Una aparente utop¨ªa

Se legisla sobre lo divino y lo humano en vez de ense?ar a los ni?os qu¨¦ es lo que no deben hacer cuando sean adultos.

A estas alturas, la ¨²nica ley que deber¨ªa proclamarse desde las Naciones Unidas es la derivada de su propio nombre, o sea, la que suprimiese todas las fronteras. Eso implicar¨ªa un parlamento ¨²nico, integrado proporcionalmente por miembros de todos los pa¨ªses actuales. Obligar¨ªa al desarme general de los mismos, con penas severas para quienes siguiesen teniendo armas o se negasen a entregarlas para su destrucci¨®n. Eso no acabar¨ªa con las peculiaridades y costumbres de las comarcas, provincias, regiones y naciones; al contrario, quiz¨¢ se exaltar¨ªa m¨¢s lo peculiar, pero no esgrimi¨¦ndolo como derecho al separatismo, fuente inagotable de las guerras que en el mundo han sido.

Instemos a la ONU a trabajar en este sentido. Los obst¨¢culos son innumerables y, por tanto, es tarea complicada, para dos o m¨¢s generaciones, pero no imposible. Nuestro globo, flotando en el universo y ya con serios problemas, no debe seguir troceado. Ah, un ej¨¦rcito universal sin armas de fuego para mantener el orden y sobre todo una verdadera justicia igual para todos, sin distinci¨®n de razas ni de cargos.¡ª Andr¨¦s Ruiz Tarazona.