El dinero que se desvanece
Bitcoin es la cara m¨¢s famosa de una revoluci¨®n en marcha: la moneda digital Nos adentramos en un mundo de pagos instant¨¢neos a trav¨¦s de Internet y del tel¨¦fono m¨®vil Sin efectivo. Sin fronteras. Y en el que las transacciones escapan al control pol¨ªtico y econ¨®mico Un grito ciudadano frente a la banca, seg¨²n algunos Una seria amenaza al sistema financiero, dicen otros
Revoluci¨®n o muerte. Esta vez no es la amenaza de un barbudo antisistema, sino la de un hombre de cana y corbata, Francisco Gonz¨¢lez, consejero delegado del BBVA. ¡°Los bancos que no est¨¦n preparados para nuevos competidores como Google, Facebook o Amazon¡±, ha escrito en Financial Times, ¡°se enfrentan a una muerte segura¡±.
Si barrunta peligro el presidente del BBVA, banco que gan¨® 2.218 millones de euros en 2013, es que ha visto se?ales. Quiz¨¢s las mismas que antes vieron otros y se tomaron a risa. A las telef¨®nicas les sali¨® Skype y WhatsApp; a las inmobiliarias ¨C?se acuerdan de Don Piso?¨C, idealista.com; a las quinielas, las apuestas online;y a Sabina, el iTunes. ¡°La tecnolog¨ªa ya ha transformado muchas industrias. La siguiente es la banca¡±, profetizaba Gonz¨¢lez.
¡°Este sector contin¨²a en la Edad Media¡±, afirma Amuda Goueli, el fundador de la agencia de viajes Destinia.com. Su compa?¨ªa admite pagos en bitcoins. Y se ahorra entre el 2% y el 3% de comisi¨®n que le cobrar¨ªan los bancos. Es una de las muchas monedas virtuales que circulan en Internet. Karmacoin, dogecoin, luckycoin, stablecoin¡ incluso pesetacoin. Pero los nervios, que algunos consideran ya una alarma, son por el bitcoin.
Una moneda al margen del poder va a ir a m¨¢s, opina un usuario de bitcoin
Creada hace cinco a?os, de los 8.450 millones de d¨®lares que circulan en dinero virtual, el 76% corresponde a esta moneda. Se aceptan en miles de servicios y comercios de Internet y en lugares f¨ªsicos, como casinos y pizzer¨ªas. ¡°Se r¨ªen, siempre se r¨ªen¡±, prosigue el fundador de Destinia. ¡°La reacci¨®n al bitcoin me recuerda a la de la Red en los noventa. ¡®Pierdes el tiempo¡¯, ¡®solo hay porquer¨ªas¡¯, ¡®te van a robar la tarjeta si compras¡¡±. Goueli, empresario de origen nubio, cre¨® la agencia en Madrid en 2001 junto a un amigo australiano. En febrero, permiti¨® el bitcoin como otra posibilidad de cobro. ¡°Al d¨ªa siguiente del estreno vi que hab¨ªa tres pagos con bitcoins. Casi me ech¨¦ a llorar. Pens¨¦ que era una broma de mis inform¨¢ticos, pero no, eran de un ciudadano austriaco para un billete a Vietnam, otro de un polaco y un tercero que result¨® fallido. Desde entonces, tenemos diariamente cobros en ?bitcoins. No confesar¨¦ cu¨¢ntos para que la competencia siga ri¨¦ndose¡±.
Si no fuera por su creciente popularidad y por su cualidad de moneda refugio ante los vaivenes de los Gobiernos, de Argentina a Chipre, el bitcoin ser¨ªa tan anecd¨®tico como BBQCoin; sin embargo el Banco Central Europeo, la Reserva Federal de EE UU, los Bancos Centrales de China, Jap¨®n o Rusia se han ocupado del asunto. Lo temen. ¡°El bitcoin tendr¨¢ sus baches, pero est¨¢ aqu¨ª para quedarse¡±, apuesta Alexandre Saiz, cuyo negocio de comida para mascotas, Telepienso.com, acepta bitcoins desde hace tres a?os. ¡°Se llame as¨ª o de otra forma, la moneda de una sociedad civil, al margen del control del poder pol¨ªtico y econ¨®mico, va a existir y va a ir a m¨¢s¡±. La compa?¨ªa, seg¨²n cuenta, fue pionera en aceptar la moneda en Espa?a. Y quienes pagan con ella son, en general, personas con poder adquisitivo y nivel cultural¡±. De momento, se trata de un uso ¡°curioso y de prueba¡±, pero ¡°irrefrenable¡±.
