Un chef para seis presidentes
El cocinero de la Moncloa se jubila con un libro y descubre las man¨ªas y debilidades de los mandatarios espa?oles. 32 a?os de historia desde los fogones del Gobierno
La noche del 23-F Julio Gonz¨¢lez de Buitrago Reviejo estaba en la cocina del palacio de la Moncloa preparando la cena, como de costumbre. Ten¨ªa 34 a?os y hab¨ªa llegado hasta all¨ª dos a?os antes, de la mano de un cu?ado que formaba parte del parque m¨®vil de Presidencia y despu¨¦s de hacer unos cr¨ºpes ¡°bastante mediocres¡± como improvisada prueba de ingreso. Aquella hist¨®rica tarde-noche, mientras se enfriaba la cena y segu¨ªa el golpe de Estado del teniente coronel Antonio Tejero por la radio y la televisi¨®n de la zona del servicio, intent¨® salir a eso de las 21.00 y los guardias civiles de la sede presidencial le cerraron el paso. Pens¨® de todo: ¡°Se acab¨®¡±, ¡°este es el fin de muchas cosas bonitas¡±... Lo que nunca se le pas¨® por la cabeza a este hombre de Sotillo de las Palomas (Talavera de la Reina), que un d¨ªa dej¨® la hoz en el campo para buscar mejor fortuna en Madrid, es lo que verdaderamente ocurri¨® despu¨¦s: que se jubilar¨ªa en esos mismos fogones 32 a?os m¨¢s tarde, despu¨¦s de haber hecho de comer, cenar y desayunar para todos los presidentes de la democracia espa?ola, sus respectivas familias e invitados (oficiales y no oficiales). Toda una vida entrando y saliendo sin hacer ruido por la puerta de atr¨¢s de la casa del Gobierno de Espa?a.
Julio ¡ªa secas, como han conocido y llamado a este jefe de cocina todos los presidentes y sus respectivas esposas¡ª est¨¢ convencido de que los gustos gastron¨®micos, las debilidades y las man¨ªas pueden definir a un mandatario. Quiz¨¢ por eso, a sus 69 a?os, ha hablado por primera vez, animado por ¡°do?a Pilar¡±, Mar¨ªa del Pilar Ib¨¢?ez-Mart¨ªn, viuda de Leopoldo Calvo Sotelo, y ha publicado un libro: La cocina de La Moncloa (Espasa). En realidad son sus memorias, con la particularidad de que est¨¢n ligadas a las de los seis gobernantes de la Espa?a democr¨¢tica. Un compendio de recetas presidenciales, culinarias y vitales.
Ana Botella quer¨ªa una tortilla de patatas imposible
Su¨¢rez ¡°com¨ªa poco, muy poco, pero estaba siempre sonriendo y no le pod¨ªa faltar una crema de legumbres por la noche, a petici¨®n expresa de su mujer, do?a Amparo¡±. El 29 de enero de 1981 hab¨ªa movimiento en las plantas de arriba, c¨¢maras de televisi¨®n, periodistas... Pero nada le hizo presagiar lo que iba a pasar a las 19.40. Uno de los chicos sali¨® del cuarto aleda?o de la cocina, donde se encuentra la televisi¨®n, para avisar de que: ¡°?Est¨¢ dimitiendo el presidente!¡±. ¡°Nos pill¨® por sorpresa, nos invadi¨® un sentimiento de profunda tristeza porque le ten¨ªamos mucho aprecio¡±.
En situaciones as¨ª, ¡°delicadas¡±, la consigna era la misma en cocina: ¡°Cosas suaves¡±. Ocurr¨ªa tambi¨¦n en las noches electorales o cuando hab¨ªa un atentado. ¡°Hipercor en 1987, el secuestro de Miguel ?ngel Blanco, el 11-M, son momentos en los que el presidente lo pasa muy mal, se sabe que no va a ser un d¨ªa normal y se preparan consom¨¦s, verduritas, cosas f¨¢ciles de digerir en una situaci¨®n de tensi¨®n¡±, explica Julio.
Calvo Sotelo ¡°com¨ªa de todo, pero no hab¨ªa equ¨ªvoco posible con una pasta en blanco, con mantequilla y parmesano; era un hombre serio y muy sobrio que te sorprend¨ªa con golpes de humor¡±.
