¡°En la monta?a busco ¨¦xtasis y serenidad¡±
Kilian Jornet, catal¨¢n de 26 a?os, corredor de monta?as y elegido por National Geographic aventurero del a?o, afronta su reto de ascender y descender las grandes cumbres del planeta en el menor tiempo posible
![](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/Q6S4AOY3I57T3GEOCS5D772RNI.jpg?auth=9cd76828d503b9f9d76d805854697cd36710c3d6fb289848ec70bb647a30d94e&width=414)
Afilado y con pasos de bailar¨ªn, por el tibio hielo de Tromso, a 50 kil¨®metros de donde nos encontramos con ¨¦l y donde vive medio aislado en Lyngen entre los fiordos noruegos, Kilian Jornet camina por el mundo discretamente. Como si no fuera con ¨¦l que la revista National Geographic haya elegido ¡°aventurero del a?o¡± a este corredor de monta?as, como si formara parte de un proyecto profesional com¨²n su actual reto ¨Ccoronar en cuatro a?os con r¨¦cords el tiempo de subida y bajada de las grandes cimas del planeta, Aconcagua y Everest incluidas¨C, este muchacho criado a 2.000 metros de altura en la Cerda?a catalana junto a su padre, guarda de refugio en Cap de Rec; su madre, maestra de escuela, y su hermana, tambi¨¦n miembro del equipo de esqu¨ª de monta?a, se da la justa importancia y ve m¨¢s dificultad en escribir un libro o pintar un cuadro que en ascender al Mont Blanc y bajarlo con una marca hist¨®rica de 4 horas y 57 minutos. A los 5 a?os subi¨® al Aneto, con 10 cruz¨® de costa a costa los Pirineos. ?D¨®nde est¨¢ su l¨ªmite a los 26? Ni ¨¦l mismo lo sabe.
Cuando, en uno de tantos documentales en los que aparece, se le ve a usted en coche, da la impresi¨®n de aburrirse. Depende. Lo bueno de viajar en coche es que llegas a muchos sitios; lo malo son los trayectos. O pones m¨²sica, o te entretienes con el paisaje, o vas tirando de caf¨¦s para no dormirte.
Quiero decir que los paisajes a mano, cotidianos, de la mayor¨ªa de la gente no le impresionan. Supongo que es porque yo nac¨ª en la monta?a, estoy habituado a ella y encima es algo muy cambiante. Lo necesito y me siento arropado por esos terrenos donde no se ven seres humanos. Adem¨¢s, la ciudad, m¨¢s que aburrirme, me es extra?a.
?D¨®nde se siente a gusto? ?Donde cualquiera experimenta miedo? En espacios abiertos. Unos se sienten arropados por otros, por costumbre, por seguridad. A m¨ª, ciertas voces, ciertos ruidos de la ciudad, me producen inseguridad, necesito procesarlo.
Cuesti¨®n de conocer el terreno. Y de no asumir riesgos. Lo mismo que no te expondr¨ªas al tr¨¢fico en mitad de la Gran V¨ªa, en el monte no afrontas seg¨²n qu¨¦ cosas cuando lo conoces.
No me encuentro bien en sociedad, en una ciudad no podr¨ªa descansar¡±
Lo dice el mismo que provoc¨® la protesta de un concejal de Chamonix, en los Alpes franceses, enfadado con usted por subir al Mont Blanc en zapatillas de deporte. ?Qu¨¦ pas¨®? Chamonix es muy particular, muy tradicional. Cuando alguien emprende asuntos fuera de norma, le critican. All¨ª, en el centro del alpinismo tradicional, esos cambios obtienen m¨¢s eco. A m¨ª me gusta el dinamismo y la sencillez. Hay veces que lo m¨¢s sencillo conlleva mayores complicaciones. Es importante sufrir percances porque es de ellos de los que sacas conclusiones. ?Ganar? Muy bien. Pero no aprendes nada. Cuando pierdes, analizas los porqu¨¦s, empiezas a reaccionar.
