?Sobrevivir¨¢ Nigeria?
Por Chido Onumah
El presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, inaugurar¨¢, el pr¨®ximo lunes 17 de marzo, una Conferencia Nacional con 494 miembros, cuyo objetivo es determinar ¡°la manera en que nuestra naci¨®n saldr¨¢ adelante¡±. Parece que el escepticismo con que la Conferencia fue recibida al principio ha dado paso ahora a un prudente optimismo.
Naturalmente a¨²n hay personas que no ven la oportunidad que nos ofrece. Y est¨¢n los que se oponen a ella porque ha sido convocada por la propia Administraci¨®n del presidente. Su queja es doble: por un lado no ¡°conf¨ªan¡± en ¨¦l y por otro, sobrevuela la cuesti¨®n de las elecciones presidenciales que se celebrar¨¢n a principios del pr¨®ximo a?o.
Es comprensible la inquietud acerca de los comicios generales de 2015. Pero la realidad es que, exceptuando a los que por razones ego¨ªstas est¨¢n deseando celebrarlas, y considerando a los que de verdad conf¨ªan en que Nigeria cambie, nadie puede ¡°arreglar¡± este pa¨ªs tal como ahora est¨¢ estructurado.
Deber¨ªan preocuparnos cuestiones m¨¢s profundas. No podemos, por ejemplo, estar obsesionados con las elecciones ¨Csabiendo que el presidente Jonathan ha elegido al presidente de la Comisi¨®n electoral nacional independiente (INEC por sus siglas en ingl¨¦s)-, y al mismo tiempo no aceptar la ¡°Conferencia Nacional del presidente Jonathan¡±.
A los que los ¨¢rboles les impiden ver el bosque, esta reuni¨®n no deber¨ªa centrarse de ning¨²n modo en el presidente. Que haya sido convocada o no por ¨¦l es lo de menos. Lo importante es que la convocatoria de una Conferencia Nacional para salvar a Nigeria siempre fue una necesidad hist¨®rica. Afortunadamente, vamos a sentarnos a hablar. Y esta vez no ser¨¢ sobre una nueva guerra civil que asola al pa¨ªs.
Pero no nos enga?emos. Esta reuni¨®n no ser¨¢ la panacea de nuestros problemas; del mismo modo que una conferencia nacional de soberan¨ªa no es un remedio m¨¢gico. Evidentemente, nadie (ni incluso los organizadores), puede predecir con certeza c¨®mo acabar¨¢. Nadie acude a una cita de este tipo ¨Cque ya viene cargada con cierta dosis de tensi¨®n, rabia y amargura-, sabiendo a ciencia cierta el resultado. Sin embargo, me inclino a pensar que puede significar el principio del fin de la Nigeria que hoy conocemos.
En el a?o que marca nuestro centenario, personalmente pienso que nuestra crisis de identidad y nuestro estatus como estado independiente han llegado a su punto culm¨ªnate. Nada puede ser m¨¢s tranquilizador,e incluso gratificante, que se celebreuna reuni¨®n ¡°pac¨ªfica¡± a la que acudan nuestros ¡°nacionalismos¡± y otros representantes de Nigeria. Cuando un pa¨ªs se encuentra al borde de un precipicio, parece l¨®gico que las cosas se hagan de ese modo.
Esta Conferencia nos ofrece una gran oportunidad. Y tal vez nos ayudar¨¢ a comprender que ¡°construir una naci¨®n¡±, tal como Chidi Odinkalu subray¨® en el pr¨®logo del libro Nigeria is negotiable, ¡°no es un proyecto para los pusil¨¢nimes o para los que tienen poca memoria¡±. Adem¨¢s nos ense?ar¨¢ que Nigeria no es el pa¨ªs que pretend¨ªa ser.
Sin embargo, a muy pocos pa¨ªses se les presenta una segunda oportunidad, y mucho menos una tercera o una cuarta, para hacer las cosas correctamente. Despu¨¦s de cien a?os, ha llegado la hora de que dejemos de vernos como yorubas, igbos, hausas, ijaws, efiks, ibibios, fulanis, tivs y muchos otros. Ya es hora de que empecemos a vernos como nigerianos.
