El imperio de Putin
La invasi¨®n rusa de Crimea es el ejemplo m¨¢s brutal de una agresi¨®n en tiempos de paz en Europa desde la ocupaci¨®n nazi de los Sudetes. Si Occidente no reacciona, los l¨ªderes democr¨¢ticos lamentar¨¢n su inacci¨®n
La invasi¨®n de Crimea por parte de Rusia es el ejemplo m¨¢s brutal de una agresi¨®n en tiempos de paz que Europa haya presenciado desde que la Alemania nazi invadiera los Sudetes en 1938. Hoy tal vez prevalezca la idea de minimizar las ¡°lecciones de M¨²nich¡±, cuando Neville Chamberlain y ?douard Daladier apaciguaron a Hitler al acceder a su reivindicaci¨®n sobre Checoslovaquia. Pero si Occidente consiente la anexi¨®n de Crimea ¡ªla segunda vez que el presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, le roba un territorio a un Estado soberano, despu¨¦s de la invasi¨®n rusa de las regiones de Abjazia y Osetia del Sur en 2008¡ª, los l¨ªderes democr¨¢ticos de hoy sin duda lamentar¨¢n su inacci¨®n.
En las capitales occidentales, la respuesta hasta ahora ha sido contradictoria. Los castigos que est¨¢n en consideraci¨®n ¡ªla expulsi¨®n del G-8, por ejemplo¡ª ser¨ªan rid¨ªculos si la amenaza a la paz de Europa no fuera tan grave. Putin ve la desintegraci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica como la mayor cat¨¢strofe de los tiempos modernos, y ha intentado inexorablemente reconstruir el imperio perdido de Rusia. Si Occidente pretende que se le tome en serio, necesita actuar tan decididamente como Putin.
Los muchos ¨¦xitos de Putin en su proyecto imperial se han producido pr¨¢cticamente sin costes. Su Comunidad Econ¨®mica Eurasi¨¢tica ha acorralado en terreno ruso a Estados ricos en recursos energ¨¦ticos como Kazajist¨¢n, Uzbekist¨¢n y Turkmenist¨¢n. Georgia fue desmembrada en 2008. El Gobierno de Armenia fue presionado para que rechazara la oferta de la Uni¨®n Europea de un Acuerdo de Asociaci¨®n.
Las sanciones econ¨®micas har¨ªan ver
a la poblaci¨®n rusa el coste de permitir esta agresi¨®n imperialista
Hoy el mayor premio geoestrat¨¦gico de todos ¡ªUcrania¡ª puede caer en manos de Putin. Rusia sin Ucrania, escribi¨® el exasesor de seguridad nacional de Estados Unidos Zbigniew Brzezinski, ¡°deja de ser un imperio, pero Rusia con Ucrania sobornada y luego subordinada, autom¨¢ticamente se convierte en un imperio¡±. Y como la gran mayor¨ªa de los ucranios no tienen ning¨²n deseo de sumarse al imperio de Putin, podemos estar seguros de que el Estado que Putin va a liderar de ahora en adelante ser¨¢ un Estado altamente militarizado, como la Uni¨®n Sovi¨¦tica pero sin el Partido Comunista en el poder.
Dado el nivel de temeridad de Putin, la respuesta del mundo debe ser proporcional. Cancelar cumbres, acuerdos comerciales o la participaci¨®n en conversaciones diplom¨¢ticas como el G-8 no basta. S¨®lo aquellas acciones que impongan sanciones econ¨®micas tangibles que afecten a los ciudadanos rusos ¡ªque, despu¨¦s de todo, han votado por Putin una y otra vez¡ª ofrecen alguna esperanza de alejar al Kremlin de su carrera expansionista.
?Qu¨¦ sanciones podr¨ªan funcionar? Primero, Turqu¨ªa deber¨ªa cerrar los Dardanelos a los buques rusos, como lo hizo despu¨¦s de la guerra entre Rusia y Georgia en 2008. En aquel momento, Turqu¨ªa cerr¨® el acceso al Mar Negro para impedir que Estados Unidos interviniera, aunque Estados Unidos, ahora es evidente, no ten¨ªa ninguna intenci¨®n de hacerlo. Hoy, deber¨ªa cerrar los estrechos turcos no s¨®lo a los buques de guerra rusos, sino a todos los nav¨ªos comerciales con destino a los puertos de Rusia en el Mar Negro. El impacto en la econom¨ªa de Rusia ¡ªy en las pretensiones militares de Putin¡ª ser¨ªa considerable. Turqu¨ªa tiene autorizaci¨®n para cerrar los Dardanelos seg¨²n una enmienda de 1982 a la Convenci¨®n de Montreux de 1936. De hecho, Turqu¨ªa podr¨ªa perfectamente darle la vuelta a la justificaci¨®n de Putin para invadir Crimea ¡ªque est¨¢ protegiendo a los rusos que residen all¨ª¡ª si dijera que est¨¢ protegiendo a sus parientes t¨¢rtaros que, dado el mal trato que Rusia les infligi¨® en el pasado, desean permanecer bajo gobierno ucranio.