?Me quiere decir que debe primar la desconfianza? M¨¢s que la desconfianza, el respeto. Saber que, por muy fuertes que nos sintamos, por muchas capacidades t¨¦cnicas y experiencia, el ser humano es un cr¨ªo comparado con la naturaleza. No podemos ir por ah¨ª con actitud prepotente, a la larga te metes una hostia que¡
Sin embargo, ese mensaje de humildad parece contradictorio en figuras como usted. A lo que se dedican, aparte de retarse a s¨ª mismos, es a poner a prueba entornos. Con soberbia, si me permite. Bueno, m¨¢s que soberbia, con la eterna duda de por qu¨¦ necesitamos ejercer estas actividades que conllevan tanto riesgo.
Eso. ?Por qu¨¦? No es soberbia. Nadie quiere morir, ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil obtener reconocimiento con menor dificultad, es un impulso interior.
?De qu¨¦ tipo? Pueden ser muchos. Cada cual posee sus habilidades, pero dentro de eso, uno mide sus posibilidades, sus l¨ªmites.
El monta?ismo es muy rom¨¢ntico, buc¨®lico, pero debes ser fr¨ªo¡±
?F¨ªsicos o mentales? Ambos. Y existe un momento en el que se juntan los dos. Cuanto m¨¢s entrenas, m¨¢s convergen. F¨ªsicamente llegas m¨¢s lejos, y eso te hace saltar barreras. Hasta alcanzar un punto. ?Cu¨¢l es? Debes saber avistarlo para no pasarte. Pero nunca llegas a ¨¦l. Si no, morir¨ªas.
?No rompe nunca el l¨ªmite? El l¨ªmite, no. Las barreras, s¨ª. Yo lo intuyo. Debes ser muy consciente y honesto para identificarlo. Lo ves en la vida. Mira en Ceuta, aquellos que no ten¨ªan miedo a morir para pasar al otro lado de la frontera. De esas batallas internas hablo. Desconocemos las razones de cada cual para superar l¨ªmites. En algunos pueden venir de nacimiento, en la ni?ez.
En su caso, ya entonces le ense?aron a ir a por todas. Con 5 a?os escal¨® usted el Aneto. Con 10 atraves¨® los Pirineos de punta a punta. Cuando eres ni?o, se transforma en un juego.
Ser¨¢ para usted. No hay muchos ni?os que suban al Aneto con 5 a?os. No, pero porque sus padres no los llevan. De hecho, no lo recuerdo. Lo que me qued¨® en la memoria es que, al bajar, mont¨¦ por primera vez en bici de dos ruedas. Para m¨ª eso era m¨¢s excepcional.
A ver, a ver: lo que para usted era normal, para el resto significa algo excepcional, y al rev¨¦s. O ir a la playa, me acuerdo de eso. Cuando lleg¨¢bamos en verano a casa de los abuelos, en San Pol de Mar. Una semana, muy raro. Agua, calor, arena.
O a unos grandes almacenes, ?lo ha probado? Pocas veces. Cuando yo iba a la monta?a, sub¨ªamos buscando piedras o flores. No te das cuenta de qu¨¦ monta?a es, no le das importancia.
El debate real no es el independentismo. Es qu¨¦ tipo de sociedad global quieres construir sea en Espa?a, Catalu?a o Europa"
O cuando su madre, N¨²ria, les llevaba a escuchar los sonidos del bosque. ?C¨®mo eran? Al principio nos agarr¨¢bamos a sus piernas. Poco a poco nos ¨ªbamos acostumbrando a los ruidos en mitad de la oscuridad de ciertos animales o el crujir de los elementos por el cambio de temperatura, la madera cuando se contrae; as¨ª vas perdiendo el miedo.
