Empezar de cero¡ ?otra vez?
Familia de inmigrantes sudamericanos que parte de retorno, en el aeropuerto de Barajas. /B. P?REZ
Cuando salimos de nuestro pa¨ªs para buscar una vida mejor vamos con un sue?o en mente: un trabajo que mejore el salario que ten¨ªas en tu pa¨ªs, construir una vivienda y tener una vida digna en nuestro pa¨ªs de origen. Siempre tenemos el anhelo de regresar a nuestra tierra, a nuestro pueblo, a nuestra familia, a nuestras calles.Hasta hace poco eso era posible: lleg¨¢bamos, trabaj¨¢bamos a tope, ahorr¨¢bamos lo que pod¨ªamos, incluso ten¨ªamos claro el negocio que quer¨ªamos montar all¨ª, y cuando est¨¢bamos listos, cog¨ªamos el avi¨®n y ?a casa se ha dicho!
Al llegar all¨ª, compart¨ªamos la alegr¨ªa del regreso, recuper¨¢bamos nuestra familia, nuestros hijos/as, nuestra sociedad y est¨¢bamos bien vistos porque incluso lleg¨¢bamos a crear puestos de trabajo para nuestro pueblo. Si lleg¨¢bamos al pueblo cre¨¢bamos cooperativas y poniamos a toda nuestra familia a trabajar; si lleg¨¢bamos a la ciudad mont¨¢bamos un negocio y al menos dos o tres familiares se beneficiaban trabajando.
Nos enter¨¢bamos en una semana a lo mucho de todo lo que hab¨ªa pasado en nuestra ausencia: qui¨¦n se cas¨®, qui¨¦n se dej¨®, qui¨¦n se muri¨®, qui¨¦n naci¨®¡ ?C¨®mo est¨¢ el gobierno? ?Qu¨¦ se ha hecho? ?Qu¨¦ se ha dejado de hacer? En fin, era una puesta a punto de informaci¨®n social, econ¨®mica y pol¨ªtica.
Pero, ?qu¨¦ pasa cuando no regresamos de esa manera? ?Sin sue?os alcanzados y con las maletas vac¨ªas? ?Sin una casa donde llegar a vivir? ?Sin planes de futuro ni de negocios? ?Deprimidos y enfermos? ?Al borde de un ataque de nervios?
?Qu¨¦ pasa cuando todos los que ten¨ªan que venir a saludarte te miran como si fueras un fracasado? ?Culp¨¢ndote? ?Con mirada de l¨¢stima?
Todos estos interrogantes nos sirven para hacer una reflexi¨®n: cuando tenemos un sue?o estamos m¨ªnimamente preparados para el futuro que queremos cuando venimos aqu¨ª, y eso nos permite enfrentar las adversidades, pero, ?estamos preparados para regresar cuando no hemos triunfado?
Juan es uno de los retornados avergonzados. Lleg¨® joven, fuerte, con ganas de trabajar 18 horas sin descanso en el oficio que le pusieran. Ahora, lo que queda de ¨¦l es un hombre cansado, avejentado y con una depresi¨®n que casi le lleva a la muerte. ?l, como cientos de personas, ha tenido que regresar sin dinero, con deudas, con una casa pagada a medias y devuelta al banco. Con la cabeza baja y el coraz¨®n roto al sentir que no puede dar a su familia lo que hab¨ªa prometido: negocio, coche, casa nueva, estudios, viajes.
La familia de Juan ha hecho lo posible por ayudarle a superar su depresi¨®n: encontrarle un nuevo trabajo, acogerlo en sus casas, escucharlo, distraerlo... ?l ha puesto todo de su parte y est¨¢ otra vez empezando de cero a luchar y vivir.
Es hora de que veamos a la inmigraci¨®n con sus dos caras, no solo por lo que pasa aqu¨ª, la desesperaci¨®n de quedarse sin trabajo, sin casa y sin servicios sociales, sino tambi¨¦n lo que nos espera all¨ª cuando el migrar no es una esperanza de vida digna, sino una loter¨ªa que el gobierno de turno te obliga a jugar. Si sale bien, tendr¨¢s trabajo, casa y bienestar, pero si sale mal ?qu¨¦ te queda?
Texto escrito por Marcela Pesantez,activista de la RED Mujeres LAyC en Espa?a
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