Cuerpo a cuerpo ciudadano en Senegal
Elise Fitte-Duval fue premio Casa ?frica en la Bienal de Fotograf¨ªa de Bamako en 2013 Sus fotograf¨ªas muestran a los africanos tomando el destino entre sus manos, organiz¨¢ndose, cambiando las cosas, como grandes actores de sus propias vidas La muestra 'Dakar. Cuerpo a Cuerpo' abre hasta agosto en Casa ?frica en Las Palmas de Gran Canaria
Elise Fitte-Duval (Martinica, 1967) se repliega en una esquina de su butaca, alargada y oscura como un gir¨®n de un lienzo del Greco. Trenza su pelo natural entrecano con sencillez y porta una simple camiseta gris. Las enormes gafas de pasta bermeja le achican unos ojos serios, despiertos, curiosos, bajo una frente amplia. Habla con suavidad, gesticulando con las manos casi infinitas y como acomodadas al peso de una c¨¢mara. Es obvio que no le gusta que le saquen fotos: se siente inc¨®moda frente a un objetivo.
Estamos en la sala multimedia de Casa ?frica. Elise se ha pasado la ma?ana atendiendo a los medios de comunicaci¨®n que se interesan por su primera exposici¨®n en solitario: Dakar Cuerpo a Cuerpo. A su lado, Sandra Maunac, una de las comisarias de la muestra con im¨¢genes de los movimientos ciudadanos de la capital senegalesa que tumbaron a Abdoulaye Wade en las ¨²ltimas elecciones, en el a?o 2012. Responsable del montaje es M¨®nica Santos, en un formato de exposici¨®n casi de guerrilla; una mezcla de arte y carteler¨ªa urbana. La pared de la sala se va cubriendo con una especie de v¨ªvido collage que representa la cr¨®nica de un a?o de revoluci¨®n pac¨ªfica en las calles de Dakar a trav¨¦s de la mirada de Elise.
Un antidisturbio terriblemente joven se enfrenta a cara descubierta a uno de los miembros de la plataforma Y¡¯ en a marre, intimidante pero pac¨ªfico, con los brazos cruzados sobre el ancho pecho y las gafas de sol ocult¨¢ndole la mirada. Una mujer, probablemente abuela, flota en volandas entre dos polic¨ªas, con el bolso apretado con firmeza contra el cuerpo y el rostro compuesto y digno. Un joven queda inmovilizado en el acto de lanzar una piedra con una mano mientras sujeta el m¨®vil con la otra, puro y preciso movimiento. Coches envueltos en llamaradas, reuniones organizadas de protesta y de debate, pancartas contra la carest¨ªa de la vida, detenciones, campa?as entre los m¨¢s j¨®venes por la inscripci¨®n en el censo para que ejerzan su derecho a voto. Pruebas de que los africanos no son pasivos ni esperan permanentemente un rescate. Fotograf¨ªas que les muestran tomando el destino entre sus manos, organiz¨¢ndose, cambiando las cosas, actores de sus propias vidas y hacedores de su presente y su futuro.
¡°Me instal¨¦ en Dakar en 2001 y ya en las elecciones de 2007 quise cubrir la campa?a electoral de Senegal", apunta Elise. "Me interesaba la campa?a, pero lo que realmente me atra¨ªa era seguir al movimiento ciudadano. Se dieron m¨²ltiples acciones de la sociedad civil y la calle de Senegal, como las de los imanes de Gu¨¦idawaye, que protestaron contra los cortes de electricidad constantes en Dakar. Fue una reacci¨®n espont¨¢nea por un problema concreto, que aglutin¨® a la poblaci¨®n alrededor y que no redujo los cortes de corriente, pero tuvo un efecto: les invitaron a la presidencia de gobierno y se presentaron posibles soluciones. Desde principios de 2011, me concentr¨¦ en el movimiento Y¡¯en a marre y les segu¨ª. Tienen proyectos ciudadanos, fuera del ¨¢mbito de la pol¨ªtica, e impulsan un cambio en el pa¨ªs y en la mentalidad de los ciudadanos, acciones que buscan soluciones a problemas. Tambi¨¦n segu¨ª al movimiento M23, iniciado por el Encuentro Africano por la Defensa de los Derechos Humanos (RADHO, por sus siglas en franc¨¦s) que encabezaba Alioune Tine. El RADHO se convirti¨® en una alianza de partidos de oposici¨®n, no en un movimiento ciudadano. Macky Sall, el actual presidente, acab¨® tambi¨¦n integr¨¢ndose en ¨¦l. Pero lo importante es que hab¨ªa una gran diversidad de movimientos: de j¨®venes, de mujeres, de comunidades religiosas¡±.
Elise se descubri¨® casi ubicua el 19 de marzo de 2011, fecha en la que la conmemoraci¨®n del ascenso al poder de Abdoulaye Wade deriv¨® en una protesta masiva en forma de contra-fiesta en tres plazas diferentes de Dakar. Ella declin¨® posar su objetivo sobre la fiesta oficial y prefiri¨® una gira fotogr¨¢fica por la protesta ciudadana de la Plaza de la Independencia, la movilizaci¨®n de los raperos y los j¨®venes en la Plaza del Obelisco y la reuni¨®n de los partidos de oposici¨®n en una tercera plaza de la ciudad. ¡°Quer¨ªa mostrar la variedad y la fuerza del movimiento ciudadano¡±, precisa y tambi¨¦n a?ade que, a partir de ah¨ª, dedic¨® un a?o de su vida a observar la calle, ¡°empotrada¡± entre manifestantes y activistas y documentando concienzudamente un momento hist¨®rico.