Desde 1966, Nigeria ha funcionado como un estado unitario. Naturalmente, esto ha tenido unas consecuencias debilitantes; pero tambi¨¦n nos ha servido, en gran medida, para que las l¨ªneas divisorias entre las etnias del pa¨ªs sedesvanecieran al mismo tiempo que aumentaba ladesigualdad entre las clases sociales. Hemos presenciado la aparici¨®n de ¡°nacionalismos c¨ªvicos¡± en lugares donde antes exist¨ªan ¡°nacionalismos ¨¦tnicos¡±. En los ¨²ltimos cuarenta a?os, por ejemplo, se ha utilizado la riqueza del Delta del N¨ªger para ¡°desarrollar¡± distintas regiones del pa¨ªs, a pesar de que tambi¨¦n algunos se han enriquecido extraordinariamente en todo el pa¨ªs.
Yo me considero ante todo y sobre todo nigeriano. Mi nacimiento en este espacio geopol¨ªtico me confiere esa identidad. Y a menos que esa identidad geopol¨ªtica cambie ma?ana, me siento nigeriano antes que Igbo o cristiano. Mis padres proceden del estado de Imo, en el sureste de Nigeria. Pero yo no nac¨ª all¨ª. Y tampoco me cri¨¦ all¨ª. Vivo y trabajo en Abuja y estoy casado con una preciosa mujer del estado de Ogun, en el suroeste de Nigeria.
Y sin embargo, me siento obligado a ¡°reivindicar¡± el estado de Imo porque, en esta locura de pa¨ªs que es Nigeria, el ¡°estado de procedencia¡± le confiere a uno ciertos privilegios y oportunidades dependiendo de lo que uno busque y donde se encuentre. Estoy convencido de que hay millones de nigerianos que comparten conmigo esta inquietud. Millones que, al igual que yo, quieren, parafraseando a Martin Luther King, vivir en una Nigeria donde los ciudadanos no sean juzgados por pertenecer a una etnia, a un ¡°estado de procedencia¡± o por profesar una religi¨®n, sino por su car¨¢cter.
Por eso debemos ir esta Conferencia dejando atr¨¢s nuestro bagaje ¨¦tnico y religioso. Y estando de acuerdo en que los ¡°pilares fundamentales¡± de la Nigeria de 1914 eran los ¡°nacionalismos ¨¦tnicos¡±. Y que la Nigeria de 2014 ya no es la suma de esos¡°nacionalismos ¨¦tnicos¡±. Tal vez esta conversaci¨®n hubiera tenido m¨¢s sentido si la hubi¨¦ramos planteado en 1960, durante la independencia.
No cabe duda de que en Nigeria existe opresi¨®n ¨¦tnica. Pero creo que, despu¨¦s de cien a?os de la creaci¨®n de Nigeria como estado, casi 54 a?os despu¨¦s de la independencia y 44 a?os despu¨¦s de una guerra civil que se ha cobrado m¨¢s de tres millones de vidas solo para ¡°mantener la unidad de Nigeria¡±, ya viene siendo hora de acabar con esa opresi¨®n y forjar una nueva naci¨®n, prospera y unida.
Por eso, esta Conferencia Nacional no deber¨ªa convertirse en un foro donde ventilar con estrechez de miras las cuestiones religiosas, ¨¦tnicas o la agenda de las tribus. Las realidades sociales y econ¨®micas de nuestro pa¨ªs se imponen por lo que resultar¨ªa in¨²til tratar esos temas. Al contrario, deber¨ªa ser una oportunidad para centrarnos en saber por qu¨¦, con los miles de millones de nairas que recauda cada a?o el gobierno federal, hay millones de personas en este pa¨ªs que viven en la pobreza extrema, por qu¨¦ hay millones de personas que no pueden disfrutar de los servicios sanitarios b¨¢sicos, y por qu¨¦ hay millones de ni?os en edad escolar que no van a la escuela, y los afortunados que s¨ª van, son v¨ªctimas de infames asesinos.
Por supuesto, hay un asunto que resulta inquietante: aquellos que participan en la Conferencia con la idea de que Nigeria ¨Co mejor dicho, partes de ella-, est¨¢ para aprovecharse de ella. En el lado opuesto, est¨¢n los que creen que este pa¨ªs es perfecto tal como es y que, en consecuencia, no necesita que se haga ning¨²n tipo de cambio. Si aislamos estos dos grupos extremos, claramente parece que existe un consenso general, o acuerdo, en querer vivir bajo una unidad nacional. Se trata entonces deconcretar los t¨¦rminos de nuestra convivencia. Esta es una cuesti¨®n fundamental para cualquier plan que pretenda redefinir y reformar la nueva Nigeria que proyectamos.