?Recuerda esas sensaciones cuando se encuentra solo en la monta?a? Cuando est¨¢s y no lo has planeado, a veces se me presentan, pero muchas otras busco esa soledad. Los recuerdos anteriores en situaciones de riesgo te relajan. Sabes c¨®mo lo puedes superar. Yo tengo la tensi¨®n muy baja y pocas veces me estreso. Eso s¨¦ que salva vidas. No llegar a bloquearte ayuda. Lo contrario paraliza y supone peligro. Necesitas ser muy racional y muy fr¨ªo. El monta?ismo es muy rom¨¢ntico, buc¨®lico, buscas sensaciones interiores, pero debes ser fr¨ªo. La monta?a no acaba con nadie porque no le guste, sino por culpa de uno.
?Not¨® que se le derret¨ªa esa frialdad cuando su compa?ero Stephane Brosse muri¨® a escasos cent¨ªmetros de usted? S¨ª. Me salv¨¦ por poco. Yo estaba en tierra firme, al l¨ªmite; ¨¦l no, y cay¨® dentro de la grieta de hielo. Al principio fue un caos, yo me limit¨¦ a pedir ayuda de la forma m¨¢s efectiva, pero cuando todo pas¨®, empiezas a pensar en su familia, en sus hijos, su mujer estaba embarazada. Vivirlo te coloca en otro plano.
Experiencia para la conciencia. Es eso, quiz¨¢ sutil, pero marca una diferencia grande. Pasa de ser un juego a algo serio. Si no te ha tocado la muerte al lado, no pasa de ser un aspecto lejano, abstracto, pero al cobrar realidad, te das cuenta de lo que significa.
?Aminor¨® los riesgos desde entonces? He seguido haciendo lo mismo. Muchas veces me pregunto por qu¨¦. ?Por egocentrismo? ?Es una estupidez? ?Un juego? No lo s¨¦, lo que no hay duda es de que necesito hacerlo.
?Es el sentido de su vida? Uno de ellos; quiz¨¢ si lo dejara podr¨ªa ser feliz, pero plante¨¢rmelo ahora ser¨ªa mentirme a m¨ª mismo.
Ser Tint¨ªn
Kilian Jornet (Sabadell, 1987) quer¨ªa ser de peque?o Tint¨ªn. Quiz¨¢ a estas alturas ya lo haya superado. Sus aventuras pueden leerse en los dos libros que lleva publicados ¨CCorrer o morir y La frontera invisible¨C o los dos documentales que hasta la fecha le han dedicado a quien ha sido elegido aventurero del a?o por la revista National Geographic. Ah¨ª cuenta c¨®mo para llegar en 2015 a subir y bajar el Everest en un d¨ªa, sin expedici¨®n detr¨¢s que lo apoye, antes ha pulverizado la marca del Mont Blanc, el monte Cervino (en Italia), el Kilimanjaro y el Elbrus ruso. Es su ¨²ltimo proyecto: Summits of my life, las cimas de su vida. Pero tambi¨¦n ha ganado ya la Copa del Mundo de esqu¨ª de monta?a, as¨ª como medallas de oro de carreras de monta?a.
Cuando usted tenga hijos, si entra en sus planes, ?se lo pensar¨¢ dos veces antes de asumir ciertos riesgos? Creo que s¨ª. Aunque seguir¨¦ haci¨¦ndolo de manera natural. Ahora hay d¨ªas que tambi¨¦n me pasa. Siento que no debo meterme en ciertas cosas y no las llevo a cabo. Cuando tenga hijos, influir¨¢. Existen compa?eros m¨ªos que no quieren tener hijos porque creen que el d¨ªa que nazcan dejar¨¢n este mundo. Hay otros que no.
Eso que a veces le tira para atr¨¢s, ?es el instinto? S¨ª, es el instinto. Y lo debes seguir, aunque las condiciones sean perfectas. Si algo te nubla, no lo hagas.
Debe de haber mucha gente dentro de los deportes de riesgo que le tenga man¨ªa porque, de alguna forma, usted ha derribado varios mitos, varias leyendas. ?Lo siente as¨ª? Bueno, muchos explotan eso. El alpinismo vive del miedo, y no deber¨ªa ser as¨ª.
