Realidad chanante
La realidad espa?ola se ha vuelto chanante y solo el arte, disfrazado en este caso de muy buena comedia, puede ponerla en jaque
A menudo me pregunto qu¨¦ reacciones provoc¨® la emisi¨®n el 5 de mayo de 2002 del primer episodio de ¡®La hora chanante¡¯; por entonces no viv¨ªa en Espa?a, de modo que mi descubrimiento del humor chanante se produjo en dos sentidos: hacia atr¨¢s, viendo fragmentos en YouTube (una plataforma con la que los ¡®chanantes¡¯ tienen una relaci¨®n de amor-odio), y hacia delante, con ¡®Muchachada nui¡¯, ¡®Museo Coconut¡¯ y los proyectos individuales de sus componentes. Mi perspectiva, en ese sentido, est¨¢ viciada: para cuando llegu¨¦ a Espa?a (en marzo de 2008), expresiones como ¡®gayer¡¯, ¡®repeinao¡¯, ¡®gambitero¡¯, ¡®entreteto¡¯, ¡®a cascoporro¡¯, ¡®pataliebre¡¯, etc¨¦tera, formaban parte ya del habla cotidiana espa?ola, y la revoluci¨®n chanante parec¨ªa haber dejado paso a una nueva normalidad.
Esa normalidad, por supuesto, era solo aparente, ya que no hay nada normal en el humor chanante, entre otras cosas porque no parece tener como punto de partida el tradicional (televisivo o teatral, poco importa), sino las pr¨¢cticas de las vanguardias hist¨®ricas, m¨¢s espec¨ªficamente el ¡®d¨¦tournement¡¯ situacionista. La repetici¨®n con distancia cr¨ªtica opera en ¡®Retrospecter¡¯, en un tipo de imitaci¨®n cuya legitimaci¨®n no radica en la fidelidad, sino en el distanciamiento del personaje (un distanciamiento que, parad¨®jicamente, establece un trato ¨ªntimo con el personaje imitado, como cuando cierto escritor espa?ol compara una novela suya con ¡®El hombre sin atributos¡¯, de Robert Musil, y se jacta: ¡°Si no tiene atributos, dudo de que sea un hombre. Yo, por lo menos, tengo unos cojonazos¡¡±), en la atribuci¨®n de ideas retr¨®gradas a personajes adorables como El Bonico del T¨® y Marcial Ruiz Escribano. La reciente edici¨®n ¨ªntegra de ¡®Muchachada nui¡¯ en DVD permite pensar estas cosas y hacer una constataci¨®n, tal vez banal: la de que la realidad espa?ola se ha vuelto chanante y que solo el arte (disfrazado en este caso de muy buena comedia) puede ponerla en jaque.
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