No habr¨¢ desarrollo sin compromiso en salud
A mayor enfermedad, mas pobreza; a mayor pobreza, mas enfermedad. Romper este c¨ªrculo es lo que podr¨ªa desencallar uno de los factores que genera mayor desigualdad
Nada condiciona la vida de las personas tanto como la salud. O mejor dicho la falta de ella. La capacidad de trabajar, de producir, generar riqueza o sacar adelante una familia est¨¢ directamente relacionada con la salud. Es dif¨ªcil, muy dif¨ªcil, desarrollar una comunidad o un pa¨ªs con un gobierno, una educaci¨®n o unas infraestructuras precarias, pero es imposible sacarlo adelante si la precariedad es la principal condici¨®n de la salud de su poblaci¨®n. Esta realidad global es todav¨ªa mas relevante en los pa¨ªses pobres. A mayor enfermedad, mas pobreza; a mayor pobreza, mas enfermedad. Romper este c¨ªrculo es lo que podr¨ªa desencallar uno de los factores que genera mayor desigualdad. Y sin embargo nos est¨¢ costando mucho. Sobrellevamos la salud como si fuera una tara cong¨¦nita: los pobres mueren, los ricos tambi¨¦n pero, ¨Ceso s¨ª¨C, bastante mas tarde.
Tal vez fue esta la premisa por la que de los ocho Objetivos del Milenio, ¨Clos que la comunidad internacional defini¨® justo cuando acababa el siglo XX para intentar paliar la enorme desigualdad global¨C tres est¨¦n directamente relacionados con la salud de las poblaciones mas desfavorecidas ?Han funcionado? Como objetivos, no. Pero aunque ninguno de ellos ¨Ccon fecha de caducidad en 2015¨C se vaya a cumplir, haberlos tenido como horizonte arroja un balance positivo. Han funcionado como el reclamo mundial para aflorar recursos, proponer cambios, generar iniciativas y crear organizaciones m¨¢s ¨¢giles que las que exist¨ªan hasta entonces para dar respuesta a epidemias, que como el sida, amenazaban hace s¨®lo una d¨¦cada con esquilmar a toda una generaci¨®n en ?frica.
No todo va mal, por poner solo algunos ejemplos, la malaria, que sigue matando a mas de medio mill¨®n de personas, ha experimentado un descenso en su tasa de incidencia de casi un 30% y millones de pacientes con tuberculosis o sida han sobrevivido gracias al acceso a nuevos tratamientos. Pero esta es solo una parte de la historia ?qu¨¦ ocurre con otras muchas enfermedades que quedaron al margen de esos objetivos? En el camino para definir el relevo los Objetivos del Milenio ya se ha hecho famosa la frase ¡°Ojal¨¢ tuviera sida¡±. Este grito de unos activistas camboyanos al tiempo que reconoce el ¨¦xito relativo en el tratamiento de esta enfermedad recuerda que la vida de algunos es mejor, pero el mundo sigue mal.
Aunque el avance haya sido notorio, ni es suficiente ni ha conseguido romper la gran brecha de equidad que aun hoy sigue condenando a buena parte de la humanidad a una muerte prematura y evitable o en el mejor de los casos a una vida mermada por la enfermedad. En el momento en que los Objetivos del Milenio est¨¢n llegando a su fin, la comunidad internacional habla de un nuevo compromiso para continuar el trabajo pendiente: garantizar la cobertura universal de salud. Puede que acabe siendo solo un eslogan, pero como en el sida, definir al detalle el compromiso marcar¨¢ la distancia entre el fracaso o el camino hacia un mundo mas equilibrado. Un dilema para analizar en otro art¨ªculo.
Rafael Vila-Sanjuan es director del think tank IS Global.
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