?Ve como es usted un tanto soberbio! ?Al demonio con el miedo! Es que no me gusta eso. Y lo que planteas ahonda en lo parad¨®jico. A nadie le gusta acudir a la monta?a a sufrir, y no hablamos de otra cosa cuando hacemos un libro o una pel¨ªcula.
Normalizar la monta?a debe de tener delito para algunos. Es dif¨ªcil, pero, como todo, si te preparas, menos. Ahora mismo, todo el mundo puede conseguir cosas. Se da m¨¢s importancia al objetivo que al camino para llegar. Puedes conseguirlo todo, subir al Mont Blanc, tirarte en parapente, ir a Las Vegas, cosas dispares¡ Eso es posible, pero no de la manera que a m¨ª me gusta. Puedes subir al Mont Blanc pagando un gu¨ªa y acabar la experiencia sin tener ni puta idea de lo que es. Ir tachando¡ pero sin afrontar nada en profundidad. Uno no puede sentir una monta?a si no te ha costado. Aprender eso requiere tiempo.
?Qu¨¦ le queda para coronar el proyecto de las cimas de su vida? El McKinley, el Aconcagua y el Everest.
?Subirlas y bajarlas en tiempo r¨¦cord? S¨ª. Vamos a ver: el McKinley tiene la dificultad del fr¨ªo; el Aconcagua es alto, pero no deja de ser una cuesta, y el Everest, pues habr¨¢ que subir y bajar desde el ¨²ltimo pueblo sin campamentos ni sherpas. La primera vez que lo intentemos no va a salir, pero quiz¨¢ a la segunda o a la tercera. Subir y bajar. Necesitas mucho entrenamiento, pero no un equipo alrededor ni una expedici¨®n.
Despu¨¦s, ?qu¨¦ se plantea? No s¨¦. La monta?a m¨¢s bonita siempre es la que vendr¨¢ al d¨ªa siguiente. ?Cosas para hacer? Infinidad¡
?De d¨®nde saca el dinero para sus proyectos? Con patrocinadores que me esponsorizan, tratando de mantener nuestra libertad, algo para lo que nos ayuda mucho la comercializaci¨®n de libros y DVD; tambi¨¦n con venta de derechos, crowdfunding¡
?A qu¨¦ hora se levanta? Sobre las siete.
?Qu¨¦ desayuna? No mucho, me cuesta por la ma?ana. Afortunadamente, a mi pareja le gusta hacer pan, pastas. Siempre hay alguna galleta por ah¨ª que me tomo con agua o zumo. Dicen que no es bueno desayunar poco, pero a m¨ª me ha ido muy bien.
Despu¨¦s entrena. Entre tres y cinco horas.
Si apenas desayuna, ?qu¨¦ hace? ?C¨®mo resiste? Te acostumbras. Luego como pasta, arroz, verduras, pescado. Carne, poca; mi madre era vegetariana y nos acostumbr¨®. Por la tarde entreno otro poco. Una hora o dos. En invierno esqu¨ªo, en verano corro.
![Jornet durante una jornada de carrera de monta?a en Chamonix.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/JX2CKOE3FZCPNPE76F7ZLD3N7I.jpg?auth=d73ae1ce1fb878105c4fa6c38015c9bf834de2ac5321c94b3451c33d81f623d8&width=414)
?C¨®mo descansa? Leyendo. Soy muy activo. Me gusta la soledad y el silencio, pero no estar parado. No me encuentro bien en sociedad, en una ciudad me ser¨ªa imposible descansar, mi casa est¨¢ apartada, aqu¨ª en Lyngen (Noruega) tampoco poseo muchas cosas, todo lo que tengo cabe en dos maletas.
?Incluso los libros? Eso que usted lee y mucho. De Borges para abajo, nada se le resiste. Como todo el mundo.
No, como todo el mundo, no. ?Le ayuda Borges, por ejemplo, a comprender el mundo en sus l¨ªmites? S¨ª, aunque lo nuestro es muy estoico. Y m¨ªstico. Bueno, leer y subir monta?as son, ambas cosas, viajes interiores.