Una cosa es segura: la homogeneidad ¨¦tnica en Nigeria es hoy d¨ªa una trampa. Nuestros pol¨ªticos, unos ladrones completamente in¨²tiles, da igual que sean del este, del oeste, del norte o del sur, unidos por la corrupci¨®n y la codicia, nos han mostradoque es posible dejar atr¨¢s nuestras diferencias ¨¦tnicas y religiosas y forjar una identidad com¨²n; una naci¨®n unida donde no primen la codicia y la corrupci¨®n, sino la justicia, la equidad y el igualitarismo.
?Sobrevivir¨¢ Nigeria? Depende de a quien se le pregunte. Desde luego que el mundo no se acabar¨¢ si Nigeria se desintegra. ?Necesitamos reexaminar nuestra forma de vida? En otras palabras, ?podemos hablar de una negociaci¨®n en Nigeria? La respuestaes, por supuesto que s¨ª. ?El futuro de Nigeria depende b¨¢sicamente de lo que los nigerianos quieran!
La Conferencia Nacional deber¨ªa apostar, sobre todo, por construir un aut¨¦ntico federalismo muy diferente de la parodia que existe en la actualidad. No cabe duda deque el resultado natural de esta evoluci¨®n ser¨ªa la descentralizaci¨®n del poder. Pero adem¨¢s, la Conferencia deber¨ªa prestar atenci¨®n a la forma que tenemos de crear y distribuir la riqueza, as¨ª como tambi¨¦n a redefinir el significado de la palabra nacionalidad.
Dejemos a los estados constituyentes gestionar sus asuntos internos, controlar sus propios recursos y crear su propia riqueza. Dej¨¦mos les decidir la estructura de sus gobiernos ¨Cpor ejemplo, cuantas ¨¢reas de gobierno local quieren tener-, y dirigir su propia polic¨ªa junto con la polic¨ªa federal. Permitamos que cada nigeriano se sienta libre de vivir en el estado que quiera y de poder ¡°reclamar¡±, siempre y cuando cumpla con sus obligaciones como ciudadano.
Mientras no tengamos un ¡°origen¡± com¨²n, no tendremos un futuro com¨²n. Pero si nos ¡°imponen¡± una nueva Nigeria, podremos entonces liberarnos de las cadenas y construir una nueva naci¨®n con unos nuevos valores nacionales. Todo depende de si estamos dispuestos a hacer las cosas correctamente.
Nigeria no es el ¨²nico pa¨ªs que los brit¨¢nicos ¡°crearon¡± por razones imperialistas y econ¨®micas. Otros dos ejemplos son Ghana, en ?frica occidental, y Canad¨¢, en Norteam¨¦rica. Pero ambos pa¨ªses, a pesar de los desaf¨ªos que enfrentan los diversos grupos ¨¦tnicos y el multiculturalismo, son estados funcionales. Podemos probar lo que hizo el primer ministro de Ghana, Kwame Nkrumah, para unificar el pa¨ªs a partir de 1957 cuando consigui¨® la independencia.
En el caso de Canad¨¢, y seg¨²n Mary Vipond, el pa¨ªs ¡°fue creado (por los brit¨¢nicos) en 1867 como una entidad pol¨ªtica y econ¨®mica y por razones pragm¨¢ticas e imperialistas antes que nacionalistas. Solo despu¨¦s de la formaci¨®n del estado de Canad¨¢, originario de varias colonias diferentes, fue cuando comenz¨® el intento de crear una naci¨®n canadiense. Uno de los principales medios con los que se promovi¨® la unidad nacional fue mediante la construcci¨®n de una red de comunicaciones que empez¨® con el Ferrocarril Pac¨ªfico Canadiense (CPR)¡±.
Tenemos ahora la oportunidad de empezar el proceso de construcci¨®n de una naci¨®n nigeriana. Puede que sea 54 o 100 a?os m¨¢s tarde, pero podemos conseguirlo.
Me gustar¨ªa que los representantes de los distintos ¡°nacionalismos¡± y otros grupos de inter¨¦s de Nigeria que asisten a la Conferencia Nacional lo hagan con la mentalidad abierta, siendo conscientes de que muchos de nuestros compatriotas ¨Cincluyendo los 60 estudiantes asesinados en una escuela en el estado de Yobe hace pocas semanas-, han sacrificado sus vidas durante el proceso de construcci¨®n de esta naci¨®n.
Chido Onumah es periodista nigeriano. Actualmente cursa un doctorado en Comunicaci¨®n y Periodismo en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona. Adem¨¢s, esautor de ¡°Nigeria is negotiable, Essays on Nigeria¡¯s Tortuous Road to Democracy and Nationhood¡±.
Twitter @conumah
Traducci¨®n de Virginia Solans
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