Mensajes del 25 de mayo
Los europeos le han dicho a Kiev que no est¨¢n listos para ampliar sus fronteras
Europa ha vivido recientemente dos elecciones decisivas, con resultados muy distintos. Mientras las elecciones presidenciales en Ucrania han sido ampliamente aclamadas como el fin del comienzo de la transici¨®n pol¨ªtica de este pa¨ªs, las elecciones al Parlamento Europeo han sido vistas como el principio del fin de la idea de una uni¨®n cada vez m¨¢s estrecha. La opini¨®n p¨²blica europea ha reaccionado con contundencia a lo que percibe como excesos de integraci¨®n. Estas dos elecciones, que tuvieron lugar el mismo d¨ªa, no son s¨®lo importantes por lo que dicen sobre la situaci¨®n interna de Ucrania y de la Uni¨®n Europea, sino por lo que una comparaci¨®n entre las dos transmite. Si la UE y Ucrania quieren evitar pasos en falso en el futuro, deben aprender de las lecciones que dejan tras de s¨ª los comicios del 25 de mayo.
Para los ucranios, estas elecciones estuvieron marcadas por el factor riesgo. A ra¨ªz de las manifestaciones Euromaidan que provocaron la ca¨ªda del Gobierno del presidente Viktor Yanuk¨®vich, y tras cuatro meses de Gobierno interino, los comicios se vivieron como una cita con el cambio, a pesar de que Poroshenko se erija como la encarnaci¨®n misma del sistema tras haber ocupado el cargo de ministro de Econom¨ªa con Yanuk¨®vich, y de ministro de Asuntos Exteriores con su predecesor, Viktor Yuschenko, as¨ª como ser elemento destacado del establishment econ¨®mico.
Bien analizado, este planteamiento no deber¨ªa sorprendernos. Los ucranios se decantaron por la sensatez, votaron con la cabeza y no con el coraz¨®n. De hecho, los resultados indican que el atractivo de Poroshenko radica en gran medida en un programa centrado en responder a los retos m¨¢s inmediatos, principalmente aquellos de naturaleza interna. Este programa contrasta con el?de sus rivales, sobre todo con el de Yulia Tymoshenko, cuya campa?a gir¨® sobre una incorporaci¨®n r¨¢pida a la OTAN y a la UE.
Los ucranios tambi¨¦n evitaron la tentaci¨®n del populismo y del nacionalismo extremo. El mal resultado del partido de la derecha Svoboda y los candidatos del Sector Derecho ¡ªque en conjunto lograron menos de un 2% de los votos¡ª deber¨ªa acallar las afirmaciones rusas sobre la existencia de un r¨¦gimen fascista en Kiev.
Los ucranios evitaron la tentaci¨®n
del populismo y el
nacionalismo extremo
Los ucranios conf¨ªan en que Poroshenko, con su enfoque moderado y su voluntad de negociar, resulte m¨¢s eficaz en resolver la complicada situaci¨®n de seguridad del pa¨ªs que cualquiera de sus rivales m¨¢s apasionados. Mientras que el presidente ruso Vlad¨ªmir Putin ha rebajado recientemente el tono de su discurso, la violencia persiste, muestra clara del reto a que se enfrenta el pa¨ªs. En este momento delicado, Ucrania est¨¢ al borde de convertirse en un Estado fallido.
Sin duda, la seguridad es el problema m¨¢s acuciante, pero ciertamente no es el ¨²nico. El Gobierno de Poroshenko se enfrenta a la necesidad de revitalizar y fortalecer la econom¨ªa de Ucrania. Precisa as¨ª, en primer lugar, medidas para detener el desplome de la inversi¨®n extranjera directa (IED), que cay¨® un 30% de 2012 a 2013. Asimismo, resulta cr¨ªtica una mejor gobernanza, lo que supone un gran desaf¨ªo para un pa¨ªs que ocupa el puesto 144? en el ¨ªndice de International Transparency en materia de percepci¨®n de la corrupci¨®n, situ¨¢ndose por debajo de pa¨ªses como Ir¨¢n y Nigeria.
