"Hablar¨ªa con un tipo l¨²cido de derechas, pero no con un est¨²pido de izquierdas"
El pensador m¨¢s pol¨¦mico de Europa nos recibe para confirmar que siempre tiene algo que decir sobre lo que sea
Cuando a las tres y veinte de la tarde de un mi¨¦rcoles Bernard-Henri L¨¦vy baja de un coche con cristales tintados en el 61 de la rue Saint P¨¨res, sede de Grasset Editions, y saluda a la gente que encuentra a su paso, uno entiende que se le llame BHL. Es alto como pod¨ªa imaginarse, pero mucho m¨¢s delgado. Viste como ayer y como ma?ana: traje oscuro y camisa blanca con cuello estudiosamente levantado, tres botones desabrochados y bronceado pecho a la vista. Por c¨®mo se mueve se nota que no es un tipo de siestas ni de largas sobremesas. Aqu¨ª est¨¢ BHL (Beni Saf, Argelia, 1948): un intelectual de acci¨®n, un profesional colmado de autoestima, un hombre que nunca jam¨¢s ser¨¢ como usted.
Llega con veinte minutos de retraso y se disculpa como si esta fuera la ¨²ltima cita del d¨ªa. Habla un espa?ol emulsionado de chile chipotle pero, por cuestiones de seguridad, la conversaci¨®n ser¨¢ en franc¨¦s. En su rol de fil¨®sofo ¡°nacional¡± controvertido y reconocidamente medi¨¢tico levanta odios y pasiones. Para ¨¦l, la democracia consiste en el desacuerdo, en la diferencia, en no seguir una misma direcci¨®n. Quiz¨¢s por eso no dejar¨¢ indiferente ni a la izquierda, ni a la derecha, ni a los verdes, ni al centro, ni a usted. Ahora que a Europa le sobran dudas y le faltan votos, aqu¨ª un defensor con respuestas.
Se dice que la pol¨ªtica es el origen del desarrollo de la Humanidad, ?est¨¢ ahora limitada a la econom¨ªa?
No, creo que afortunadamente pol¨ªtica y econom¨ªa son dos t¨¦rminos distintos. Si solo existiera la econom¨ªa ser¨ªa una fatalidad. Lo que hace que no lo sea, y que la suerte del mundo no est¨¦ echada, es la existencia de la pol¨ªtica. Y la nobleza y grandeza de la pol¨ªtica est¨¢n en el hecho de que ella puede desviar el curso de la econom¨ªa, incluso oponerse a ella.
Sin embargo, parece ser que el neoliberalismo (como t¨¦cnica de regularizaci¨®n de las finanzas) ha triunfado.
No ha triunfado el neoliberalismo, no es verdad. El sistema bancario estaba loco en los primeros a?os del siglo XXI. Y ahora, desde la crisis de 2008, est¨¢ menos loco. Hay regulaciones bancarias, reglas a nivel interno que se imponen a todos y cada uno de los bancos, que hacen que no podamos decir que las finanzas sean una jungla.
Entonces, ?cu¨¢les cree usted que son o deber¨ªan ser los valores en esta Europa neoliberal en la que la mitad de los ciudadanos no vot¨® en las m¨¢s recientes elecciones?
Hay que preguntarse cu¨¢les son sus valores y cu¨¢les sus preocupaciones. La preocupaci¨®n tiene que ser procurar mejoras en la vida de los europeos. Recordemos que despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial Europa liber¨® del fascismo a Francia, Alemania, Espa?a, Portugal... La m¨¢quina europea mantuvo al continente sin guerras hasta los casos de Bosnia y de Ucrania. Hoy tiene que contribuir a crear prosperidad. A partir de ah¨ª, el valor de Europa es el Universalismo, la preocupaci¨®n por el mundo. Europa es la ¨²nica civilizaci¨®n que tiene aquello que los griegos llamaban ec¨²mene, la preocupaci¨®n por la tierra habitada. Am¨¦rica no la tiene, As¨ªa y ?frica, tampoco. Lo que caracteriza a Europa es que ha inventado la responsabilidad de proteger definiendo regulaciones y leyes internacionales para algunos cr¨ªmenes. Esos son los valores de Europa, lo que Husserl entendi¨® como Universalismo.
