Cosm¨¦tica entre vi?edos
Mathilde Thomas, fundadora de Caudalie, es pionera en el uso de la vid en la cosm¨¦tica
Aunque pueda parecer mentira, de la vid (como del cerdo) se puede aprovechar todo. Vaya un paso m¨¢s all¨¢ de la cl¨¢sica copita de vino en el almuerzo o las 12 uvas que engulle a toda prisa mientras un reloj marca el cambio de a?o. Tan solo en la industria cosm¨¦tica se utilizan los polifenoles, la viniferina de savia, el aceite de pepitas, el resveratrol o el agua de la uva para desarrollar productos.
La francesa Mathilde Thomas (Grenoble, 1971) es pionera en reciclar para los ingredientes estrella de sus cremas restos que los grandes vi?edos suelen desperdiciar. Un golpe de suerte tambi¨¦n le hizo acu?ar, en 1999, el t¨¦rmino vinoterapia.
Su historia no se escribe en singular. Tampoco ella la narra as¨ª. Siempre habla de su marido, Bertrand Thomas, con quien fund¨® Caudalie a mediados de los a?os noventa. Junto con el profesor Joseph Vercauteren, director del laboratorio de farmacognosia en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Montpellier, desarrollaron tres diferentes patentes para extraer, estabilizar y utilizar en cosm¨¦ticos polifenoles, resveratrol y viniferina de la vid.
La marca comenz¨® con un pr¨¦stamo familiar y ahora ingresa m¨¢s de 100 millones de euros al a?o. Los padres de Mathilde, Daniel y Florence Cathiard (¡°una pareja muy carism¨¢tica¡±, en palabras de su propia hija), desembolsaron el dinero. No era su primera aventura emprendedora, ya en 1990 dieron un giro radical e inesperado a su vida: vendieron su pr¨®spero negocio de supermercados y tiendas deportivas en el sur de Francia para comprar los vi?edos del Ch?teau Smith Haut Lafitte, en las afueras de Burdeos. ¡°Jam¨¢s hab¨ªan mostrado inter¨¦s por el vino. Ahora, sin embargo, no hablan de otra cosa¡±, explica Mathilde durante la entrevista en un sal¨®n de Les Sources de Caudalie, el hotel que la familia tiene dentro de la gran finca del ch?teau. Y a?ade: ¡°Lo cierto es que antes de ese a?o yo tampoco ten¨ªa ni idea de vi?edos¡±.
Ella y Bertrand se conocieron de adolescentes. ?l ten¨ªa vocaci¨®n emprendedora. Ella so?aba con trabajar en el sector cosm¨¦tico ¡°como v¨ªnculo entre el perfumista y el vendedor, en un gran grupo como L¡¯Or¨¦al¡±, recuerda. Un d¨ªa de 1993, durante la ¨¦poca de vendimia, el patriarca Cathiard insisti¨® en que viajaran al ch?teau porque hab¨ªa ¡°una interesante visita de investigadores universitarios que estudiaban las propiedades antiedad de las vi?as¡±. Ese d¨ªa, la joven pareja descubri¨® al profesor Vercauteren. Al a?o siguiente nac¨ªa su compa?¨ªa. En 1995, con 23 a?os, presentaban sus tres primeros productos antiedad con la patente de polifenoles de uva. Vendieron 15.000 frascos. Para el a?o 2000 ya era la marca m¨¢s vendida en las farmacias de toda Francia. ¡°Ahora creo que somos la tercera, tengo que ponerme las pilas con eso. Necesito volver a ser la primera¡±, apunta.
La ¨²nica experiencia laboral fuera de su propia empresa que tiene Mathilde son unas breves pr¨¢cticas de seis meses en la filial espa?ola del grupo L¡¯Or¨¦al. Pero en Caudalie ha hecho de todo. ¡°Al principio, Bertrand vend¨ªa farmacia por farmacia, luego iba yo y se lo ofrec¨ªa a los clientes¡±.
Una de las grandes dificultades de la marca es comunicar de manera atractiva qu¨¦ demonios son el resveratrol, los polifenoles o la viniferina.?
El primer gran punto de inflexi¨®n para la firma, ese en el que seguramente se dieron cuenta de que estaban compitiendo en grandes ligas, fue cuando se inventaron el concepto vinoterapia como tratamiento dentro de un spa. Parec¨ªa de caj¨®n. ¡°Y sin embargo, no se me ocurri¨® a m¨ª¡±, explica Mathilde. ¡°Fue un estadounidense el que nos ofreci¨® desarrollar ese mismo proyecto en sus vi?edos de Napa Valley. Mi madre, que entonces estaba construyendo el hotel con visos de convertirlo en un peque?o y coqueto bed & breakfast, insisti¨® en que cre¨¢ramos aqu¨ª el spa. Luego descubrimos que ten¨ªamos un manantial de agua natural, as¨ª que la idea original creci¨®¡±. Tambi¨¦n el hotel. Ahora lo gestionan su hermana y su cu?ado (Alice y J¨¦r?me Tourbier), que han incorporado un nuevo atractivo tur¨ªstico a la finca de los Cathiard: La Grand¡¯Vigne, un restaurante con una estrella Michelin dirigido por el chef Nicolas Masse.
