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Cuanto m¨¢s niega el chef Gast¨®n Acurio que tenga intenci¨®n de presentarse como candidato a presidente de Per¨² en las pr¨®ximas elecciones, m¨¢s parece reclam¨¢rselo el pueblo
¨CTe apuesto este restaurante entero a que NO voy a ser presidente.
El chef peruano Gast¨®n Acurio acaba de hacer una apuesta extrema. Este restaurante es el nuevo local de su marca de alta cocina, Astrid & Gast¨®n, un local en Lima de 300 a?os de antig¨¹edad, 3.000 metros cuadrados y 120 trabajadores que combina laboratorios gastron¨®micos y proyectos sociales.
Y, sin embargo, en los meses previos a la inauguraci¨®n, nadie le ha preguntado al chef por su proyecto estrella. La gente solo quiere saber si postular¨¢ en las pr¨®ximas elecciones.
¨CTodo esto ha sido un error ¨Ccuenta Acurio, en un elegante sal¨®n blanco, pero vestido con alpargatas, un pantal¨®n remangado y una camisa vieja¨C. En diciembre, durante una entrevista, una periodista cit¨® rumores de que yo quer¨ªa ser presidente. Dije que no. Me pregunt¨® si alg¨²n d¨ªa tal vez. Dije que no tengo una bola de cristal. Al d¨ªa siguiente, portada: ¡°Acurio no descarta ser presidente¡±.
El chef volvi¨® a negarlo. Una y otra vez. Pero la mecha hab¨ªa prendido. Titulares, columnas y tertulias al respecto abarrotaron los medios. En febrero, una encuesta revel¨® que el 23% de los peruanos votar¨ªan por ¨¦l. Time escribi¨® sobre el caso. La Rep¨²blica public¨® dos p¨¢ginas de entrevista sobre su filosof¨ªa pol¨ªtica. Nada mal para alguien que lleva tres meses jurando que no ser¨¢ candidato.
En poco tiempo, todo el mundo lo daba por hecho:
¨CEmpezaron a escribirme personas que nunca me hab¨ªan apreciado ¨Crecuerda ¨¦l¨C, incluso rivales, para decirme que siempre hab¨ªan confiado en m¨ª, y que contase con ellos en mi candidatura. Pero la gente que me quiere de verdad estaba preocupada. Empezando por mis hijas. Mis mejores amigos me llamaron para ¡°disuadirme¡±. En mi entorno, el ¨²nico que estaba contento era mi pap¨¢.
El chef es hijo de otro Gast¨®n Acurio, un dirigente de derecha moderada que lleg¨® a ministro y congresista. El senador Acurio crio a su hijo para ser presidente. Le hac¨ªa leer a Popper. Lo invitaba a los debates parlamentarios. Y lo envi¨® a Europa a estudiar derecho como escuela para la pol¨ªtica. Pero aprovechando la distancia, su hijo lo enga?¨® y estudi¨® cocina. Solo despu¨¦s de graduarse le dijo la verdad.
En estos meses, Acurio padre ha recuperado la ilusi¨®n. El hijo se r¨ªe:
¨CPap¨¢ no cree que no quiero ser presidente. Sospecha que escondo mis intenciones para no quemarme antes de tiempo. Piensa que es una movida muy astuta.
Con 41 restaurantes alrededor del planeta, l¨ªder en la ¨²nica industria creativa que tiene a Per¨² en el top five, Acurio sabe que su candidatura podr¨ªa perjudicar su imagen y sus negocios. Pero cuando abre la boca, de ella sale un candidato. El chef se declara un ¡°idealista pragm¨¢tico¡±. Exalta la pujanza de los peque?os empresarios. Exhibe su compromiso con los campesinos andinos. Y ha pintado en su nueva cocina la primera estrofa del himno de Per¨². Hasta su men¨² de degustaci¨®n es un an¨¢lisis de la historia del pa¨ªs.
En un electorado que desconf¨ªa de los pol¨ªticos, todos los presidentes peruanos desde 1980 han sido outsiders totales o Alan Garc¨ªa, el seductor de masas perfecto. Para ellos ¨Cy son todos los que viven¨C, Acurio ser¨ªa un rival imbatible: un outsider criado por un senador con una inspiradora historia de ¨¦xito nacional.
Pero ahora, despu¨¦s de ense?arme el jard¨ªn bot¨¢nico del restaurante ¨Cque ser¨¢ una escuela de biodiversidad¨C, Acurio expresa sus dudas:
¨CCreo que no deber¨ªa negar tanto la candidatura. Mientras m¨¢s la niego, menos me creen.
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