Considerad si una mujer
Su abuela la busc¨® un d¨ªa en la escuela y le dijo que saliera, que ten¨ªa un marido. Chinna Devi tenia 11 a?os. Y se resisti¨®. Cuarta historia de mujeres en India extra¨ªda del libro 'Rumbo a las estrellas, con dificultades', de Manuel Rivas, sobre el trabajo de Vicente Ferrer
Soy Chinna Devi. Esta es mi abuela, Salamma, que tiene sesenta y cinco. Y esta es mi madre, Keshamma. La pobre est¨¢ enferma, est¨¢ de los nervios, por eso r¨ªe y llora a un tiempo. Ahora tengo catorce a?os, pero cuando me casaron a la fuerza ten¨ªa once. Estamos aqu¨ª porque estamos arrepentidas. ?ramos muy po?bres. Mi padre estaba borracho todo el d¨ªa.
Yo estaba en un internado, estudiando. Me hab¨ªan admitido con beca porque, la verdad, siempre me gus?t¨® estudiar. Estaba feliz. Ten¨ªa amigas. Estudiaba m¨¢s de lo que ten¨ªa que estudiar. Me adelantaba en los li?bros, porque so?aba con ser m¨¦dica y ayudar a mi familia. Ahora creo que tambi¨¦n es fundamental ser independiente. Pero es que pasaron muchas cosas. Co?sas que ni mis amigas saben. Me hice mayor en poco tiempo.
Un d¨ªa vino mi abuela al internado y me dijo que me ten¨ªa que ir, que me iba a casar. Que ten¨ªa un ma?rido. No me cont¨® entonces la cantidad por la que me hab¨ªan vendido. Despu¨¦s supe que le hab¨ªa prometido diez mil rupias, pero que no lleg¨® a ingresarlas. Era un hombre de treinta y seis a?os al que no conoc¨ªa. Ha?b¨ªa estado casado y viv¨ªa con dos hijos, dos chicos de ocho y diez a?os. Quer¨ªa acostarse conmigo, pero yo me resist¨ªa. Lloraba, gritaba. Me estuvo pegando cin?co d¨ªas seguidos. ?l ten¨ªa un campo de lentejas. Ese era otro prop¨®sito que ten¨ªa para m¨ª. Que le trabajase el campo de lentejas. Me oblig¨® a ir descalza. Me sen?t¨¦ en el suelo. Me volvi¨® a golpear. Mi madre vino a visitarme y al ver c¨®mo estaba empez¨® a llorar como una loca. Entonces decidieron llevarme, cuando no es?taba ¨¦l.
?l intento recuperarme. Dijo que le pertenec¨ªa. Gra?cias a las mujeres de la Fundaci¨®n Vicente Ferrer no lo consigui¨®. Intentaron arreglarlo por las buenas. Le explicaron que no era legal lo que hab¨ªa hecho, que hab¨ªa mucha diferencia de edad, que yo quer¨ªa estudiar, que no que?r¨ªa vivir con ¨¦l. Parec¨ªa que iba a aceptarlo, pero a los pocos d¨ªas volvi¨® con un hermano para reclamarme, con malas formas. Insist¨ªa en que est¨¢bamos casados. Al final, fue denunciado ante la polic¨ªa. Pero ¨¦l segu¨ªa encima, no hac¨ªa caso. Dec¨ªa que era de su propiedad. Fue la gente la que me salv¨®. Se hicieron asambleas en mi pueblo y en el suyo. Y todo el mundo estuvo de acuerdo en que ¨¦l no ten¨ªa derecho a hacer lo que es?taba haciendo. Apoyaron a la Fundaci¨®n. Y eso fue decisivo para que el jefe de la polic¨ªa interviniese. La cosa se complic¨® cuando mi padre, ebrio, lleg¨® a casa y nos golpe¨®. Dijo que nos iba a matar. Consegu¨ª lla?mar a las mujeres del centro de la Fundaci¨®n en Gandlapenta. Nos tuvieron protegidas durante el tiempo necesario.
Ahora estoy estudiando. En un internado, en otro pueblo. Con las compa?eras, hablo de cosas de ni?as. A veces, tengo pesadillas. Pienso en las muchachas que estar¨¢n sufriendo lo que yo sufr¨ª. Voy por delante en los libros. Estudio. No me cansa estudiar. Es como un descanso.
En el libro Vicente Ferrer. Rumbo a las estrellas, con dificultades (RBA), el escritor Manuel Rivas sigui¨® las huellas de Vicente Ferrer (1920-2009) desde su adolescencia republicana en Espa?a hasta su lucha para transformar la des¨¦rtica Anantapur, en la India, en un territorio de esperanza. La clave de esa revoluci¨®n del siglo XXI ha sido el situar a la mujer en el coraz¨®n y la vanguardia de la comunidad. Aqu¨ª se cuentan en primera persona algunos testimonios de ese tr¨¢nsito: entre la opresi¨®n y la re-existencia.
Retratos de mujeres indias de la mano del fot¨®grafo ?ngel L¨®pez Soto.
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