La preocupaci¨®n de los bancos no viene de la p¨¦rdida de comisiones ¨Cal fin y al cabo, la moneda virtual ser¨¢ siempre una parte m¨ªnima del comercio mundial¨C, el problema es que los poderes establecidos no la controlan. Tampoco les importa que la moneda sea virtual, que los billetes ni se vean ni se toquen. ¡°A los bancos nos interesa que se acabe con el efectivo¡±, afirma Victoria Mat¨ªa, directora de banca electr¨®nica de La Caixa. ¡°Es nuestro enemigo porque no sabemos qu¨¦ hace la gente con ¨¦l, no nos proporciona informaci¨®n y es ineficiente: lo sacamos del cajero, pagamos en una tienda y el comerciante lo ingresa de nuevo en una oficina bancaria¡±.
Las transacciones en met¨¢lico crecieron en el mundo un 1,75% entre 2008 y 2012; el resto de modalidades de pago subieron un 14%. Aunque a¨²n supone el doble, muchos consideran que el efectivo tiene los d¨ªas contados. Usarlo es caro: a los estadounidenses, por ejemplo, les cuesta 200.000 millones de d¨®lares al a?o (unos 637 d¨®lares por ciudadano), seg¨²n un estudio de la Universidad de Tufts (Massachusetts), entre recogida, clasificaci¨®n, transporte y fabricaci¨®n de nuevos billetes. Anualmente, la Reserva Federal se ve obligada a triturar 7.000 toneladas de billetes; su media de vida no pasa de los seis a?os.
¡°El dinero ser¨¢ invisible¡±, dec¨ªa David Marcus, presidente de Paypal, en una reciente entrevista en EL PA?S. ¡°No habr¨¢ billetes ni billeteros, solo valor que tendr¨¢s disponible cuando lo necesites y que podr¨¢s mover a cualquier parte del mundo por un bajo coste¡±. Mat¨ªa, la experta de La Caixa, a?ade: ¡°Nos gustar¨ªa que todos los pagos fueran virtuales¡±. ¡°Recientemente he visitado Zambia y Malaui¡±, explica el director de Destinia.com. ¡°All¨ª se paga con el m¨®vil¡±. El 25% del PIB de Kenia pasa por M-Pesa, un sistema de transferencias a trav¨¦s del tel¨¦fono m¨®vil, sin necesidad de Internet. En Zimbabue el sistema se llama EcoCash y lo usan 8,1 millones de habitantes, pr¨¢cticamente todos los mayores de 14 a?os. Por sus tel¨¦fonos pasa tanto dinero como por los dep¨®sitos de los bancos. EcoCash cobra m¨¢s, un 5% por transacci¨®n, pero a la gente le compensa si se evita un d¨ªa de camino hasta la oficina bancaria. Los bancos intentaron, sin ¨¦xito, boicotearlos, para acabar sum¨¢ndose al nuevo sistema.
Ya nadie duda de que con el m¨®vil pagaremos el billete del metro y la ca?a del aperitivo, lo que est¨¢ en juego en este momento es qui¨¦n gestionar¨¢ esa transacci¨®n, y por tanto se llevar¨¢ una comisi¨®n o la informaci¨®n, o ambas cosas¡±, plantea Gen¨ªs Roca, de la consultora Roca Salvatella, dedicada a la transformaci¨®n digital del sector financiero.
Si Gonz¨¢lez apuntaba a los grandes (Amazon, Google, Facebook, Apple), Roca ve enemigos por todas partes: los del sistema operativo del m¨®vil (Apple con su iOS y Google con Android); las operadoras telef¨®nicas, que pueden a?adir a la factura los gastos por micropagos, como hacen con los sms; luego, claro, los propios bancos, obligados a buscar alianzas con los anteriores. T¨² pones el tel¨¦fono con NFC (un novedoso protocolo de comunicaci¨®n) y yo pongo terminales de cobro adaptados en los comercios.
