido con el rock de los sesenta, no lo entend¨ªa. No entend¨ªan que cantar ya no fuese lo ¨²nico importante. Sin darnos cuenta Milli Vanilli afect¨® el desarrollo de la m¨²sica pop. Ll¨¢mamos pioneros. O precursores¡±.
Hoy, efectivamente, cantar no es tan esencial para ser una estrella del pop como lo era hace 50 a?os. El autotune consigue que cualquier persona suene bien y muchos artistas lo utilizan en sus conciertos, cuando no directamente hacen playback de sus propias canciones. ¡°Mira, s¨ª, hablemos sobre eso. Ahora puedes meterte en un estudio media hora, cantar peor que una mierda y luego el autotune hace que suenes genial. ?Cu¨¢l es la diferencia con lo que hizo Milli Vanilli? Vale, nosotros no cant¨¢bamos, pero si una m¨¢quina hace que no tengas que entonar... es lo mismo. Hoy, si tienes el f¨ªsico adecuado pero no sabes cantar puedes ser una estrella del pop igualmente¡±, argumenta.
La paradoja de Milli Vanilli es que si hubieran cantado sus canciones es probable que hoy mucha menos gente se acordase de ellos, del mismo modo que ha ca¨ªdo en el olvido la mayor¨ªa de grupos de moda de 1989. Y desde luego, si hubieran cantado sus canciones nadie har¨ªa una pel¨ªcula sobre ellos. Porque si pasa el suficiente tiempo, cualquier infamia puede convertirse en ic¨®nica, celebrada y hasta reivindicada como un espect¨¢culo en s¨ª mismo. De hecho, el 17 de mayo se estrena en cines Disco Ibiza Locomia, una pel¨ªcula sobre el grupo (curiosamente, contempor¨¢neo de Milli Vanilli) que tambi¨¦n caus¨® sensaci¨®n con las voces de otros. ¡°Es el poder de la imagen¡±, apunta Morvan. ¡°Mira a Michael Jackson, Marilyn Monroe, James Dean... los reconoces por sus siluetas. A Milli Vanilli tambi¨¦n los reconoces por su silueta. Lo conseguimos. No s¨¦ c¨®mo, pero lo conseguimos. Magia¡±.
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