Cuando crearon el spa Les Sources de Caudalie (al lado del hotel y a pocos minutos caminando, entre vi?as, del ch?teau que corona el vi?edo), ¡°vinieron muchos medios para cubrir la apertura. Entre ellos la CNN, NBC y ABC, as¨ª que tuvimos una gran exposici¨®n de la marca a nivel global. Mucha gente nos llam¨® para vender la firma en EE UU y gracias a ellos entramos directamente en Neiman Marcus, Barneys o Bergdorf & Goodman¡±. La expansi¨®n internacional estaba en marcha, pero esa cesi¨®n aleatoria de derechos de venta no acab¨® por ser el plan sin fisuras que en un principio se imaginaban. Un p¨¦simo gestor local, el mal posicionamiento en las tiendas y la falta de alguien que transmitiera el mensaje del producto estuvieron a punto de hacer cerrar el negocio en el Nuevo Mundo.
La guinda del pastel en esa serie de catastr¨®ficas desdichas la puso la apertura del spa en el famoso (y lujoso) hotel Plaza de Nueva York. Fue en septiembre de 2008, y la casualidad quiso que coincidiera con la declaraci¨®n de bancarrota de Lehman Brothers. ¡°Result¨® muy inconveniente ofrecer tratamientos que costaban 200 d¨®lares por hora cuando el mundo est¨¢ colapsando. ?Hay lugar para el lujo en un mundo que se derrumba?, dec¨ªan los titulares de los medios al d¨ªa siguiente de la inauguraci¨®n¡±, recuerda Mathilde.
As¨ª que en 2010, los Thomas decidieron hacer las maletas y mudarse con sus tres hijos (que entonces ten¨ªan nueve, seis y dos a?os) a Nueva York. Se trataba de salvar el mercado local o cerrar la filial y reconocer una derrota. Hoy d¨ªa, Francia sigue siendo su principal nicho de mercado (con el 50% de las ventas), pero alrededor del 10% de sus ingresos anuales en 2013 provienen del p¨²blico estadounidense. La distribuci¨®n espa?ola, por cierto, ha aumentado un 14% en el mismo lapso.
Y aunque en estos tres a?os han mantenido la esencia francesa y natural de la firma, tambi¨¦n han sucumbido a algunas estrategias comerciales estadounidenses: all¨ª, y no en Francia, abrieron en 2012 su primera tienda propia (¡°Si solo nos hubi¨¦ramos quedado en Sephora, no existir¨ªamos. Es muy ruidoso, est¨¢ muy lleno de gente y muchas otras marcas ofrecen golosos visuales con celebrities¡±, justifica), adem¨¢s de las puertas de la compa?¨ªa a una primera colaboraci¨®n con un rostro conocido: la dise?adora L¡¯Wren Scott. ¡°Le¨ª que usaba mucho mi Beauty Elixir, as¨ª que la llam¨¦ para tomar un t¨¦ en el hotel Crosby. Resulta que lo conoc¨ªa de un viaje a Par¨ªs en 1997 en el que se lo recomendaron porque ten¨ªa la piel muy seca. Enseguida le ofrec¨ª reeditar el frasco con su propio dise?o. Y acept¨®¡±, cuenta.
Aventuras transoce¨¢nicas aparte, resulta curioso ver c¨®mo el trabajo actual de ?Mathilde se aproxima bastante a lo que anhelaba de adolescente. Y aunque su formaci¨®n es m¨¢s de gesti¨®n que de creaci¨®n, gran parte de su d¨ªa la dedica a dar indicaciones sobre la gal¨¦nica, el aroma o los ingredientes de los productos que hay que lanzar o reformular. ¡°Los viernes me llegan muestras de cosm¨¦ticos en desarrollo. Los uso durante el fin de semana y el lunes llamo a los laboratorios en Francia para darles mi opini¨®n. Todas las semanas pruebo entre 5 y 10 f¨®rmulas. Con algunos productos hacemos muchos tests, hasta que me gusta el resultado final. Imag¨ªnese, con Premier Cru (una crema total que incluye los tres ingredientes de los que Caudalie tiene patente) desarrollamos hasta 200 versiones. Es un poco loco¡±. El disparate se complementa con una de las grandes dificultades de la marca: comunicar de manera atractiva qu¨¦ demonios son el resveratrol, los polifenoles o la viniferina. Y para qu¨¦ sirven en cosm¨¦tica estos ingredientes. ¡°Es muy dif¨ªcil. Creemos que tenemos las mejores mol¨¦culas del mundo y hemos organizado simposios internacionales para dar a conocer sus propiedades. Tratamos de hacer ruido, pero es dif¨ªcil, porque somos peque?os. Es como David contra Goliat¡±, explica Mathilde Thomas. Quiz¨¢ no recuerda c¨®mo termina el pasaje b¨ªblico.
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