Y luego est¨¢ Paypal. Peter Thiel, uno de sus fundadores, cre¨® en 1998 un sistema de pago por Internet con el que no hab¨ªa necesidad de escribir cada vez nombre, n¨²mero, fechas de expedici¨®n y de caducidad de las tarjetas¡ Un proceso tedioso que en muchas ocasiones acababa bruscamente sin compra, bien porque se ca¨ªa la p¨¢gina o porque se hartaba el comprador. Parec¨ªa una locura, una iniciativa tomada al margen de los bancos, sin embargo, a los pocos a?os, el gigante del comercio de subastas eBay descubr¨ªa que la mayor¨ªa de pagos no se cerraban con su propio sistema, sino con Paypal. Y en 2002 lo compr¨® por 1.500 millones de d¨®lares (1.077 millones de euros).
Las empresas de 'software' har¨¢n competencia a la banca, dice un analista
Doce a?os despu¨¦s, el 41% de la facturaci¨®n de eBay proviene de Paypal. Su sistema de pago tiene 143 millones de cuentas, opera en 26 divisas y 193 pa¨ªses. No hay banco que pueda decir eso. Al d¨ªa interviene en nueve millones de pagos, al segundo mueve 4.600 euros. El pasado a?o a trav¨¦s de Paypal circularon casi 130.000 millones de euros, de los que la s¨¦ptima parte fueron pagos con el m¨®vil. Mientras su negocio total creci¨® un 29%, sus pagos con tel¨¦fonos aumentaron un 100%.
¡°Los nuevos operadores est¨¢n libres de los legados de los bancos: de sus sistemas obsoletos y costosas redes de distribuci¨®n¡±, sosten¨ªa el presidente del BBVA en su art¨ªculo. ¡°La banca ha descubierto que su competencia no es otro banco, sino una empresa de software¡±, a?ade Roca.
Paypal no est¨¢ solo; hay ¡°pasarelas de pago¡±, as¨ª se las llama, a decenas: Pingit, Zapp, iZettle, Mymoid¡ ¡°Desde bancos y operadoras nos intentan convencer de que es necesario tener un m¨®vil con tecnolog¨ªa NFC, con una tarjeta SIM compatible y de que el consumidor solo puede pagar con la soluci¨®n tecnol¨®gica de una ¨²nica entidad financiera. Y volvemos a lo que llevamos viendo a?os, cada banco saca su propia soluci¨®n, cada operadora su propia SIM¡ Y en medio quedan consumidores y comercios atrapados en una guerra tecnol¨®gica¡±, explica Jos¨¦ Mar¨ªa Mart¨ªn, consejero delegado de Mymoid. ¡°Con nosotros se puede pagar con el m¨®vil, sin tener el ¨²ltimo terminal, en cualquier comercio y sin que la tienda tenga que abordar costes tecnol¨®gicos¡±.
Todas las pasarelas se basan, pr¨¢cticamente, en lo mismo: introducir una vez los datos de tarjeta y cuenta corriente, y con un clicse podr¨¢ comprar sin que pululen por el ciberespacio los datos, con la consiguiente incomodidad e inseguridad.
La compa?¨ªa de comercio electr¨®nico Dwolla se ha especializado en transferencia de dinero. Si esta es inferior a 10 d¨®lares, sale gratis; si es superior, cobra 25 centavos. Si se opera con Square, un aparatito que se agrega al m¨®vil, su comisi¨®n m¨¢s la bancaria puede subir al 6%, si se emplea Paypal la comisi¨®n es hasta de un 3,5% m¨¢s 0,30 d¨®lares. Dwolla mueve al d¨ªa tres millones de d¨®lares (2,6 millones de euros).
Sin embargo la sensaci¨®n del momento se llama Stripe. Un softwareque se instala y en unos minutos acepta cobros de cualquier tarjeta, olvid¨¢ndose de complicadas negociaciones con cada entidad financiera. Stripe se lleva una comisi¨®n del 2,9%. Por si hay alguna duda de las posibilidades del invento, lo respaldan Thiel, cofundador de Paypal, y la sociedad de capital riesgo Sequoia.