?Leer ¡®Guerra y paz¡¯ es tan dif¨ªcil como escalar un pico? Las batallas que se describen ah¨ª pueden servirte para vencer las tuyas internas. Me gusta Tolst¨®i.
?Qui¨¦n, fuera de lo testimonial, le explica mejor lo que usted hace? Herman Hesse. Siddhartha o El Principito, un libro para todas las edades de la vida, obras que se adaptan a las realidades de cada una de nuestras experiencias, que ensanchan nuestros puntos de vista. De todas formas, soy muy variado: ahora estoy alternando Libertad, de Jonathan Franzen, con El tiempo entre costuras y Alessandro Baricco, del que me encant¨® Seda.
Escuch¨¦ a un franc¨¦s que le describ¨ªa a usted como a un buen salvaje. Capaz de subir con lo m¨ªnimo, sin artificios. ?Se ha sofisticado demasiado la monta?a? El mundo se ha sofisticado. A Noruega he venido buscando eso precisamente, lo contrario a los Alpes franceses, donde todo ya es accesible. Aqu¨ª no hay ni caminos. Los seres humanos, como material f¨ªsico, estamos muy mal dise?ados. El chasis no es lo m¨¢s logrado, nos salva el cerebro. A m¨ª me gusta enfrentarme a la naturaleza con lo m¨ªnimo posible. Son mis valores e intento ser coherente con ellos.
Hablando de valores, ?es usted creyente o la monta?a le ha demostrado que no existe nada superior? No, no soy creyente. No niego el misticismo de la monta?a, pero no lo soy. Tampoco busco eso. Persigo la felicidad; si debemos buscar algo en la vida, es eso. Adem¨¢s, creo que la hallamos en el propio camino.
?C¨®mo? Uy, es complicado. Consiste en un equilibrio preciso entre una serenidad interior que promueve en nosotros estados de ¨¢nimo pac¨ªficos y momentos de ¨¦xtasis, de excitaci¨®n.
?Pero la felicidad est¨¢ m¨¢s cerca del ¨¦xtasis o de la serenidad? Del equilibrio entre ambos. Yo necesito el ¨¦xtasis que lo alimente, pero no todo el rato, no podr¨ªa vivir as¨ª, pero experimentarlos y luego bajar a la serenidad creo que es el secreto.
?Eso lo aplica a sus pulsiones f¨ªsicas? ?Alcanzar el l¨ªmite de su esfuerzo es el ¨¦xtasis, y el descanso, el equilibrio? El ¨¦xtasis puede llegar en muchos momentos, es como una droga. Lo buscas. Quiz¨¢ hace cinco a?os ven¨ªa tras ganar una carrera de copa del mundo y ahora no. Ahora lo encuentro ejecutando una bajada de esqu¨ª extremo, corriendo por una cima. Produce ahogo, adrenalina. Es el problema, yo lo reconozco, como una droga tras la cual te sientes bien y te felicitan. Pero no s¨¦ si eso es bueno o malo. Si gozas de equilibrio en tu vida, lo necesitas menos; si es tu ¨²nica salida, es cuando empieza a ser peligroso.
?A usted le pasa ahora eso? Yo lo necesito poco en este momento. Pero lo busco, me atrae. ?Cada cu¨¢nto? Pues cada tres o cuatro semanas, quiz¨¢ influye tambi¨¦n la edad, es el momento de perseguirlo ahora, con 26 a?os.
?Llega a ser, pongamos por caso, mejor que un orgasmo? S¨ª, s¨ª, s¨ª. Porque juegas con tu vida y es muy adictivo, se acerca a la ruleta rusa, experimentas el ahogo porque sabes que te juegas mucho, la vida, y una vez que terminas, todo lo llena la calma. La clave para que no te domine es saber meter el freno de mano.
