Haiyan seis meses despu¨¦s: Filipinas contin¨²a su reconstrucci¨®n
Comienza una nueva temporada de tifones. Si alguno golpea las zonas afectadas por el que asol¨® la regi¨®n central del pa¨ªs hace medio a?o, las consecuencias pueden ser terribles
Seis meses atr¨¢s, el S¨²per Tif¨®n Haiyan (llamado Yolanda), el m¨¢s fuerte que se cree haya tocado tierra, azot¨® Filipinas. 14,1 millones de personas resultaron afectadas, 4,1 millones desplazadas y las perdidas y da?os se totalizan en un estimado de 14.000 millones de d¨®lares. M¨¢s de 6.200 personas murieron y miles m¨¢s contin¨²an desaparecidas.
El mundo observ¨® como Haiyan marc¨® terribles estad¨ªsticas en el grado de devastaci¨®n y destrucci¨®n. Impact¨® a Filipinas, el pa¨ªs m¨¢s expuesto a tormentas en la tierra, cuando a¨²n estaba conmocionado por el Tif¨®n Bopha y por un terremoto de magnitud 7,1 ocurrido un mes antes.
Mientras hacemos un balance de la incre¨ªble labor que se ha hecho en un tiempo muy corto, la temporada 2014 de ciclones en el Pac¨ªfico est¨¢ a punto de comenzar. Un promedio de 20 tifones se estrellan contra Filipinas cada a?o. Si una gran tormenta golpeara las zonas afectadas ahora, podr¨ªamos estar ante una situaci¨®n humanitaria mucho m¨¢s grave.
Filipinas, el pa¨ªs m¨¢s expuesto a tormentas en la tierra
La experiencia de Haiyan confirm¨® lo que muchas organizaciones han estado afirmando desde hace a?os: que los riesgos de las situaciones de desastres son m¨¢s reales en los pobres, los marginados y los sectores vulnerables de la sociedad, incluyendo las mujeres y los ni?os. Estas son las personas que no tienen las redes de protecci¨®n social y la capacidad para protegerse y recuperarse, y por lo tanto son quienes sufren m¨¢s durante los desastres y enfrentan el mayor riesgo de perder sus bienes materiales ¨Ccuando no pierden sus propias vidas¨C. En el caso de Haiyan, esto se traduce en 2,6 millones de hogares y 5,9 millones de ni?os m¨¢s pobres.
En las semanas cruciales posteriores al tif¨®n y en los seis meses que han transcurrido, Plan Internacional ha movilizado r¨¢pidamente recursos en todo el mundo, canalizando fondos y donaciones a Filipinas para contribuir con su proceso de recuperaci¨®n. Las acciones han generado m¨¢s de 50 millones de d¨®lares, una de las mayores contribuciones hasta la fecha de las ONG internacionales dedicadas a ni?os. Plan Filipinas apoya en siete ¨¢reas sectoriales ¨Cla protecci¨®n y la violencia basada en el g¨¦nero; la educaci¨®n; la salud; la nutrici¨®n; el agua, el saneamiento e higiene; la recuperaci¨®n temprana, la subsistencia y la agricultura; y la vivienda¨C incluyendo la participaci¨®n en grupos interinstitucionales y asociaciones. Hasta la fecha, 143.171 hogares repartidos en 43 municipios afectados por desastres ya han sido beneficiados por las actividades de socorro de Plan, muy superiores a la cobertura prevista de solo 22 municipios y 75.000 hogares. La extraordinaria capacidad de resistencia del pueblo filipino iguala el entusiasmo del apoyo mundial. En Plan Filipinas, el aprovechamiento de las energ¨ªas de nuestras comunidades asociadas, y el apoyo en todo el proceso de autorecuperaci¨®n se convirti¨® en el foco de nuestro trabajo.
Los riesgos de desastres son m¨¢s reales en los pobres, los marginados y los sectores vulnerables de la sociedad
Un punto esencial en el proceso de recuperaci¨®n es la inclusi¨®n de los ni?os: para verlos no como objetivo o receptores finales, sino como participantes activos del proceso. A trav¨¦s de nuestras alianzas estrat¨¦gicas con otras organizaciones humanitarias, hemos organizado la evaluaci¨®n infantil inicial m¨²ltiple y r¨¢pida y otros foros de participaci¨®n que involucra a los ni?os, quienes aprovechan sus intervenciones para informar sobre los procesos de planificaci¨®n DRRM, la evaluaci¨®n de los planes de respuesta y la evaluaci¨®n de las necesidades despu¨¦s de los desastres.
Ahora, s¨®lo existe el est¨¢ndar de proyectos de calidad con beneficios duraderos que ayuden a las comunidades a prepararse para los retos del futuro, donde la ¨²nica manera de construir, es volver a construir mejor y m¨¢s seguro.
En las primeras semanas despu¨¦s de Haiyan, conoc¨ª a agricultores que en vez de pedir alimentos, ped¨ªan las semillas que sembrar¨ªan para cosecharlos. He conocido a ni?os, que a pesar de haber experimentado grandes traumas y p¨¦rdidas, mantienen, milagrosamente, un brillo de esperanza en sus ojos. Siempre me sorprendo por las actitudes positivas de los ni?os en situaciones de desastre y c¨®mo las enfrentan. Verlos en circunstancias peligrosas, como estas, me rompe el coraz¨®n. Pero tambi¨¦n refuerza mi determinaci¨®n y la de mis equipos a persistir en nuestro trabajo para contribuir a una mejor calidad de vida. El proceso de reconstrucci¨®n tomar¨¢ a?os y m¨¢s inversiones a medio plazo, reducci¨®n del riesgo de desastres y educaci¨®n. Pero lo que nos mantiene en movimiento hacia adelante es el esp¨ªritu filipino irrompible, esa marca ¨²nica de resiliencia que ahora se conoce en todo el mundo. Haiyan nos ense?¨® muchas lecciones en la canalizaci¨®n de nuestro desarrollo y los esfuerzos humanitarios de forma m¨¢s sostenible. Nuestros beneficiarios nos ense?aron algo mucho menos medible: que ante un desastre, no hay que perder la esperanza, ya que, la vida, despu¨¦s de todo, contin¨²a.
Carin van der Hor, directora de Plan Filipinas.
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