Las elecciones de Ucrania han sido unas elecciones de construcci¨®n. Fueron impulsadas por el reconocimiento por parte de los votantes de los problemas fundamentales a que Ucrania se enfrenta, reflejados en las tiendas de campa?a que se mantienen de pie en la plaza de Maid¨¢n, la anexi¨®n de Crimea y la violencia separatista en la regi¨®n de Donbas, y aglutinaron su voluntad de construir un Gobierno eficaz. El siguiente paso en este proceso ¡ªlas elecciones parlamentarias¡ª deber¨ªa darse en el plazo m¨¢s breve.
Las elecciones al Parlamento Europeo, por el contrario, representan un mensaje de perturbaci¨®n. El apoyo a los partidos de extrema derecha y extrema izquierda se basa en los fallos que los ciudadanos atribuyen a Europa, en lugar de en una agenda realista y bien pensada.
Populistas y euroesc¨¦pticos se han alimentado del descontento de aquellos que se han sentido abandonados por las instituciones de la UE, y que ahora creen que los beneficios de la Uni¨®n, tales como la libertad de circulaci¨®n, ya no son mayores que las cargas, tales como la inmigraci¨®n o la austeridad. Este sentimiento va aparejado a la reticencia a una mayor integraci¨®n y al miedo a una permanente ampliaci¨®n vivida como una p¨¦rdida de identidad nacional en la realidad cotidiana. ?stas fueron unas elecciones impregnadas por la nostalgia.
El futuro no tiene vista atr¨¢s. La idea de volver al mundo anterior a la UE carece de virtualidad por el simple hecho de que los distintos pa¨ªses europeos no pueden competir aislados en la econom¨ªa global moderna. Sin embargo, un sentimiento de nostalgia por los tiempos pasados impuls¨® las decisiones de muchos de los votantes. En resumen, los europeos votaron con el coraz¨®n.
Lo que Europa necesita no son reacciones emocionales, sino un debate serio. El problema es que la Comisi¨®n Europea y el Parlamento Europeo han fallado reiteradamente a la hora de generar un relato convincente, dejando a los europeos de a pie poco convencidos del valor a?adido de la UE.
La Comisi¨®n y la Euroc¨¢mara han fallado al no lograr
generar un relato convincente
Los l¨ªderes nacionales y europeos han fomentado en los ciudadanos la creencia de que la integraci¨®n es inevitable, lo que no ha hecho sino empeorar la situaci¨®n. Y aqu¨ª es donde las elecciones ucranias tienen algo que decir a la UE. Es evidente que hay una gran diferencia entre los peligros a los que Ucrania y la UE se enfrentan, pero sin duda Europa puede aprender del electorado ucranio. El proyecto europeo es una tarea complicada y ambiciosa. Su viabilidad depende de la atenci¨®n y del ajuste constantes. A menos que los europeos reconozcan que la Uni¨®n no es un hecho, y entiendan el valor de la prosperidad y la seguridad que proporciona, las recientes elecciones pueden llegar a ser no una llamada de atenci¨®n, sino el canto de cisne para la UE.
Si resulta peligroso ignorar las se?ales enviadas por el electorado europeo, el mensaje a Ucrania es igualmente crucial. Los ucranios han demostrado que pueden cambiar un Gobierno. Ahora tendr¨¢n que trabajar para alcanzar una gobernanza que funcione. En este empe?o podr¨¢n contar con la Uni¨®n Europa. Sin embargo, en Roma y en Par¨ªs, en Lisboa y en Copenhague, los votantes de la UE han dejado claro que esta voluntad de colaboraci¨®n no es ilimitada y que no est¨¢n listos para una ampliaci¨®n m¨¢s all¨¢ de las fronteras actuales. De hecho, el proyecto europeo debe centrarse en digerir lo que ha engullido. Para Ucrania, esto significa centrarse no en una adhesi¨®n a la UE en un futuro inmediato, sino en hacer que la relaci¨®n funcione. Intentar ir ahora m¨¢s all¨¢ y pretender lograr el estatuto de miembro de la UE ser¨ªa un error t¨¢ctico.
En ¨²ltima instancia, tanto para Ucrania como para la UE, la lecci¨®n que debe extraerse de las elecciones del 25 de mayo es que la mejor manera de avanzar es centrarse en el fortalecimiento interno.
Ana Palacio, exministra de Asuntos Exteriores de Espa?a y exvicepresidenta primera del Banco Mundial, es miembro del Consejo de Estado de Espa?a.
? Project Syndicate, 2014.
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