Sus retratos de los movimientos ciudadanos que culminaron en las elecciones de 2012 son, sin embargo, solo una de las partes de su monogr¨¢fico en Casa ?frica. Hay otras tres secciones que plasman los problemas medioambientales de Dakar, el trabajo de las compa?¨ªas de danza contempor¨¢nea africana y tambi¨¦n los recovecos de un espacio peculiar, que navega entre lo p¨²blico y lo privado, en la capital senegalesa: el barrio de Ouakam. Toda su labor tiene como l¨ªnea argumental el desarrollo, ya sea en los ensayos de bailarines que miran hacia el futuro y exploran nuevos territorios o en el estudio de c¨®mo se improvisa la urbanizaci¨®n una capital africana que crece r¨¢pidamente o la documentaci¨®n de los efectos del cambio clim¨¢tico sobre la vida de los m¨¢s pobres.
El ¨²ltimo caso es el de la serie Vivir con los pies bajo el agua, que Elise mostr¨® en la Bienal de Fotograf¨ªa de Bamako de 2011, dedicada al medio ambiente bajo el lema Por un mundo sostenible. Esta serie le vali¨® el Premio Casa ?frica, que se plasma, tras m¨²ltiples vicisitudes, en un cat¨¢logo en formato de peri¨®dico y esta exposici¨®n.
¡°Dakar se construy¨® sobre una pen¨ªnsula, en un territorio de marismas que se va desecando y urbanizando ¨Cexplica¨C. La presi¨®n del mar y del agua que permanece en el subsuelo es muy fuerte. El desierto del Sahel vive una sequ¨ªa casi permanente y la gente emigra desde el interior a Dakar. All¨ª invierte su capital, todo lo que tiene, en construir una casa, un hogar en el que pueden trabajar toda una vida o incluso durante generaciones. Y entonces, aunque en Dakar no llueve mucho, llega una temporada de precipitaciones, que ahora son m¨¢s fuertes que antes por el cambio clim¨¢tico, y el agua retoma su lugar. Ves casas abandonadas a cielo abierto, sin techo, empantanadas, en pleno naufragio. Construcciones que hunden los cimientos en el agua y entre ellos se mueven los peces y se pesca. El agua se retira a veces, pero siempre vuelve¡±.
Elise transit¨® por las v¨ªas semiacu¨¢ticas de varios barrios de Dakar, como Pikine o Thiaroye, para retratar la lucha de sus habitantes, condenada al fracaso, contra las inundaciones. Sus im¨¢genes son un testimonio m¨¢s de los efectos del calentamiento global y la poluci¨®n en Dakar. Problemas de basura, playas contaminadas, industrias que lanzan al mar, sin filtros, todo tipo de desechos. Retrata a un pa¨ªs muy pobre, en v¨ªas de desarrollo, en el que la mayor parte de la econom¨ªa es muy informal y toda esa poluci¨®n y los problemas medioambientales recaen sobre la poblaci¨®n m¨¢s vulnerable y la empobrecen todav¨ªa m¨¢s. Los habitantes de los barrios que viven con los pies en el agua se muestran, en las fotograf¨ªas de Elise, dignos, desafiantes frente a una naturaleza que les arrebata lo poco que tienen y felices porque alguien les escucha y les hace visibles. Ya est¨¢n acostumbrados a desaparecer a ojos de las autoridades.
¡°En general, me interesa c¨®mo la sociedad civil puede reaccionar ante un poder que no la toma en cuenta ¨Cpuntualiza Elise¨C La fotograf¨ªa me permite una suerte de proximidad, pero con cierta perspectiva. Es cierto que no siempre hay cuestiones que movilicen a la gente, no podemos vivir en la agitaci¨®n todo el tiempo. Pero los ciudadanos tienen problemas en su vida cotidiana, necesitan cambios. Las elecciones se convierten en el momento en que expresan su disconformidad. En el caso de Wade y el proceso electoral de 2012, las acciones de protesta acababan con destrozos en las instalaciones de la compa?¨ªa el¨¦ctrica, que era la que despertaba la c¨®lera de los vecinos de Dakar con los cortes de electricidad. Dakar sufre este problema continuamente y es algo que ralentiza el desarrollo, que afecta a los ciudadanos. La gente ve¨ªa al gobierno sin hacer nada por solucionar sus problemas y entonces, Wade lanz¨® una iniciativa para cambiar la Constituci¨®n y poder quedarse en el poder, sin hacer nada por ellos, m¨¢s tiempo y m¨¢s f¨¢cilmente. Adem¨¢s, se sospechaba que con su hijo Karim como vicepresidente. Fue la gota de agua que colm¨® el vaso. La gente empez¨® a organizarse con protestas con lemas como No toques mi constituci¨®n, a movilizarse¡±.
Elise opina que queda mucho trabajo por hacer para abrir las mentalidades y utilizar el potencial de la creatividad de los ciudadanos. Sin embargo y a pesar del poco inter¨¦s que los gobiernos suelen mostrar por sus sociedades civiles, tambi¨¦n es consciente de que la senegalesa, al menos, conoce su fuerza y sabe que puede cambiar las cosas.
Tras la partida de Wade del poder, en marzo de 2012, los senegaleses saben que no es necesario esperar que un salvador llegue de fuera y los lleve en volandas hacia el para¨ªso de la felicidad y el desarrollo.
?T¨ªtulo de los v¨ªdeos: Vivir con los pies bajo el agua?? y Y'en a marre. En el coraz¨®n del movimiento ciudadano
?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.