¡°La banca tiene muchos negocios: banca de empresas, banca privada, gesti¨®n de inmuebles, gesti¨®n de activos o los seguros¡±, recuerda el consultor Roca. ¡°Y en todos ellos le surgen competidores que se hallan m¨¢s cerca de la tecnolog¨ªa que del negocio cl¨¢sico. Y no creo que en estos segmentos el competidor sea Google, Apple o Amazon; en cada sector habr¨¢ uno diferente¡±.
Transferwise, por ejemplo; de los mismos que inventaron Skype, o sea, hundieron las llamadas internacionales de las operadoras. Transferwise permite enviar divisas entre particulares en m¨¢s de 20 monedas con una comisi¨®n del 0,5% frente al 4,5% de los bancos.
Kantox.com hace lo mismo, pero especializado en empresas; y son de Barcelona. ¡°Si en general la banca es opaca, en el negocio de las divisas la opacidad es absoluta. Sus condiciones no constan ni en letra peque?a¡±, explica Philippe Gelis, su consejero delegado. Kantox ofrece la opci¨®n de un pago peer to peer mediante el cual se casan dos operaciones internacionales de cantidad equivalente; en este caso, el ahorro puede alcanzar el 80%. Si es por el sistema tradicional, el ahorro es menor, del 0,5%, aunque tambi¨¦n, seg¨²n el tama?o, puede suponer miles de euros.
Hasta 2009, el pago en divisas era, por ley, monopolio de los bancos. Ese a?o Europa lo liberaliz¨®, y cada pa¨ªs ha ido adaptando la directiva con menor o mayor racaner¨ªa, como en Espa?a. ¡°El cambio de divisas es el ¨²nico servicio financiero en el que la banca no tiene obligaci¨®n de publicar las condiciones¡±, explica Gelis. Una empresa primero paga la transacci¨®n y luego le llega la factura de la comisi¨®n del banco. La puntocom barcelonesa ha conseguido que m¨¢s de 500 empresas de 12 pa¨ªses cambien divisas al margen de los bancos.
¡°La fuerza de Kantox no es solo el ahorro¡±, explica Ernesto Giralt, director en Espa?a, ¡°es la transparencia en el precio del cambio y en la comisi¨®n, que pueda ver en tiempo real los precios y programar alertas para comprar o vender en la cifra marcada, 24 horas al d¨ªa¡±. Tres a?os despu¨¦s de su nacimiento, trabajan 44 personas de 15 nacionalidades en sus oficinas de Barcelona y Londres.
Cualquiera pensar¨¢ que iniciativas como la de Kantox han provocado en la banca una reacci¨®n, una rebaja en sus comisiones. No hay tal. ¡°Prefieren callar, que se les vaya alg¨²n cliente bien informado¡±, dice Gelis; ¡°que no haya ruido y as¨ª seguir manteniendo sus precios altos con los que se quedan. Les compensa, de momento¡±.
El mundo de la comisi¨®n por nada ¨Cel eufemismo de ¡°cuota de mantenimiento¡±¨C tiende a su fin. Lo dice Gen¨ªs: ¡°La comisi¨®n sobre las transacciones de los particulares es un negocio que se le est¨¢ agotando a la banca por la tendencia imparable de los mercados a intermediar cada vez de manera m¨¢s eficiente. Aparecen otros dispuestos a asumir esa transacci¨®n a un coste menor. Es algo parecido a la telefon¨ªa: los SMS fueron un gran negocio, pero apareci¨® otro dispuesto a regalarlo¡±.
El llamado 'crowdfunding' plantea una alternativa al cr¨¦dito tradicional
Mientras no haya resistencia se intenta seguir con el sistema. Alberto Segura dijo basta el mes pasado. Propietario de un peque?o hostal de Zaragoza, recibi¨® un aviso de su banco, La Caixa, anunci¨¢ndole que le iban a cobrar 24 euros mensuales por mirar su saldo en Internet. Segura no fue a protestar a su oficina bancaria. Expuso el caso en Change.org; a los dos d¨ªas 50.000 firmas respaldaban la frase del aut¨®nomo: ¡°No aceptamos sobrecargas por consultar nuestras cuentas bancarias¡±. A los tres d¨ªas La Caixa las retiraba.
¡°Los bancos nos van a regalar sus tarjetas de cr¨¦dito dentro de poco¡±, augura el consultor Roca. ¡°Porque el negocio no ser¨¢ el coste de mantenimiento que nos cobran, sino la explotaci¨®n de datos sobre el consumo de esa tarjeta. Es un nuevo modelo de ingresos¡±.