?Europa es un proyecto social o financiero?
Para m¨ª, Europa es una idea. Por lo tanto, antes que proyecto social o financiero, es una cultura, un esp¨ªritu.
Me gustan los pa¨ªses en los que no caminan todos sus ciudadanos en la misma direcci¨®n como borregos
Y ese esp¨ªritu, esa cultura, ?cree usted que protege a sus ciudadanos como deber¨ªa?
No, y precisamente por eso Europa es un proyecto importante. Te voy a poner un ejemplo: en Europa hay demasiados parados a punto de quedarse sin prestaci¨®n ni derechos. Pienso que ser¨ªa una gran reforma y que contribuir¨ªa adem¨¢s a hacer una Europa m¨¢s amable, si se inventara una indemnizaci¨®n para esos parados que no est¨¢n protegidos por sus estados. Todos ellos deber¨ªan ser acogidos por una instituci¨®n europea ad hoc. La soluci¨®n existe, los medios existen. Hay que hacerlo. Europa no debe reducir derechos para sus ciudadanos, al contrario, debe aumentarlos. Ya hay derechos que garantiza cada estado, ahora falta que Europa provea los derechos suplementarios que debe aportar y que desafortunadamente hoy no est¨¢n garantizados por los estados.
Usted tiene una vasta y larga producci¨®n como escritor: columnista, novelista, fil¨®sofo esencialmente combativo... Sin embargo, hay quien le acusa de no tener una obra filos¨®fica cumbre. ?Qu¨¦ piensa al respecto? ?Qu¨¦ es la filosof¨ªa para usted?
La filosof¨ªa es la base, la base del resto, el z¨®calo de todo lo dem¨¢s. Un fil¨®sofo es alguien que produce conceptos; el desarrollo de uno de ellos puede ser suficiente. Y yo pienso que he contribuido a fabricar, manufacturar, artesanar uno o varios conceptos filos¨®ficos que pueden haber aportado algo, como la reparaci¨®n como sin¨®nimo de lo que un hombre puede hacer mejor en este mundo, o el de la voluntad de curar como sin¨®nimo de todos los totalitarismos.
?Es m¨¢s dif¨ªcil ser de izquierdas o de derechas?
Siempre es m¨¢s dif¨ªcil ser de izquierdas porque la izquierda est¨¢ m¨¢s enferma que la derecha, y la derecha se conforma con el orden de las cosas. Pero lo verdaderamente complicado es ser inteligente y no ser est¨²pido. Me acuerdo que Gilles Deleuze so?aba con una antolog¨ªa de la tonter¨ªa, y ten¨ªa raz¨®n. Puedo hablar con un tipo inteligente de derechas, pero no puedo hablar con un est¨²pido de izquierdas.
Con 18 a?os su padre se alist¨® como brigadista internacional voluntario y vino a Espa?a a defender las ideas de la Rep¨²blica. ?Le ha influido esa actitud?
Es evidente que ha sido un ejemplo. Toda mi vida he pensado en ¨¦l. Cuando estaba vivo, quer¨ªa que se sintiera orgulloso de m¨ª, y desde que muri¨®, he querido poder ser digno de ¨¦l. Lleg¨® en el 38, muy tarde comparado con otros brigadistas, ya con la causa pr¨¢cticamente perdida y con Espa?a, salvo Barcelona, en manos de los fascistas. En esa ¨¦poca era comunista, pero probablemente dej¨® de serlo al final de la Guerra Civil. Me ense?¨® tres cosas: la fraternidad, el hero¨ªsmo de los que luchaban por una causa justa sabiendo que hab¨ªan perdido, y el descubrimiento de todo lo que podr¨ªa traer de malo la disciplina comunista.
?Qu¨¦ mueve y qu¨¦ conmueve para usted el mundo? ?El dinero? ?Las ideas? ?La cultura?
Las ideas. El dinero es un ¨ªdolo, un falso dios que tiene el valor que le queramos dar, una simple convenci¨®n. Las ideas tienen un cuerpo, son m¨¢s tangibles, m¨¢s fuertes.
