?Quiere usted alcanzar la inmortalidad digital?
Una web propone volcar la personalidad en un ordenador para que esta sobreviva a su due?o La tecnolog¨ªa de la "inmortalidad digital", prevista para la segunda mitad del siglo XXI, permitir¨ªa la comunicaci¨®n con avatares que imitar¨ªan la identidad de personas fallecidas
?Alguna vez ha fantaseado con volcar su personalidad en un ordenador y alcanzar una especie de inmortalidad virtual? Probablemente no, ?verdad? Sepan, sin embargo, aquellos a quienes seduzca la idea, que hay gente investig¨¢ndolo. Entend¨¢monos: la persona muerta muerta est¨¢, pero lo que propone la web Eterni.me, la pen¨²ltima invenci¨®n de la incipiente industria de la inmortalidad digital, es archivar los datos de su personalidad, crear un avatar que tenga su misma voz y rasgos f¨ªsicos y que sus descendientes puedan interactuar con usted siglos despu¨¦s de su fallecimiento.
El consejero delegado de la web, Marius Ursache, explica por e-mail su funcionamiento: "Cuando se registre en Eterni.me, deber¨¢ facilitar los datos que quiera procesar (de Facebook, Twitter, emails, historial de geolocalizaci¨®n, puede que incluso datos de Google Glass y Fitbit), que se recoger¨¢n, filtrar¨¢n y analizar¨¢n para que tengan sentido. Despu¨¦s, podr¨¢ interactuar con estos datos a trav¨¦s de un avatar de inteligencia artificial que se parecer¨¢ a usted". Es decir, si su tataranieto quisiera saber c¨®mo le gustaba a usted el caf¨¦ por las ma?anas, no tendr¨ªa m¨¢s que pregunt¨¢rselo al ordenador en el que est¨¦ su avatar, y el monigote le dar¨ªa la respuesta tal como, calcula, lo habr¨ªa hecho usted si estuviera con vida. Aunque ya tiene p¨¢gina web de presentaci¨®n en la que uno puede registrarse, Eterni.me a¨²n es un proyecto en desarrollo. "Planeamos tener una versi¨®n beta en 2015 y lanzarlo en 2016. Es mucho trabajo, y esto es una estimaci¨®n optimista", aclara Ursache.
Sus tataranietos podr¨¢n conocer sus opiniones sobre el matrimonio gay o extraterrestre (si existe)" Marius Ursache, consejero delegado de Eterni.me
Esta tecnolog¨ªa tira por tierra aquellos negocios que hace unos a?os invitaban, con ingenua sensaci¨®n de modernidad, a enviar un correo electr¨®nico a sus seres queridos despu¨¦s de su fallecimiento. Ahora, todo lo que haga falta puede decirlo su propio avatar personalizado. Como explica el director general, "su tataranieto lo utilizar¨¢ para acceder a informaci¨®n sobre usted: desde sus fotos y pensamientos sobre ciertos temas, a canciones que haya escrito pero nunca haya publicado o sus opiniones sobre el matrimonio gay o extraterrestre (si existe)". Es un primer paso, desde luego, y todav¨ªa est¨¢ lejos una verdadera inmortalidad 2.0, pero, como ellos aseguran, se trata, por ahora, de ver la demanda que hay para semejante invento. Una vez confirmado que existen miles de geeks interesad¨ªsimos en momificarse digitalmente, empezar¨¢n a fluir los d¨®lares para seguir avanzando en la investigaci¨®n.
En su incansable devoci¨®n por las cosas raras, Hollywood ya empieza a sacar tajada de la inmortalidad digital. El pasado 18 de abril se estren¨® en los cines estadounidenses Trascendence, una pel¨ªcula de ciencia ficci¨®n en la que Johnny Depp interpreta a un investigador de inteligencia artificial que conseguir¨¢ descargar su consciencia en una m¨¢quina para alcanzar una existencia post mortem. Aunque el concepto sea ficci¨®n, la base est¨¢ cada vez m¨¢s cerca de convertirse en realidad: en Los ?ngeles ya se consigui¨® implantar un recuerdo a un rat¨®n. ?Cu¨¢nto se tardar¨¢ en implantar un recuerdo humano a un ordenador? ?Cu¨¢nto, en implantarle todo nuestro almac¨¦n mn¨¦mico? ?Cu¨¢nto, en transferirle nuestra consciencia? Dicen los optimistas que algunos de esos retos ser¨¢n realidad en la segunda mitad de este siglo.
Las implicaciones de vivir como una m¨¢quina no solo incluyen pensar que la muerte ha pasado de moda, sino adaptarse a vivir sin cuerpo. ?Seremos capaces? Significar¨ªa renunciar a la dimensi¨®n f¨ªsica de la vida, desde algo tan hermoso y elevado como el abrazo de un ser querido, hasta algo tan prosaico como la verg¨¹enza de tirarse un pedo en p¨²blico.
Si le parece poco, imagine que su ¨ªdolo musical favorito siga sacando singles dentro de 2.000 a?os (?c¨®mo sonar¨ªan unos sempiternos Rolling Stones en el a?o 4014?). Claro que tambi¨¦n habr¨ªa que prepararse para tener que aguantar a los pol¨ªticos m¨¢s impopulares diciendo sandeces desde la ultratumba digital. ?Pobres historiadores! Se ver¨¢n obligados a escuchar versiones partidistas e interesadas de los propios protagonistas de la Historia mientras est¨¢n investigando. ?O ser¨ªa, por el contrario, una gran ventaja poder hablar directamente con aquellos que han forjado la Historia? La respuesta, aparentemente, dentro de unas d¨¦cadas.
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