De c¨®micos y pol¨ªticos

Los que vivimos durante mucho tiempo la dictadura franquista nos emocionamos al tener por fin la oportunidad de poder disfrutar de un r¨¦gimen democr¨¢tico. Nos parec¨ªa excelente que personas de nuestro entorno se prestasen voluntariamente para representarnos en las tareas de dirigir los destinos de Ayuntamientos, regiones o la naci¨®n. Lo consideramos un esfuerzo desinteresado, un sacrificio tal vez en pro del bienestar de los ciudadanos. Tras 37 a?os de democracia, aquellos amigos, compa?eros y colegas se han acomodado en sus poltronas de dirigentes, convencidos de la superioridad de su casta y de la perpetuidad de sus cargos. Les debemos pleites¨ªa y su pensamiento es el ¨²nico razonable y v¨¢lido. Toda su actividad parece destinada a que la situaci¨®n creada se per-pet¨²e en el tiempo para que no caigan de su pedestal y de sus privilegios.

Como coletazos de la entrega de los Premios Goya de cinematograf¨ªa, o¨ª decir al se?or Mart¨ªnez Pujalte que los actores eran extraordinarios como actores, pero como pol¨ªticos, un desastre. No pod¨ªa echarles mejor piropo. Es decir, los c¨®micos cumplen a la perfecci¨®n con su profesi¨®n de c¨®micos: no son pol¨ªticos. Pero el se?or Mart¨ªnez Pujalte en vez de pol¨ªtico, que es para lo que se le paga, se ha metido a hacer de c¨®mico y claro, un pol¨ªtico tampoco puede ser c¨®mico.¡ª Manuel Cojo Marcos.