Suena su tel¨¦fono y BHL atiende la llamada. Arrastra la silla y levanta su espigada figura. Espalda recta y pasos cortos. Bromea. Abandona la sala charlando con alguien a quien llama doctor mientras doy vueltas a las cosas tangibles, con cuerpo. Hay muchos juicios sobre ¨¦l. Su exceso de protagonismo no suele gustar a los de su gremio. En ning¨²n momento le hizo falta estudiar la carrera de marketing. En realidad, no hay dudas sobre su capacidad para generar obras y conceptos. Igual escribe un libro de correspondencias cruzadas con Michel Houllebecq que deviene best seller (Enemigos p¨²blicos, Anagrama 2009) que una pieza de teatro como la que presenta este junio: H?tel Europe, mon¨®logo en cinco actos dirigido por Dino Mustafic e interpretado por Jacques Weber, una ficci¨®n teatral en la que un escritor, encerrado en la misma habitaci¨®n de hotel en la que estuvo 20 a?os atr¨¢s, se replantea el futuro en las horas previas a ofrecer un discurso que conmemorar¨¢ el inicio de la guerra de 1914. El preestreno tendr¨¢ lugar el 27 de junio en el National Theatre de Sarajevo, y el estreno oficial, el 11 de julio en La Fenice de Venecia. A partir del 9 de septiembre, coincidiendo con la publicaci¨®n del texto en Grasset, desembarcar¨¢ en el teatro de L?Atelier, en Par¨ªs.
El dinero es un ¨ªdolo, un falso dios que tiene el valor que le queremos dar. Las ideas tienen un cuerpo, son m¨¢s fuertes
Una filosof¨ªa francesa
BHL irrumpi¨® a mediados de los setenta con temperamento arrollador. En aquella ¨¦poca, junto con antiguos mao¨ªstas como Andr¨¦ Glucksmann, Christian Jambet o Guy Lardreau agit¨® el establishment intelectual franc¨¦s. Eran los Nuevos Fil¨®sofos. Les defin¨ªa un sentimiento antidogm¨¢tico, anticonformista, anticomunista, antitotalitarista y, de alguna manera, contrario a los estructuralistas que por aquel entonces parec¨ªan intocables. Desde su posici¨®n de director de una colecci¨®n de obras filos¨®ficas en la editorial Grasset, Bernard-Henri L¨¦vy catapult¨® a estos autores. ?l apareci¨® en 1977 con La barbarie con rostro humano, obra en la que expresaba la ideolog¨ªa del deseo y que fue muy celebrada por popes de la ¨¦poca como Roland Barthes. Sigui¨® desarrollando sus tesis dos a?os m¨¢s tarde con El testamento de Dios. Desde entonces, conf¨ªa en la funci¨®n liberadora de la filosof¨ªa y en la figura del intelectual como ant¨ªdoto a la barbarie.
A d¨ªa de hoy, despu¨¦s de muchos libros y algunas pel¨ªculas desafortunadas, resiste como fundador de la revista La r¨¦gle du jeu y es columnista en Point, Il Corriere de la Sera o EL PA?S, entre muchos otros. Su ¨²ltimo ensayo es de 2013 y se titula Les aventures de la v¨¦rit¨¦. Tiene una p¨¢gina web hiperactiva. Ha dicho que la filosof¨ªa es el arte de la guerra y la literatura el arte del camuflaje. As¨ª se mantiene en la gran tradici¨®n francesa de fil¨®sofos pacifistas, eternamente enfrentados a los totalitarismos. Astuto polemizador, no se separa del conflicto ni se corta ante las c¨¢maras. Es esa persona a la que cuando le preguntas de d¨®nde viene puede responder de Bangladesh, de la tele o del despacho del presidente. Unos, tantas ideas; otros, tan pocas. Por supuesto, vuelve como lo que es, un se?or alcalino.
Usted apoy¨® la intervenci¨®n de los rebeldes en Libia. En vista de los resultados, ?se arrepiente?
