Esta vez es diferente
Estas elecciones europeas ser¨¢n diferentes de las anteriores, pero existe un gran desacuerdo sobre en qu¨¦ sentido lo ser¨¢n
Estas elecciones europeas ser¨¢n diferentes de las anteriores. En esto todo el mundo parece estar de acuerdo. De hecho, este es el eslogan de campa?a elegido por el Parlamento Europeo. Pero, a la vez, existe un gran desacuerdo sobre en qu¨¦ sentido ser¨¢n diferentes.
Para los optimistas irredentos, generalmente acuartelados en las instituciones europeas sitas en Bruselas, esta vez ser¨¢n diferentes porque, por primera vez, 390 millones de europeos ser¨¢n convocados a las urnas para elegir no solo un parlamento, sino un presidente de la Comisi¨®n Europea. Para contrarrestar la desafecci¨®n hacia Europa y la lejan¨ªa con la que se perciben las instituciones europeas, los partidos pol¨ªticos europeos se han puesto de acuerdo para que esta vez los votantes sepan qui¨¦n de los candidatos de cada familia pol¨ªtica optar¨¢ a la Presidencia de la Comisi¨®n Europea. Habr¨¢ pues un candidato socialista (el alem¨¢n Schulz), uno conservador (que se designar¨¢ el fin de semana que viene en Dubl¨ªn), un liberal (el belga Verhofstadt), uno verde (el t¨¢ndem Bov¨¦-Keller) y uno de Izquierda Europea (el griego Tsipras).
Muchos ciudadanos sienten que, con la crisis, la democracia se ha ido vaciando de contenido en el ¨¢mbito nacional
En principio, es una buena idea porque muchos ciudadanos sienten que, con la crisis, la democracia se ha ido vaciando de contenido en el ¨¢mbito nacional, pues las decisiones que verdaderamente importan no se toman en casa sino en otros sitios; Bruselas, Fr¨¢ncfort, Berl¨ªn. Si la democracia, evanescente en casa, reaparece con fuerza en Bruselas, entonces los ciudadanos se reconciliar¨¢n con la idea europea. ?Y qu¨¦ mejor que la apariencia de un Gobierno y de un Parlamento en el ¨¢mbito europeo para transmitir la idea de que, por fin, alguien elegido est¨¢ al mando de la crisis y tiene poder de decisi¨®n?
Otros se?alan que esta innovaci¨®n institucional es insuficiente, llega demasiado tarde y no lograr¨¢ revertir el auge del populismo euroesc¨¦ptico. Como se?al¨® el jueves en Madrid el ex primer ministro italiano, Enrico Letta, lo que diferencia esta elecci¨®n de otras anteriores es el peso de los populistas euroesc¨¦pticos, que seg¨²n las encuestas lograr¨ªan entre el 20 y el 25% de los votos. Pero medir la eventual victoria de los populistas euroesc¨¦pticos por su n¨²mero de esca?os en el Parlamento Europeo es un error. Primero, porque despu¨¦s del 25 de mayo, socialistas, populares y liberales, que son las fuerzas que tradicionalmente han sostenido la integraci¨®n europea, seguir¨ªan disfrutando de una amplia mayor¨ªa en el Parlamento Europeo.
Segundo, porque a estos grupos no les interesa el Parlamento Europeo, al que desprecian. Su objetivo es hacerse fuertes en las capitales nacionales y condicionar desde all¨ª las pol¨ªticas europeas de los Gobiernos. El euro y la libre circulaci¨®n de personas constituyen, hoy por hoy, el n¨²cleo de la identidad europea: sin ellos no hay Europa. Por eso son el enemigo principal de los populistas. Y por eso estas elecciones son diferentes.
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