En medio del gris panorama que vaticinaba en Financial Times el presidente del BBVA, tambi¨¦n hay luz: ¡°La buena noticia es que todav¨ªa tenemos una ventaja importante: la gran cantidad de datos financieros y no financieros que acumulamos. Esta informaci¨®n revela mucho sobre los h¨¢bitos, gustos, necesidades y aspiraciones. Los bancos tienen que convertirlo en conocimiento y utilizar ese conocimiento para ofrecer a los clientes exactamente lo que quieren, c¨®mo y cu¨¢ndo lo necesiten¡±. No est¨¢n solos en eso. Y Francisco Gonz¨¢lez lo sabe: ¡°Es casi seguro que algunos grandes nombres en el mundo digital, las empresas con marcas fuertes y millones o miles de millones de usuarios, saltar¨¢n a la palestra¡±.
Ya est¨¢n aqu¨ª, no hay banco que tenga m¨¢s cuentas registradas que Apple, unos 575 millones a trav¨¦s de iTunes, m¨¢s los aparatitos: 375 millones de iPhones y 155 millones de tabletas, m¨¢quinas de comprar con un solo clic.Y el mayor hipermercado de la galaxia, sin horarios ni fiestas de guardar, Amazon, tiene 230 millones de compradores a un clic de la tentaci¨®n, y Google otros cientos de millones de cuentas registradas en su tienda GooglePlay y m¨¢s de mil millones de m¨®viles con su sistema operativo, y Facebook, 1.250 millones de usuarios-clientes, sin olvidar al asentado Paypal.
Es cierto, la mayor parte de las ventas se realizar¨¢n en las tiendas f¨ªsicas. Esa es la realidad y as¨ª seguir¨¢ siendo, pero se pagar¨¢ con un m¨®vil o con otro artilugio. Amazon, por ejemplo, ensaya para que su tableta Kindle sea el dat¨¢fono de los comerciantes a cambio de ofrecerle an¨¢lisis de compras y gustos de su clientela.
Muchos ofrecen ya su propia pasarela de pago y al particular su monedero electr¨®nico, su wallet. Ah¨ª coinciden todos. Vodafone lo ense?a gr¨¢ficamente, en una publicidad reciente, con una mujer que va desnuda por la calle, no necesita nada m¨¢s que su m¨®vil para comprar el pan cada ma?ana. Y lo mismo los bancos, y las American Express, MasterCards o Visa, con su V-visa, monedero-billetero electr¨®nico.
¡°La burbuja de Internet se ha trasladado a los medios de pago¡±, explica Mat¨ªa. ¡°Hay much¨ªsimos, pero todos se basan en una cuenta en el banco y en tarjetas, es decir, que su negocio no consiste en ofrecer menores costes, sino en recopilar la informaci¨®n del consumidor¡±, insiste Mat¨ªa. ¡°Pero ah¨ª no pueden competir con los bancos. Tenemos una informaci¨®n del cliente superior a la de cualquiera¡±.
¡°Vamos a ver el choque principal entre los bancos digitales y los nuevos entrantes¡±, dice Gonz¨¢lez en su art¨ªculo. Mat¨ªa relativiza el porvenir. ¡°Para nosotros el futuro es el monedero electr¨®nico, que ya tenemos, y aplicaciones como Recibox, que agrupa recibos y compara hasta cinco a?os de consumos¡; pero para Paypal, es al contrario, su futuro pasa por el mundo real: crear una tarjeta de pl¨¢stico para comprar en la tiendas. Resulta parad¨®jico¡±.
Virtual o real, los actuales bancos no le solucionaron la vida a BrandRain, una empresa de an¨¢lisis de datos para medir la reputaci¨®n de empresas, que necesitaba 290.000 euros para echar a andar; tampoco le dieron cr¨¦dito, ni caro ni barato, a Moincube, una herramienta para realizar aplicaciones. Afortunadamente estas dos startups espa?olas recurrieron a una nueva forma de financiaci¨®n, el crowdfunding,la inversi¨®n colectiva; particulares que creen en la rentabilidad de la empresa y se arriesgan a invertir su dinero en ella. ¡°En dos a?os hemos financiado siete proyectos de este tipo¡±, explica Ram¨®n Saltor, fundador de la barcelonesa TheCrowdangel.com. ¡°Han invertido 84 personas por valor de 1,6 millones de euros con una aportaci¨®n media de 12.000 euros¡±.
