Despu¨¦s de 2015: ?cooperaci¨®n o barbarie?
El informe anual de la Plataforma 2015 y m¨¢s critica la "vertiginosa carrera hacia el desmantelamiento" de la pol¨ªtica espa?ola de cooperaci¨®n al desarrollo con la crisis como pretexto
La Plataforma 2015 y m¨¢s publica un a?o m¨¢s, y van once, su informe anual sobre las pol¨ªticas de desarrollo internacional. En el mismo se hace un repaso del estado del mundo, un an¨¢lisis de las principales tendencias pol¨ªticas y un repaso de c¨®mo las personas se est¨¢n organizando para dar respuestas a sus demandas.
El mundo no ha alcanzado las metas en materia de desarrollo que se propuso superar cuando inici¨® el siglo XXI. El informe proyecta los datos disponibles sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio que presentan un panorama desalentador cuando en el 2015 se termina el plazo, puesto que tan s¨®lo puede hablarse de progreso generalizado en la regi¨®n Asia Meridional a la que pertenece China, pa¨ªs que en los ¨²ltimos treinta a?os ha modificado radicalmente sus cifras de pobreza. ?frica sigue muy lejos de las metas acordadas, que de por s¨ª no eran especialmente ambiciosas, y apenas cumple en cifras de prevenci¨®n de algunas enfermedades. Todas las regiones del mundo se alejan de las metas en materia de recursos naturales (ODM7) proporcionando un panorama de insostenibilidad ambiental que supone una amenaza creciente para todo el planeta. Desde una perspectiva global, el mundo est¨¢ muy lejos de parecerse al que todos los jefes de gobierno acordaron que tendr¨ªamos para estas fechas. El informe selecciona 12 indicadores representativos de los que s¨®lo cuatro han sido alcanzados (reducci¨®n de pobreza de ingresos, equiparaci¨®n matr¨ªculas escolares por sexos, reducci¨®n nuevos infectados por SIDA y poblaci¨®n con acceso a agua potable) y s¨®lo en algunas regiones, aunque las medias ponderadas mundiales lleguen al aprobado raspado. Los otros ocho indicadores (hambre y desnutrici¨®n, escolarizaci¨®n primaria, empleos remunerados y representaci¨®n pol¨ªtica de las mujeres, tasas de mortalidad infantil y materna, reducci¨®n de emisiones de CO2 y poblaci¨®n con acceso a saneamiento b¨¢sico) no pueden siquiera ¡°esconderse¡± en las medias, mostrando que los progresos ¨Ccuando los hay¨C son lentos, insuficientes y se limitan a regiones o pa¨ªses que han aplicado pol¨ªticas espec¨ªficas para resolver problemas.
El octavo Objetivo que recog¨ªa los compromisos de los pa¨ªses ricos ha quedado pr¨¢cticamente en el olvido debido a su inconcebible racaner¨ªa y a cierta involuci¨®n que se observa en la concepci¨®n del propio desarrollo humano. Demasiadas voces en distintos espacios tratan de hacer valer una visi¨®n del desarrollo limitada al crecimiento econ¨®mico medido en t¨¦rminos de renta disponible. Y es que, como se subraya en el t¨ªtulo del informe, este periodo que nos encamina a la fecha m¨ªtica se caracteriza por un profundo desacuerdo sobre la concepci¨®n del desarrollo (Hacia 2015: visiones del desarrollo en disputa).
Especialmente en nuestro entorno europeo, plagado de pa¨ªses anta?o ricos y cuyos gobiernos apenas reaccionan a la crisis financiera mediante planes de ajuste fiscal y programas de reducci¨®n de gasto p¨²blico, la crisis parece haberse convertido en el perfecto pretexto para abandonar los compromisos y para tratar de alejar las transformaciones estructurales profundas del sistema econ¨®mico y pol¨ªtico internacional que subyac¨ªan en los Objetivos del Milenio y que deber¨¢n ser abordadas, m¨¢s pronto que tarde, por los gobernantes en todo el mundo. Nos referimos a la transformaci¨®n del modelo de producci¨®n, comercializaci¨®n y consumo de bienes, que adem¨¢s de contribuir a ampliar una brecha entre quienes acceden y quienes no acceden a los bienes y servicios, est¨¢ basado en una explotaci¨®n suicida de los recursos naturales planetarios. Nos referimos a la transformaci¨®n de la dictadura del crecimiento econ¨®mico como forma de medir el progreso de las sociedades, que ha de ser superada por nuevos indicadores que incentiven las inversiones y las pol¨ªticas coherentes con los principios de sostenibilidad, de igualdad y de cumplimiento de derechos humanos.
