Vivir con miedo: la frontera entre Marruecos y Espa?a
Espa?a y Marruecos pueden y deben asegurar sus fronteras, pero esto no habilita a ninguno de los dos gobiernos a cometer abusos contra migrantes ni los exime de su responsabilidad de respetar los derechos humanos
Desde el monte Gurug¨², la vista de Melilla ¡ªque al menos jur¨ªdicamente, si no geogr¨¢ficamente, pertenece a Europa¡ª permite creer a los migrantes que es posible llegar al continente europeo desde Marruecos. Sin embargo, al mirar hacia abajo, tambi¨¦n pueden ver que su proximidad es en cierta medida un espejismo. El enclave espa?ol se encuentra protegido por tres vallados, alambres de p¨²as y el patrullaje constante de las autoridades espa?olas y marroqu¨ªes.
En enero, particip¨¦ en un equipo que escal¨® este monte boscoso y escarpado para entrevistar a migrantes que intentan desesperadamente llegar a Espa?a. Los migrantes desconf¨ªan de cualquier extra?o, y antes de hablar con nosotros verificaron que no nos siguieran polic¨ªas y que no hubiera presencia de miembros de Fuerzas Auxiliares, una fuerza paramilitar que se encarga de vigilar las fronteras de Marruecos.
Los migrantes intentan ingresar a Melilla a trav¨¦s de asaltos en grupos numerosos, que a veces consisten en sortear el vallado con escaleras de madera o directamente trepar manualmente el alambrado. Tan s¨®lo intentar trepar la cerca conlleva el riesgo de graves heridas a causa del alambrado de p¨²as. Y?a menudo las Fuerzas Auxiliares arrojan piedras y golpean con palos a los migrantes, seg¨²n nos contaron algunos de ellos durante entrevistas sostenidas en enero y febrero.
Los migrantes tambi¨¦n arriesgan su vida cuando intentan ingresar a Ceuta, el otro enclave espa?ol en la costa mediterr¨¢nea. El 6 de febrero, al menos 15 personas murieron ahogadas mientras trataban de llegar a Ceuta por v¨ªa mar¨ªtima. El ministro de interior Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz confirm¨® que la Guardia Civil espa?ola dispar¨® balas de goma al agua, y fueron tomadas grabaciones de video donde se ve a los agentes espa?oles que, tras interceptar a los sobrevivientes en la playa, los devuelven inmediatamente a territorio marroqu¨ª. El ministro Fern¨¢ndez indic¨® que se trataba de una actuaci¨®n leg¨ªtima, debido a que los migrantes no hab¨ªan cruzado la l¨ªnea policial y no se consideraba que estuvieran en territorio espa?ol.
En Melilla, es habitual que miembros de la Guardia Civil aprehendan a los pocos migrantes que consiguen entrar al territorio espa?ol antes de que puedan llegar al centro de recepci¨®n de migrantes. Los agentes los llevan de vuelta hasta el vallado, abren las puertas y los expulsan de manera sumaria entreg¨¢ndolos a las Fuerzas Auxiliares marroqu¨ªes al otro lado, contaron los migrantes. Las autoridades espa?olas no cumplen el debido proceso para la deportaci¨®n que exige la legislaci¨®n nacional, ni tampoco conceden a los solicitantes de asilo la oportunidad de buscar refugio.
Una vez que son devueltos al lado marroqu¨ª, los migrantes quedan a merced de las Fuerzas Auxiliares. Diversos migrantes con quienes dialogamos en Nador y Rabat indicaron que guardias de las Fuerzas Auxiliares a menudo los obligaban a permanecer boca abajo en el suelo ¡ªcon las manos esposadas por la espalda¡ª mientras les propinaban golpes y les robaban dinero y objetos de valor.
Los migrantes son luego llevados a la dependencia policial. Hasta noviembre, normalmente eran a continuaci¨®n arrestados, llevados en autob¨²s hasta la frontera con Argelia y obligados a abandonar Marruecos, y se elud¨ªan as¨ª los correspondientes requisitos de debido proceso administrativo y judicial para la deportaci¨®n que exigen las leyes nacionales y el derecho internacional. A fines del a?o pasado, la polic¨ªa comenz¨® a trasladarlos en autobuses a grandes ciudades como Rabat y Casablanca, para liberarlos una vez all¨ª.
A pesar de las reformas en Marruecos que pusieron fin a las expulsiones en la frontera con Argelia, los migrantes en las zonas al norte del pa¨ªs pr¨®ximas a Ceuta y Melilla viven todav¨ªa atemorizados por la posibilidad de abusos de agentes de control de fronteras marroqu¨ªes y espa?oles.
Espa?a y Marruecos pueden y deben asegurar sus fronteras, pero esto no habilita a ninguno de los dos gobiernos a cometer abusos contra migrantes ni los exime de su responsabilidad de respetar los derechos humanos. Marruecos deber¨ªa garantizar que las Fuerzas Auxiliares apliquen la fuerza contra migrantes solamente en la medida necesaria y proporcional para el cumplimiento de leyes leg¨ªtimas. Y las autoridades deber¨ªan a su vez investigar las denuncias de maltrato. En ocasiones, las autoridades marroqu¨ªes y espa?olas afirman que act¨²an en respuesta a migrantes que se resisten a ser arrestados o atacan a agentes de frontera, pero muchos de los migrantes con quienes tuve oportunidad de hablar dijeron que fueron golpeados una vez que ya estaban bajo custodia de las autoridades.
Espa?a deber¨ªa abstenerse de expulsar en forma sumaria a migrantes y entregarlos a agentes fronterizos marroqu¨ªes que podr¨ªan golpearlos. El derecho espa?ol no s¨®lo contempla un procedimiento claro para la deportaci¨®n, sino que adem¨¢s estas expulsiones contravienen el derecho internacional y de la Uni¨®n Europea, que proh¨ªben a los pa¨ªses enviar a las personas forzadamente de regreso a territorios donde estar¨ªan expuestas a un riesgo concreto de trato inhumano o degradante.
Las autoridades espa?olas deber¨ªan asimismo investigar todos los se?alamientos sobre uso excesivo de la fuerza por miembros de la Guardia Civil y adoptar protocolos escritos claros para los operativos fronterizos que contribuyan a prevenir lesiones y p¨¦rdida de vidas.
En la ejecuci¨®n de operativos de seguridad fronteriza, Marruecos y Espa?a no deber¨ªan olvidar que los migrantes indocumentados, al igual que todas las personas, tienen derechos humanos.
Katya Salmi es becaria del programa sobre ?frica de Human Rights Watch y autora de un nuevo informe sobre condiciones en la frontera marroqu¨ª con los enclaves espa?oles.
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