La financiaci¨®n colectiva en Espa?a es una broma ante el l¨ªder mundial, Kicks?tarter.com, que el pasado a?o recogi¨® 500 millones de d¨®lares. En Espa?a, el dinero dedicado a financiar startups a trav¨¦s del crowd?funding apenas lleg¨® a cinco millones de euros. Una ridiculez que, sin embargo, ha merecido la atenci¨®n del Gobierno, que ha presentado un anteproyecto de ley para, seg¨²n asegura, ¡°regularlo¡±, aunque en realidad es para ¨Cesto s¨ª¨C abortarlo. ¡°Est¨¢ clara la influencia del lobby bancario en el Gobierno¡±, dice Gelis.
Seg¨²n el texto anunciado, un particular no podr¨¢ invertir m¨¢s 3.000 euros en una empresa joven ni m¨¢s de 6.000 en un mismo a?o. ?Se imaginan que se limitara de igual forma la inversi¨®n en Bolsa? ¡°Es rid¨ªculo¡±, dice Saltor, de TheCrowdangel. ¡°Se cortan las alas a los inversores y a las startups espa?olas que no encuentran financiaci¨®n en los bancos. Ning¨²n inversor se va a meter si como m¨¢ximo puede poner 3.000 euros. No les merece la pena¡±. Este sistema naciente en Espa?a se hab¨ªa doblado en el ¨²ltimo a?o, pero con este anteproyecto TheCrowdAngel, por ejemplo, ha decidido parar su actividad. Se dedicar¨¢ a desarrollar las siete startups,de las que se lleva una comisi¨®n por el dinero recaudado.
Parece que el legislador espa?ol no se ha inspirado en las leyes de Reino Unido, Francia o Suecia, donde no hay l¨ªmite a este tipo de inversi¨®n; tampoco ha mirado a Alemania, que pone el l¨ªmite en 100.000 euros, o en el para¨ªso de la startup, Estados Unidos, donde el l¨ªmite se marca en funci¨®n del patrimonio o los ingresos del inversor.
En cualquier caso, las leyes nacionales en Internet son a menudo papel mojado. El inversor espa?ol probablemente se vaya a otra parte. De hecho, Kickstarter ha recaudado dinero de 24.800 espa?oles; tanto como el sector del crowdfunding nacional en 2013.
Si ese banco no atiende el cr¨¦dito que necesita una empresa para echar a andar, menos para un apuro de 500 euros. Ah¨ª entra Kredito24.com, que concede el dinero en 15 minutos. Nacida en Alemania cuenta con sedes en Polonia, Rusia, M¨¦xico, Australia y, desde hace un a?o, en Espa?a. ¡°Concedemos entre el 12% y el 15% de las 100.000 peticiones que hemos tenidos este a?o¡±, explica David Goday, director de la oficina espa?ola. ¡°Estamos creciendo a un ritmo del 10% mensual¡±.
Un negocio puro de cruce de datos, todo online. ¡°En un minuto se cruzan 10.000 operaciones y en 15 minutos se obtiene, o no, el cr¨¦dito. Si se devuelven antes de siete d¨ªas, no hay intereses. De lo contrario el plazo m¨¢ximo de devoluci¨®n es de un mes, al final del cual hay que devolver 650 euros, un 30% m¨¢s. ¡°A los tres meses de comenzar hab¨ªamos reducido los cr¨¦ditos fallidos al m¨ªnimo¡±.
Aunque hagan leyes para poner puertas al campo, a Internet, al bitcoin, al crowdfunding, a los horarios comerciales o al tr¨¢fico de divisas, el futuro es imparable¡ y diferente. ¡°Las reglas han cambiado y una nueva liga de competidores est¨¢ emergiendo. En dos d¨¦cadas el mundo va a pasar de 20.000 bancos anal¨®gicos a unas decenas digitales. Los bancos est¨¢n perdiendo el monopolio de la banca¡±. Gonz¨¢lez dixit.
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