En la escena internacional asistimos a numerosos procesos y consultas destinados a construir la nueva Agenda Internacional de Desarrollo, la denominada Agenda Post2015 que deber¨¢ sustituir a los fracasados ODM. La nueva Agenda Post2015 no puede seguir apostando por la barbarie que supone dar a entender que el progreso es hacer crecer las cuentas de resultados de grandes corporaciones para que las cifras de crecimiento sean positivas. El actual sistema de medici¨®n del desarrollo basado en el PIB penaliza las inversiones en derechos sociales, en desarrollo humano, en circuitos cortos de comercializaci¨®n o en pol¨ªticas de sostenibilidad ambiental. Son precisamente estas pol¨ªticas desincentivadas por el sistema actual, las pol¨ªticas m¨¢s coherentes con la concepci¨®n del desarrollo humano es decir, con las grandes transformaciones que la nueva Agenda Post2015 debe incorporar en su centro.
El informe se centra en analizar en profundidad algunas de estas pol¨ªticas que deben ser revisadas para vincularlas de manera efectiva al cumplimiento de los derechos humanos seg¨²n la visi¨®n de desarrollo humano y sostenible. El an¨¢lisis sobre la relaci¨®n entre fiscalidad y DDHH, relaci¨®n dif¨ªcil puesto que hist¨®ricamente la fiscalidad ha evolucionado hacia una especie de t¨¦cnica especializada donde se premia a quien mejor evada y eluda las responsabilidades fiscales, en lugar de profundizar en el desarrollo de aparatos fiscales m¨¢s progresivos, m¨¢s colectivos y m¨¢s transparentes. El informe sugiere cu¨¢les son los principios y los mecanismos con los que podr¨ªan dise?arse pol¨ªticas fiscales que respondieran a los intereses generales, entre los que caben subrayar la necesidad de la cooperaci¨®n entre estados para acabar con secretismos bancarios y para¨ªsos fiscales, algunos de los principios rectores de Naciones Unidas as¨ª como la suficiente dotaci¨®n de recursos y capacidades para perseguir de forma efectiva la elusi¨®n y la evasi¨®n fiscal. De igual forma se presenta un an¨¢lisis del papel de la UE en la promoci¨®n de pol¨ªticas coherentes con el desarrollo, subrayando algunas de las principales contradicciones e inconsistencias como las mal denominadas pol¨ªticas de austeridad en el ¨¢mbito dom¨¦stico y la desequilibrada influencia de los lobbies del sector privado en el dise?o de las pol¨ªticas europeas, que terminan por diluir algunas iniciativas tomadas por la UE que s¨ª convergen claramente con el desarrollo humano, como el Tribunal Europeo de Derechos Humanos o el acuerdo sobre limitaci¨®n de exportaci¨®n de armas.
A pesar de que haya voces que tratan de enterrar la importancia de las pol¨ªticas de cooperaci¨®n al desarrollo, el anuario recoge un an¨¢lisis de uno de los principales cambios que se est¨¢n produciendo en el sistema internacional de ayuda. Ni m¨¢s ni menos que estamos ante la revisi¨®n de la forma de contabilizar la Ayuda Oficial al Desarrollo. Hay pa¨ªses ricos que est¨¢n haciendo negocios financieros con las necesidades de financiaci¨®n de los pa¨ªses del Sur, escapando de las regulaciones en materia de competencia porque esos fondos pueden computar como Ayuda Oficial al Desarrollo. Varios pa¨ªses donantes tratan de maximizar sus beneficios, como es evidente en el caso de Espa?a, donde el gobierno ha reformado legalmente de forma unilateral el Fondo de Promoci¨®n del Desarrollo (FONPRODE), con el prop¨®sito de facilitar los negocios financieros y la internacionalizaci¨®n de la empresa espa?ola, aun y cuando para ello sea preciso relajar los est¨¢ndares ambientales o de impacto en derechos humanos de este tipo de operaciones. Todo al servicio de la rentabilidad financiera.
