Mistela
En esta sobremesa junto al mar la pobreza galopante en que est¨¢ sumido el pa¨ªs ha quedado sin resolver, pero los comensales parecen haber encontrado remedio para sus males
En una sobremesa junto al mar los comensales hablan de la crisis, de la corrupci¨®n, del paro, de los desahucios. Aunque el mar est¨¢ en calma y en el horizonte se ven pl¨¢cidos veleros navegar en aguas de dulzura, en tierra todo parece a punto de zozobrar. En medio de esta conversaci¨®n derrotista sobre los desastres de la patria hay botellas de excelente vino ya vac¨ªas y escombros de mariscos en cada plato. Pero lo peor llega cuando a estos an¨¢lisis catastrofistas de la econom¨ªa se superponen los an¨¢lisis cl¨ªnicos de cualquiera de los contertulios. La conversaci¨®n vira hacia las enfermedades y quebrantos de cada cual. Las opiniones te¨®ricas acerca de la basura pol¨ªtica, de pronto se convierten en datos concretos sobre la ves¨ªcula, las cervicales, el v¨¦rtigo, los c¨®licos, el colesterol y toda clase de tumores benignos o no. Con especial regodeo masoquista y todo lujo de detalles alguien manifiesta su nivel de urea, de creatinina y de az¨²car en la sangre; otro explica con gran pormenor el tormento que le causa la ci¨¢tica; otro se abre la camisa y exhibe la cicatriz que le dej¨® una operaci¨®n quir¨²rgica. No obstante basta con volver el rostro hacia la playa para darse cuenta de que el mundo es maravilloso. Sobre la arena hay ni?os felices que levantan castillos, adolescentes que mueven sus cuerpos gloriosos con una elasticidad felina, amantes j¨®venes que se embadurnan ritualmente con crema para ofrecerse en sacrificio al sol. En esta sobremesa junto al mar la pobreza galopante en que est¨¢ sumido el pa¨ªs ha quedado sin resolver, pero los comensales parecen haber encontrado remedio para sus males. Entre ellos se cambian recetas de minerales y vitaminas, de p¨®cimas con hierbas ex¨®ticas. Unos proponen hacer yoga y darse masajes, otros aconsejan caminar una hora al d¨ªa y apuntarse una dieta vegetariana del T¨ªbet. Alguien interrumpe esta conquista de la felicidad para leer en voz alta el titular de primera p¨¢gina del peri¨®dico: Anticorrupci¨®n descubre otro fraude masivo de decenas de millones. Vuelve al est¨®mago la acidez de la pol¨ªtica, pero junto a la noticia de este esc¨¢ndalo aparece el anuncio de una chica espl¨¦ndida que te incita a viajar con ella a los mares del sur. Entonces se acerca la camarera y dice: ¡°La casa les invita a una mistela¡±.
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