A Gonz¨¢lez, que cada dos por tres se colaba en la cocina para preparar un Dent¨®n a la sal, ¡°le encantaba un s¨¢ndwich de bonito con tomate para ver el f¨²tbol, y le sentaban mal las gambas, siempre fue un hombre muy campechano y aprendi¨® a comer durante sus a?os como presidente¡±. Digamos que aparc¨® el gazpacho y la fritura de pescado y comenz¨® a conquistar a sus hu¨¦spedes por el est¨®mago, desde Ronald Reagan cuando estaba sobre la mesa la entrada de Espa?a en la OTAN hasta al alem¨¢n Helmut Kohl buscando apoyos en Europa, pasando por la propia reina de Inglaterra Isabel II y por Fran?ois Miterrand, otro gastr¨®nomo empedernido de quien se hizo ¨ªntimo.
Felipe Gonz¨¢lez aprendi¨® a comer durante sus a?os como presidente
Aznar se prohibi¨® las patatas fritas, era ¡°estricto¡± con los horarios y no perdonaba un helado de caf¨¦ de la marca H?agen-Dazs despu¨¦s de cada comida y cada cena hasta el punto de convertirlo ¡°en un asunto de Estado¡±. Cambi¨® el estilo desenfadado que hasta entonces reinaba en la casa de la Moncloa. Amante del picante, fue el ¨²nico presidente al que el servicio recibi¨® en fila en el hall de palacio. ¡°Hasta entonces eran ellos los que ven¨ªan a conocernos y presentarse¡±. Tambi¨¦n cambi¨® a los proveedores habituales, sustituy¨¦ndolos por El Corte Ingl¨¦s, ¡°porque era amigo de Isidoro [?lvarez]¡±, remata el cocinero.
Tanto las declaraciones de Julio como su narraci¨®n en el libro destilan una clara simpat¨ªa hacia la familia Calvo Sotelo, pese a que fue el Gobierno m¨¢s corto (febrero de 1981-dicembre de 1982), y una antipat¨ªa hacia los Aznar, por ¡°la lentitud de do?a Ana Botella para decidir los men¨²s a diario¡±, que le obligaba a ir de cabeza para que la comida estuviera lista a las 14.00; porque se dirig¨ªa a ¨¦l por el interfono; porque ¡°quer¨ªa una tortilla de patatas imposible¡± (con patatas crujientes y el huevo cuajado); y porque ¡°no hubo un solo d¨ªa en el que percibiera que hab¨ªa quedado satisfecha¡±.
¡°Al llegar a La Moncloa¡±, cuenta la viuda de Calvo Sotelo, ¡°nos percatamos de que unos d¨ªas la comida era fant¨¢stica y otros no; enseguida descubr¨ª que el gran cocinero era Julio y al poco le dije: ¡°?Eres lo suficientemente valiente como para hacerte cargo de todas las comidas, banquetes y encuentros oficiales y dejamos de encargar esos catering al Ritz y al Jockey?¡±. ?l dijo que s¨ª. Y lo hicimos. Nos ahorramos un buen dinero¡±. Est¨¢ convencida de que ha sido la ¨²nica primera dama espa?ola que ha entrado en la cocina, por aquel entonces cuartelera y con plagas de cucarachas: ¡°Era mi casa, ten¨ªa que ocuparme¡±.
A Zapatero ¡°le privaban las almendras fritas¡±. Con ¨¦l volvieron a tener proveedores en el Mercado Central ¡ª¡°mucho m¨¢s econ¨®mico¡±¡ª, pero ¡°fue un periodo de muchas ensaladas porque las ni?as llevaban una dieta severa¡±, cuenta Julio. ¡°Siempre me pareci¨® un hombre sencillo, de la calle, sincero y agradable¡±.
A los Rajoy ¡°s¨®lo llegu¨¦ a recibirles porque me jubilaba, pero supe, por Do?a Elvira, que nada de cebolla y poco ajo¡±.
Julio ha sobrevivido a seis gobernantes de uno y otro signo ¡ª¡°yo soy fiel al m¨ªo¡±, dice¡ª por su discreci¨®n y el amor por su trabajo: ¡°Hay que tener una buena muleta y dar unos pases incre¨ªbles¡±, bromea este hombre que pis¨® por primera vez la sede de Presidencia un 25 de octubre de 1977, de extra de cocina, mientras un piso m¨¢s arriba se firmaban los Pactos de la Moncloa, los pilares sobre los que se asentar¨ªa la Transici¨®n.
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