Ucrania entreg¨® sus armas nucleares en 1994 porque se le garantiz¨® su integridad territorial
El ministro de Relaciones Exteriores turco, Ahmet Davutoglu, cambi¨® el rumbo de su avi¨®n en pleno vuelo esta semana para dirigirse a Kiev y ofrecer ayuda al nuevo Gobierno interino. El primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, que no es ning¨²n pusil¨¢nime, como Putin bien sabe, deber¨ªa respaldar ese gesto de apoyo cerrando inmediatamente los estrechos a los buques rusos hasta que Putin retire todas las tropas en Crimea y las lleve a sus bases en Sebastopol o a territorio ruso. Y la OTAN deber¨ªa ofrecer a Turqu¨ªa la garant¨ªa del Art¨ªculo 5 [sobre compromiso de defensa colectiva] en caso de que Rusia pretendiera amenazarla.
Segundo, el presidente estadounidense, Barack Obama, deber¨ªa imponer el tipo de sanciones financieras a Rusia que le impuso a Ir¨¢n por su programa nuclear. Aquellas sanciones han paralizado la econom¨ªa iran¨ª. De la misma manera, impedir el acceso al sistema financiero estadounidense a cualquier banco que haga negocios con un banco o compa?¨ªa rusos crear¨ªa el tipo de caos econ¨®mico que se vio por ¨²ltima vez en Rusia inmediatamente despu¨¦s de la ca¨ªda del comunismo. La poblaci¨®n rusa debe tener claro que permitir que Putin ¡ªcuyo principal reclamo es que puso fin a la penuria de los primeros a?os postsovi¨¦ticos¡ª siga adelante con su agresi¨®n imperialista le saldr¨¢ muy caro.
Tercero, Obama deber¨ªa recordarles a los chinos su inter¨¦s en la estabilidad eurasi¨¢tica. Putin puede considerar la desintegraci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica como una tragedia, pero para China fue el mayor regalo geoestrat¨¦gico que se pueda imaginar. De un plumazo, el imperio que hab¨ªa robado millones de hect¨¢reas de territorio chino a lo largo de los siglos, y que amenaz¨® a la Rep¨²blica Popular con una aniquilaci¨®n nuclear, simplemente se esfumaba.
Pronto comprobaremos en la ONU si China es, como pretende, un actor responsable en la comunidad internacional
Desde entonces, los Estados independientes de Asia central, y hasta Ucrania, se han convertido en importantes socios comerciales para China. Las conquistas de Rusia en Georgia desagradaron considerablemente a China, como se pudo comprobar en la cumbre de posguerra de la Organizaci¨®n de Cooperaci¨®n de Shangh¨¢i (SCO, por sus siglas en ingl¨¦s), una agrupaci¨®n regional que re¨²ne a los pa¨ªses exsovi¨¦ticos que comparten fronteras con China y Rusia. Rusia presion¨® a esta organizaci¨®n para que reconociera la independencia de Abjazia y Osetia del Sur. Pero la SCO se resisti¨®. Los miembros de Asia central del grupo ¡ªKazajist¨¢n, Kirguist¨¢n, Tayikist¨¢n y Uzbekist¨¢n¡ª no le habr¨ªan hecho frente al Kremlin sin el respaldo de China.
Hoy, sin embargo, el presidente chino, Xi Jinping, tal vez necesite ser menos cr¨ªptico en su respuesta al atrevimiento de Putin. De hecho, pronto se comprobar¨¢ en Naciones Unidas si China es, como pretende, un actor responsable en la comunidad mundial. ?Respaldar¨¢ el evidente desprecio de Putin al derecho internacional o apoyar¨¢ la integridad territorial de Ucrania?
Existen otras medidas punitivas posibles. Se pueden denegar y cancelar los visados a todos los funcionarios rusos. Se pueden congelar activos, sobre todo los blanqueados por oligarcas cercanos a Putin. S¨®lo cuando el dolor se torne intolerable, particularmente para la ¨¦lite, la Kampf [la lucha] de Putin ser¨¢ derrotada.
El precio de la inacci¨®n es elevado. Infinidad de pa¨ªses, desde Jap¨®n hasta Israel, dependen del compromiso de Estados Unidos de actuar de manera contundente contra los ataques graves a la paz. Es m¨¢s, cuando Ucrania entreg¨® sus armas nucleares en 1994, lo hizo bajo el acuerdo expreso de que Estados Unidos (y el Reino Unido, Francia y Rusia) garantizar¨ªan su integridad territorial. Si Rusia se anexara Crimea, nadie deber¨ªa contradecir a Ucrania si volviera a nuclearizar r¨¢pidamente su sistema de defensa (todav¨ªa tiene la capacidad tecnol¨®gica para hacerlo).
Cuando Chamberlain regres¨® de M¨²nich, Winston Churchill dijo: ¡°Le fue conferida la opci¨®n entre la guerra y el deshonor. Usted eligi¨® el deshonor y tendr¨¢ la guerra¡±. Obama y otros l¨ªderes occidentales se enfrentan a una disyuntiva similar. Y si eligen el deshonor, podemos estar seguros de que un Putin envalentonado, al final, les acabar¨¢ dando m¨¢s guerra.
Charles Tannock es miembro del Comit¨¦ de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo.
? Project Syndicate, 2014.
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