Consejos que matan
Si nadar en un mar de dudas fuera deporte ol¨ªmpico, todos los grandes escritores de este mundo habr¨ªan ganado una medalla
Si nadar en un mar de dudas fuera deporte ol¨ªmpico, todos los grandes escritores de este mundo habr¨ªan ganado una medalla, porque el verdadero talento es perfeccionista y nunca las tiene todas consigo. Por eso cuando un autor deja leer su manuscrito a alguien, la opini¨®n que le den puede ser muy beneficiosa o muy da?ina. Hay consejos que matan y afortunadamente tambi¨¦n hay quien no los sigue: por ejemplo, Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez cuando Guillermo de Torre, director literario de la editorial Losada, le mand¨®, tras leer su primera novela, La hojarasca, una nota en la que le recomendaba ¡°que se olvidase de las novelas y se dedicara a la poes¨ªa¡±. No es el ¨²nico: el premio Nobel franc¨¦s Andr¨¦ Guide rechaz¨® En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust, por aburrida; a George Orwell le devolvieron Rebeli¨®n en la granja argumentando que ¡°es imposible vender historias de animales en Estados Unidos¡±, y a Rudyard Kipling, su obra m¨¢s c¨¦lebre, El libro de la selva, con esta nota: ¡°Lo lamentamos, se?or, pero usted, sencillamente, no sabe ingl¨¦s¡±.
El poeta W. H. Auden no fue tan lejos cuando su amigo J. R. Tolkien le entreg¨® el original del ¨²ltimo tomo de El se?or de los anillos, pero s¨ª que le envi¨® una carta en la que le aconsejaba eliminar del final del relato la historia de amor entre el rey Aragorn y la elfa Arwen, por considerarla ¡°absolutamente innecesaria y superficial¡±. Esa carta, hasta ahora in¨¦dita, se va a subastar el 19 de marzo en Londres y har¨¢ pensar a los seguidores de Tolkien: ?qu¨¦ habr¨ªa ocurrido si hubiera hecho caso a su ilustre colega? No lo hizo, porque, seg¨²n se puede leer en otra carta que el creador de El Hobbit le mand¨® a su editor, Rayner Unwin, ¨¦l consideraba ese episodio ¡°una conmovedora alegor¨ªa de la esperanza¡±.
Otra de sus editoras, Janet Johnson, nos dice desde Londres que en las oficinas de George Allen & Unwin estuvieron de acuerdo: ¡°Rayner Unwin era mi jefe, lo conoc¨ª bien y estoy segura de que la reverencia que sent¨ªa por Auden no le habr¨ªa llevado jam¨¢s a considerar que ten¨ªa raz¨®n al pedirle a Tolkien que quitase del libro justo el pasaje m¨¢s humano que tiene esa epopeya tan intensamente masculina y marcial. Por mi parte, creo que suprimirlo le habr¨ªa restado a la obra profundidad y emoci¨®n¡±.
Janet Johnson est¨¢ convencida de que ¡°a pesar de lo mucho que quer¨ªa y admiraba a Auden¡±, Tolkien tampoco acept¨® su propuesta porque sospechaba que ¡°las propias inclinaciones del poeta¡±, que era homosexual, no le hac¨ªan ver con agrado que toda la camarader¨ªa que expresa la obra ¡°se resolviera con un romance entre Aragorn y Arwen, un hombre y una mujer¡±; y en segundo lugar, ¡°no hubiera renunciado a esa historia que, en realidad, es un eco de la que protagonizan Beren y Luthien en otro de sus libros, El Silmarillion¡±.
En cualquier caso, la aparici¨®n de esa carta de Auden vuelve a poner sobre la mesa una pregunta sobre lo que pudo ser y no fue que vale para Tolkien y para otros, desde Virgilio, Kafka o Emily Dickinson, que les exigieron a sus allegados que destruyeran todas sus obras, hasta Vlad¨ªmir Nabokov, que solo public¨® Lolita por la insistencia de su esposa, tras quemar dos veces aquel manuscrito que hab¨ªan desechado muchas editoriales por inmoral. Rafael Alberti desobedeci¨® a Federico Garc¨ªa Lorca cuando, tras leer este sus primeros poemas, le dijo: ¡°Primo, no est¨¢n mal, pero mejor sigue pintando¡±. James Joyce, sin embargo, destruy¨® su obra de teatro Una brillante carrera porque el dramaturgo William Archer le dijo que era incomprensible. A veces, el mejor amigo es el peor apostador. Otras veces es mejor no preguntar.
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