F¨²tbol y reflexi¨®n
Letizia ha demostrado que sabe c¨®mo defender la Monarqu¨ªa. Pero no se le reconocen esos reflejos de reci¨¦n llegada. Como sucede en el filme de Grace Kelly
Uno de los errores de las elecciones europeas ha sido su coincidencia con dos aut¨¦nticas celebraciones comunitarias: Eurovisi¨®n y la final de Champions. Para un determinado p¨²blico, Conchita Wurst, la barbuda ganadora del festival, es este a?o la m¨¢s genuina representante que puedan elegir. Y para muchos otros, cualquiera que sea el equipo que consiga ganar la copa m¨¢s europea de todas, tambi¨¦n ser¨¢ el m¨¢ximo representante de los valores europeos en liza.
As¨ª, los pol¨ªticos quedan como segundones bien pagados viviendo en su microclima, mostrando su lejan¨ªa con la realidad al no saber ver que estas elecciones iban a acabar emparedadas entre sendos fen¨®menos de masas: la m¨²sica pop y el f¨²tbol.
En el aparente frenes¨ª de los ¨²ltimos d¨ªas de campa?a, las disculpas de Ca?ete perdieron toda importancia ante la aparici¨®n de la placenta de yegua, un esot¨¦rico pero poderoso milagro que viene de los Balcanes para aliviar las lesiones del futbolista Diego Costa. Su experta administradora es una mujer con nombre y aspecto de poderosa hechicera, Marijana Kovacevic, con rostro p¨¢lido, mirada intensa y sabidur¨ªa centenaria. Bajo el flequillo luce una sonrisa de tanta fuerza dental que te hace pensar que la ingesta de placenta de yegua no solo te hace m¨¢s fuerte, sino un pel¨ªn m¨¢s equino. Pero lo cierto es que la doctora Kovacevic vuelve a poner la atenci¨®n de la ciencia y el deporte en esas tierras misteriosas y violentas donde, as¨ª como abundan las yeguas superf¨¦rtiles, revolotean vampiros y a¨²n se cree en los milagros. Si Costa juega en Lisboa y lo hace bien, Kovacevic entrar¨¢ a formar parte de los nuevos millonarios y la placenta de yegua ser¨¢ un potente sustituto de los batidos de vegetales ¨¢cidos que son hasta ahora tendencia. Muchos compartimos la idea de que si el Atl¨¦tico conquistara tambi¨¦n la Champions, se acabar¨ªa el bipartidismo Bar?a-Real Madrid y Espa?a entrar¨ªa en una nueva era. Desintoxicada de tanto futbolista millonario y engre¨ªdo, abierta a que briosos y humildes corceles devuelvan a la placenta de yegua su lugar en el deporte y en la pol¨ªtica.
Aunque el f¨²tbol no impide la reflexi¨®n, es el peor fin de semana para una convocatoria electoral. La prensa rosa tiene que v¨¦rselas con dos matrimonios principescos celebrando d¨¦cimo aniversario: los herederos daneses, la cuna del cuento de hadas, y los Asturias, empe?ados en ofrecerse como la m¨¢s normal de las familias principescas. Con todo lo que se escribe sobre estos 10 a?os de Letizia, a¨²n nadie le ha reconocido su habilidad de crear un cortafuegos entre su marido y no solo la prensa, sino tambi¨¦n con su hermana menor para distanciarlo de las jaquecas que el caso Urdangarin y la opini¨®n p¨²blica podr¨ªan acarrearle. Y haciendo ese cortafuegos, que ha significado alejarse de una infanta y un cu?ado con quienes manten¨ªan una estrecha relaci¨®n, Letizia ha demostrado que sabe c¨®mo defender a la instituci¨®n incluso de s¨ª misma. Pero no se le reconocen esos reflejos a la reci¨¦n llegada. Como tambi¨¦n sucede en la reci¨¦n estrenada pel¨ªcula sobre Grace Kelly, son las hijas de la democracia las que mejor saben rescatar y preservar las instituciones europeas m¨¢s ancianas.
Antes que Letizia so?ara siquiera con ser presentadora de las noticias, Grace Kelly contribuy¨® a prolongar los extra?os puentes entre Hollywood, una meritocracia de duras maneras, y Europa, el continente de los castillos y los cuentos de hadas. En la relamida pero efectiva pel¨ªcula, interpretada por una perfecta Nicole Kidman, Kelly es mucho m¨¢s que una actriz que aprendi¨® a ser princesa, es casi una antecesora de Margaret Thatcher o una Evita Per¨®n en toda regla con maravilloso vestuario y rubio verdadero. La pel¨ªcula nos deja saber que quien resolvi¨® el grave conflicto pol¨ªtico entre la determinaci¨®n de De Gaulle para que M¨®naco y sus ciudadanos pagaran impuestos a Francia y la vehemente negaci¨®n de Rainiero a aceptarlo fue la mism¨ªsima Grace. La princesa organiz¨® un Baile de la Cruz Roja con mejor acierto que cualquier cumbre de las Naciones Unidas, actu¨® una Maria Callas soberbia (igualmente interpretada por Paz Vega) cantando O mio babbino caro para que el general De Gaulle se enterneciera y entendiese cu¨¢nto estaba haciendo sufrir a los monegascos. Con Callas ya en silencio, Grace subi¨® al escenario y, en un discurso que ya quisiera dar ma?ana domingo el capit¨¢n ganador de la Champions (o el vencedor de las elecciones), le dijo al general que ella, Hollywood y su familia monegasca cre¨ªan en los cuentos de hadas porque en ellos siempre triunfaba el bien. Y que el gran privilegio de los privilegiados era garantizar ese bien para los que aspiraban a su existencia y disfrute, eso s¨ª, libre de impuestos. Y la Republique cedi¨®. ¡°Viva Grace¡±, gritaron en la sala de cine donde se proyectaba la pel¨ªcula. Viva Europa, me dije yo, que con su f¨²tbol, princesas, festivales y bienestar nos mantiene creyendo que la uni¨®n es necesaria y adem¨¢s existe.
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