No, no me arrepiento en absoluto. Para empezar, uno no se puede lamentar de la ca¨ªda de ning¨²n dictador, ni de que hombres y mujeres se conviertan en sujetos pol¨ªticos capaces de elegir entre el bien y el mal. Adem¨¢s, pienso que si la situaci¨®n actual no es buena, al menos no es tan mala como lo era con Gadafi. Y lo puedo demostrar: es mala porque hay islamistas que cometen cr¨ªmenes en la calle. De acuerdo. Pero al d¨ªa siguiente vemos a mujeres en las mismas calles de Tr¨ªpoli y Bengasi persiguiendo a los islamistas, protestando en contra para que siga esa batalla ideol¨®gica y pol¨ªtica que se libra actualmente en Libia entre el islam radical y el moderado. Nosotros nos equivocamos al no tomar posici¨®n en esa batalla. So?aba con una Francia y con una Europa que hubieran sido fieles a s¨ª mismas y que, tras la ca¨ªda de Gadafi, hubieran seguido ayudando a ese estado. No ha sido el caso. Lo lamento. Dicho esto, Libia es hoy el escenario de esta confrontaci¨®n entre los dos islam, y que es la gran pregunta del siglo XXI. Espero que el islam moderado, liberal y democr¨¢tico triunfe.
En la tradici¨®n de algunos estructuralistas, como su admirado Foucault y sus viajes a Ir¨¢n a finales de los setenta, ha viajado hasta conflictos con ¨¢nimo pacifista. ?Ha cambiado la funci¨®n del intelectual comprometido desde entonces? ?Cree en el autor como figura ideol¨®gica?
No creo que haya cambiado. Cuando voy a cubrir la guerra en Bosnia, la guerra en Libia, esas guerras olvidadas, tengo la sensaci¨®n de estar haciendo el mismo trabajo que otros, de ayudar, como hicieron George Orwell y dem¨¢s escritores. Lo que quiz¨¢s yo hago distinto, que no es puramente funci¨®n de intelectual, es que no me contento con dar testimonio. Dar testimonio es formidable, no digo que no. De hecho, creo que si hubiese podido escribir L?espoir, de Malraux, mi vida ya hubiera tenido sentido. Pero lo que hago es, adem¨¢s de testificar, actuar. Tengo la pasi¨®n de la acci¨®n. Recientemente he estado en Bangladesh 44 a?os despu¨¦s y he tratado de convencer a sus dirigentes de hacer algunas cosas, he reflexionado con ellos para convencer a la comunidad internacional de su grandeza y de sus cualidades. Cuando voy a Ucrania me vuelvo al despacho de Hollande con los dos candidatos a la presidencia, Porotchenko y Klitchko... No dir¨ªa que la funci¨®n haya evolucionado porque yo no soy la funci¨®n, pero evoluciono a mi manera debido a mi pasado, mi historia, mis neurosis, la variedad de mi vidas virtuales... vete a saber.
Se le ha visto hace dos meses en la plaza del Maidan, en Ucrania. ?De d¨®nde le nace ese compromiso?
A lo mejor viene de mi padre, a lo mejor viene de otra raz¨®n. Mi compromiso nace de una energ¨ªa f¨ªsica, personal. Envejecer no me impide moverme. Me gusta la aventura, lo real, el choque. Fui formado por una escuela filos¨®fica, la Fenomenolog¨ªa de Husserl, que se rige por dos conceptos aparentemente contradictorios pero que van unidos. Por un lado, la ciencia de la l¨®gica, el pensamiento puro, la abstracci¨®n absoluta; y por otro, el retorno a las cosas primeras, el contacto con la realidad y la rabia. Soy heredero de esos conceptos y partidario de los dos.
Entonces, ?c¨®mo se clasifica a usted mismo, fil¨®sofo, ciudadano, intelectual comprometido...?
Fil¨®sofo escritor de acci¨®n.
?Qu¨¦ recuerdos guarda de la fundaci¨®n de los Nouveax Philosophes?
Un esc¨¢ndalo y un desorden enormes, el terror en los bienpensantes por asistir a la llegada de unos j¨®venes con una insolencia absoluta. Fue una peque?a revoluci¨®n cultural. Evidentemente, y afortunadamente, sin muertos, sin esa voluntad de pureza que suele acompa?ar a las revoluciones. Era una buena ¨¦poca, pero esta tambi¨¦n lo es. Si me quieres pillar por la nostalgia, vas mal encaminado. Mi temperamento no la admite. Yo vivo y estoy en el presente.
Usted sostiene que conviene acabar con el Partido Socialista para reformularlo. ?C¨®mo deber¨ªa ser el nuevo?