Cuando se han roto tantas barreras f¨ªsicas y mentales, imagino que uno contemplar¨¢ al resto de la especie como diciendo: ¡°Pobrecitos¡±. ?Qu¨¦ le resulta admirable? Muchas cosas. Puedes convertirte en campe¨®n del mundo de cantidad de pruebas, pero no somos nada. Para ti puede ser grande, pero no. En cada deporte se baten marcas a diario, pero no s¨¦ matem¨¢ticas; cuando leo un libro que expresa las cosas mejor que uno mismo, digo: ¡°?Qu¨¦ cabr¨®n!¡±. Ante una pieza musical, me rindo; ante una pintura, lo mismo¡ Cosas que no ser¨¦ capaz de hacer jam¨¢s. El deporte es celo y competici¨®n, mejorar, superarte; en otros campos eso no se da tanto, admiras el arte y ya est¨¢.
Ante otros deportes que suponen la m¨ªnima parte de lo que usted logra, ?siente desprecio? El f¨²tbol, por ejemplo. Ya me parece est¨²pido que hayas venido de Madrid hasta aqu¨ª, al C¨ªrculo Polar ?rtico, para hacerme una entrevista a m¨ª cuando yo solo soy un t¨ªo que corre r¨¢pido. No tengo nada que decir, el deporte est¨¢ muy mitificado existiendo cient¨ªficos por ah¨ª. Que yo tenga m¨¢s reconocimiento que un buen profesor me parece una barbaridad. Mi madre es profesora de escuela p¨²blica y los problemas que tienen ahora por todo son inadmisibles.
?C¨®mo se ve la Espa?a de hoy desde la cima? Un cachondeo. No das cr¨¦dito. Parece una broma, no puedes ni explicarlo.
?Qu¨¦ le preocupa m¨¢s? La educaci¨®n, esos recortes a la calidad de lo p¨²blico. Es condenar el futuro y hay muy poca conciencia del porvenir. La ecolog¨ªa tambi¨¦n. Vivo en pa¨ªses mucho m¨¢s desarrollados que gastan mucho menos en energ¨ªa, como este. Y en pol¨ªtica¡
?Le inquieta la tensi¨®n independentista en Catalu?a? Bueno, el independentismo ha crecido porque existe un rechazo a la deriva de los ¨²ltimos a?os. Las pol¨ªticas en nuestro pa¨ªs han entrado en una din¨¢mica que queda aparte de la realidad del mundo. Por eso muchos no quieren participar de ese proyecto.
Pero eso siempre ha ocurrido en el nacionalismo vasco y catal¨¢n. En realidad no buscan la independencia. Sencillamente, por contagio fronterizo, prefieren parecerse a Francia que a Espa?a. ?Claro! Normal.
El problema de ahora, ?no tiene que ver con cierta insolidaridad nacionalista? Pareciera que Artur Mas, que fue quien primero aplic¨® recortes al Estado de bienestar, visto lo visto, para no tener un problema, ha aplicado una huida hacia delante cuando todo anda crudo. El debate real no es el independentismo. Es qu¨¦ tipo de sociedad global quieres construir sea en Espa?a, Catalu?a o Europa. Es imposible pensar localmente, hay que hacerlo globalmente. Tampoco hay que cometer el error de atacar las diferencias. Eso provoca rechazo. Lo mismo que algunas cuentas de la Transici¨®n. Se pasaron muchas cosas por alto; entre tanto trauma, no era f¨¢cil que todos de un d¨ªa para otro volvi¨¦ramos a ser amigos. A m¨ª no me parece bien que se puedan, a estas alturas, exhibir s¨ªmbolos del franquismo o la Falange; en Alemania est¨¢ perseguido eso con respecto al nazismo. El bien y el mal existen. La Transici¨®n fue pr¨¢ctica, pero persisten traumas que no se pueden pasar por alto. Los pa¨ªses serios han saldado ese pasado. A m¨ª no me gusta sentirme parte de eso, me da verg¨¹enza, m¨¢s viviendo fuera.?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
![Jes¨²s Ruiz Mantilla](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F6a8979ac-e7b3-4e49-a28d-8ef780472c20.jpg?auth=adca90b9344430353a3efa521c6f05b31de12fb2c013241bb04b919b8e0a8605&width=100&height=100&smart=true)