Precisamente sobre la pol¨ªtica espa?ola de cooperaci¨®n al desarrollo el informe se detiene en profundidad, repasando lo que ha sido una vertiginosa carrera hacia el desmantelamiento de una pol¨ªtica p¨²blica con la crisis como pretexto. Desmantelamiento que aunque se expresa dram¨¢ticamente en un descenso del presupuesto hasta niveles anteriores a los a?os 90, en los que Espa?a empez¨® su trayectoria como pa¨ªs donante, muestra otros rasgos tanto o m¨¢s preocupantes. En apenas un cuarto de siglo de historia, la pol¨ªtica de cooperaci¨®n espa?ola ha evolucionado sostenida en un amplio consenso social y pol¨ªtico construido con esfuerzo desde las movilizaciones sociales hasta la incorporaci¨®n de las demandas globales en el ¨¢mbito discursivo de las instituciones legislativas y pol¨ªticas. Este consenso expresado en un amplio desarrollo doctrinal y en decenas de documentos y programas de pol¨ªtica p¨²blica sirvi¨® como hoja de ruta para los decisores pol¨ªticos: incremento de la AOD, desvinculaci¨®n de otros intereses de matriz nacional, incorporaci¨®n a las normativas y procesos del sistema internacional de Ayuda al Desarrollo, o el fortalecimiento institucional del sistema espa?ol y sus capacidades.
El anuario de la Plataforma analiza una a una, c¨®mo en los ¨²ltimos a?os y especialmente a partir del inicio de la presente legislatura, el gobierno ha ido alej¨¢ndose de la hoja de ruta consensuada con los actores sociales y el resto de fuerzas pol¨ªticas: reduciendo hasta el m¨ªnimo el presupuesto, modificando el discurso de la promoci¨®n del desarrollo humano hasta convertirlo en un instrumento al servicio de intereses empresariales exportadores, y debilitando pol¨ªticamente a los departamentos que en la Administraci¨®n gestionan la Ayuda al Desarrollo. En el informe se evidencia tambi¨¦n c¨®mo, parad¨®jicamente, esta ruptura radical del consenso se ha puesto de manifiesto antes en el Parlamento que en las organizaciones de la sociedad civil. Entre las organizaciones se est¨¢ reproduciendo la disputa que existe entre las diferentes visiones de desarrollo, y en consecuencia, entre diferentes percepciones de las caracter¨ªsticas y el alcance que las pol¨ªticas p¨²blicas de desarrollo deber¨ªan tener. En estas condiciones, el consenso no s¨®lo parece dif¨ªcil de reconstruir, m¨¢s a¨²n, cabr¨ªa cuestionar la oportunidad y la utilidad de reconstruir un consenso si ¨¦ste no incorpora una cr¨ªtica radical de la visi¨®n de desarrollo economicista a¨²n determinada por el crecimiento econ¨®mico, as¨ª como una hoja de ruta que incorpore las transformaciones econ¨®micas y sociales mediante pol¨ªticas coherentes con una concepci¨®n del desarrollo multidimensional y sostenible. Probablemente, sugiere el informe, sea preciso no s¨®lo dar por roto el antiguo consenso, sino cambiar de estrategia y centrarse en la b¨²squeda de convergencias en torno a esta visi¨®n del desarrollo, y empezar a evitar de una vez la parad¨®jica par¨¢lisis de la pol¨ªtica por la v¨ªa del consenso que se vislumbra.
En relaci¨®n a esta b¨²squeda de convergencias sociales y pol¨ªticas, el tercer apartado del informe recoge con entusiasmo algunas de las voces m¨¢s din¨¢micas con que las organizaciones sociales en Espa?a han irrumpido en la esfera p¨²blica, es decir, las de los colectivos sociales que han hecho de la ciudadan¨ªa y de la pol¨ªtica su principal misi¨®n. Colectivos y plataformas ciudadanas que han construido un marco reivindicativo en la defensa de derechos humanos basado en preocupaciones concretas y locales (hipotecas, energ¨ªa limpia, sanidad, escuela y banca p¨²blica, entre otras) que sin embargo basan su apuesta en el car¨¢cter universal de los derechos, proporcion¨¢ndonos con ello no s¨®lo ejemplos notables de ciudadan¨ªa, sino una lecci¨®n impagable de articulaci¨®n de los desaf¨ªos locales con los desaf¨ªos globales. La defensa de los derechos globales como un espacio de encuentro donde la gente est¨¢ construyendo esos otros mundos posibles. Tambi¨¦n en la arena internacional de los movimientos sociales el informe explora las posibilidades de relaci¨®n que tienen las ONG con sus propuestas transformadoras y emancipadoras.
Esta es la forma de dar respuesta al Ministro Margallo y a quienes piensen como ¨¦l, cuando justific¨® la pr¨¢ctica eliminaci¨®n del presupuesto de cooperaci¨®n internacional tratando de enfrentar la lucha contra la pobreza internacional con la necesidad de financiar servicios sociales en nuestro pa¨ªs.
Pablo Mart¨ªnez Os¨¦s es coordinador de la Plataforma 2015 y m¨¢s.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.