El Partido Socialista es un gran cad¨¢ver ca¨ªdo de espaldas [hace referencia a su propio libro, Ce grand cadavre tomb¨¦ ¨¤ la renverse], est¨¢ muerto. La izquierda francesa est¨¢ en un estado de descomposici¨®n absoluto. Ya no reconocemos nada de la herencia izquierdista, ni nada de lo que para m¨ª es la esencia de la izquierda, que no es m¨¢s que la reconciliaci¨®n de dos sue?os: la libertad y la igualdad. Detesto la gente de izquierdas antiliberal, porque dentro de lo antiliberal est¨¢ la antilibertad, y detesto a su vez a los enamorados de la libertad que, bajo el pretexto de que la igualdad total es imposible, olvidan ese ideal de igualdad. Ser de izquierdas es defender los dos a la vez. Dentro de este desastre hay una figura muy conocida en tu pa¨ªs que podr¨ªa ser un gran l¨ªder y reformador de la izquierda francesa y europea, es Manuel Valls. Podr¨ªa ser el hombre que tenga el coraje de deshacerse de los viejos dogmas y de reconciliar a la izquierda con el honor de anta?o y las exigencias de ma?ana.
?Qu¨¦ opina del viraje pol¨ªtico y econ¨®mico de Hollande?
El viraje es bueno, es volver a la buena direcci¨®n. Creo que se escriben en franc¨¦s algunas de las ideas m¨¢s importantes de hoy. Francia juega un rol determinante porque tiene las ideas muy vivas.
?Por qu¨¦ decidi¨® volver a Sarajevo a trav¨¦s del teatro y no del ensayo?
Tengo que decir que yo nunca he dejado de volver a Sarajevo. Soy de Bosnia. Es el ¨²nico pa¨ªs del que he aceptado condecoraciones. Es mi casa. Y el teatro, para un intelectual, es el g¨¦nero m¨¢s decisivo. En ¨¦l se funden dos voces, la del intelectual, es decir, las ideas, y la del escritor, la literatura. Es, por naturaleza, el g¨¦nero m¨¢s pol¨ªtico.
Se le relaciona con los fil¨®sofos inscritos en la gran tradici¨®n pol¨ªtica: Camus, Sartre... ?Cu¨¢l de sus ma?tres le ha influido m¨¢s? ?Todav¨ªa los lee?
En realidad, a Camus y Sartre llegu¨¦ tarde. Los que verdaderamente me influyeron son los de los sesenta: Althusser, Foucault y el doctor Lacan, que para m¨ª es uno de los fil¨®sofos m¨¢s importantes del siglo XX. Todav¨ªa lo leo. Lo que ocurre es que para un escritor no manda lo que lee sino lo que escribe. Lee en funci¨®n de lo que escribe. Hace mucho que no cojo un libro en funci¨®n de mi gusto, sino en funci¨®n del humor que me pone lo que estoy escribiendo.
?De cu¨¢l de sus libros se siente m¨¢s orgulloso?
?Qui¨¦n mat¨® a Daniel Pearl? (Ed. Tusquets), sin duda. Es donde he expresado mejor todas mis facetas. Es reportaje, es literatura, es filosof¨ªa y es real. Se revelan dos hip¨®tesis justas sobre Pakist¨¢n, sobre el peligro de que armas nucleares caigan en manos de grupos terroristas. Hice lo que pocos han hecho: ir hasta el fondo de la boca del lobo.
?Qu¨¦ opina de Europa ante las hordas migratorias del sur?
Me aterra. Cuando veo la indiferencia en Lampedusa o en Melilla ante esos hombres saltando la valla, veo lo contrario a la idea de Europa. No puede ser tierra prometida y prohibida. Es muy desesperanzador para los europeos.
?Puede Francia ponerse de acuerdo, aunque sea para ganar el Mundial?
No, no puede, y espero que nunca se ponga de acuerdo. Me gustan los pa¨ªses en los que no caminan todos los ciudadanos en una misma direcci¨®n como borregos. Y sobre lo del Mundial no s¨¦ qu¨¦ es eso, escuchar la palabra me provoca urticaria.
Fotograf¨ªa: Justin Wu / Realizaci¨®n: Brasil Vilas¨®
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