Por qu¨¦ el fen¨®meno literario de los ¨²ltimos a?os no llega a Espa?a
Una novela de 1965 se ha convertido en improbable 'best-seller' que arrasa en EE UU y varios pa¨ªses de Europa... menos Espa?a
Escribi¨® George Orwell que el ¨²nico cr¨ªtico literario v¨¢lido es el tiempo. Y ese ¨²nico cr¨ªtico literario de fiar, los a?os, es el que ha bendecido con creces a Stoner. Esta novela, del estadounidense John Williams,?que en su d¨ªa gan¨® el National Book Award pero que muri¨® en 1994 sin verse consagrado como un escritor memorable, se public¨® en 1965. Pero ha sido este a?o, medio siglo despu¨¦s, cuando ha encontrado cientos de miles de lectores en todo el mundo. Es un extra?o fen¨®meno que se ha venido fraguando desde hace tiempo: en la primera d¨¦cada de este milenio, Stoner apenas hab¨ªa vendido 5.000 ejemplares. Pero 2013, medio siglo despu¨¦s de que el autor le explicara a su agente que para ¨¦l era consuelo suficiente haber presenciado c¨®mo su tip¨®grafa lloraba de emoci¨®n mientras tecleaba el cap¨ªtulo n¨²mero 15, fue su a?o: entre junio y noviembre, por ejemplo, vendi¨® casi 150.000 ejemplares en EE UU.
Dicen los especialistas que en un pa¨ªs en el que el autobombo marca el ritmo del progreso y del ¨¦xito es extra?o que funcione una novela sobre un tipo que representa precisamente la renuncia a lo espectacular y en cierto modo el conformismo (que, incluso, elude ir a la guerra), pero es que en Europa ha explotado a¨²n m¨¢s. Desde que triunf¨® en Francia en 2011, ha vendido unas 200.000 copias en Holanda y unas 80.000 en Italia.
¡°Stoner' es una discreta oda al trabajo bien hecho y lo han comprado 20.000 personas en nuestro pa¨ªs. Que amen el trabajo bien y hecho y sepan leer de verdad debe de haber 30.000 personas en todo el pa¨ªs. Las dem¨¢s, ramonean por las praderas. Por eso estamos tan mal¡±.
-Enrique Vila-Matas
Sin embargo el primer pa¨ªs europeo donde se edit¨® es precisamente donde el fen¨®meno no ha terminado de cuajar: Espa?a. A nuestras fronteras lo trajo Baile del Sol, una editorial tinerfe?a que la ha seguido reimprimiendo, mimando de cerca su progresi¨®n como se cuida a una mascota querida. El editor Tito Exp¨®sito recuerda que oli¨® el boom: ¡°En 2009, leyendo una entrevista a una autora francesa a la que admiro, Anna Gavalda, dec¨ªa que hab¨ªa le¨ªdo una novela que le hab¨ªa gustado mucho y que le hab¨ªa propuesto a su editor que comprara los derechos para publicarla en Francia y ella se encargar¨ªa de traducirla. Me dije que si a Gavalda le gustaba esta novela y a m¨ª me gustaba Gavalda, seguramente me gustar¨ªa tambi¨¦n Stoner. Despu¨¦s de contactar con la editorial norteamericana que la hab¨ªa reeditado, pudimos hacernos con los derechos para castellano. Nuestra primera edici¨®n sali¨® en diciembre de 2010, por lo tanto fuimos los primeros en editarla en Europa¡±.
As¨ª, el libro fue la primera promoci¨®n a gran escala de Exp¨®sito. Stoner se vio inmersa en el carrusel promocional, rodeada de otros ejemplares de promoci¨®n ensobrados que se acumulan como torres de Watts en las mesas de los periodistas y los brotes fueron naciendo pronto: una rese?a de Rodrigo Fres¨¢n la dio a conocer al p¨²blico. Despu¨¦s de que Enrique Vila-Matas publicara otra en EL PA?S, el libro lleg¨® a los 20.000 lectores.
¡°La gente est¨¢ deseando que le recomienden libros que no procedan del marketing que lo domina todo",?recuerda ahora Vila-Matas. "Fue raro que gustara tanto Stoner, pues a fin de cuentas narra una existencia inm¨®vil y sin colorido. Pero su ¨¦xito viene del eficaz estilo de John Williams, que, por ejemplo, satiriza con genio la sordidez del mundo universitario o transforma una m¨ªnima disputa conyugal en tragedia. Todo lo anodino cobra el sabor de los viejos mitos¡±.
"'Stoner' le habla. ?Le escucha?"
Su protagonista, William Stoner, hijo de unos campesinos de Misuri que lo env¨ªan con gran esfuerzo a estudiar a la Facultad de Agricultura, encuentra su vocaci¨®n en una pregunta, la que le formula uno de sus primeros profesores: ¡°El se?or Shakespeare le habla a trav¨¦s de 300 a?os, se?or Stoner, ?le escucha?¡±.
El protagonista quiere escuchar, pero no entiende. Shakespeare le habla a¨²n en un idioma incomprensible, tan in¨²til como el esperanto y tan raro como el kazajo. Pero en esa inc¨®gnita, y no en una certeza, encuentra la epifan¨ªa que lo empuja a abandonar su carrera y a dedicarse a una vida de abnegaci¨®n monacal para estudiar lo que realmente le quiere decir. John Williams procede luego a explicar la vida de este antih¨¦roe, que encaja humillaciones sin esbozar muecas de Bisolgrip forte, sin alardes, con estoicismo casi sadomasoquista. Su historia de vida, un elogio de la an¨¦cdota m¨ªnima y de la importancia de los gestos, nos habla ahora a trav¨¦s de cincuenta a?os.
Sin embargo, esas cifras son llamativamente inferiores a las de otros pa¨ªses. ?Es una cuesti¨®n cultural? Puede, pero Stoner est¨¢ triunfando en Europa y Am¨¦rica a la vez. ?Es una cuesti¨®n de tiempo? ¡°Creemos que seguir¨¢n sus ventas y seguir¨¢ ampli¨¢ndose su n¨²mero de lectores", comenta Exp¨®sito. "No se trata de un libro de consumo inmediato y temporal sino, como toda obra maestra, un libro que se va conociendo gracias al boca a boca y al gran n¨²mero de fans que va adquiriendo. Su difusi¨®n se comporta como la humedad, que va penetrando poco a poco pero termina abarcando lo inimaginable, en el fondo, se ha convertido en un producto de transmisi¨®n viral¡±.
Vila-Matas es m¨¢s pesimista: ¡°Es, adem¨¢s, una discreta oda al trabajo bien hecho. Stoner lo han comprado 20.000 personas en nuestro pa¨ªs¡±, explica Vila-Matas, ¡°Que amen el trabajo bien y hecho y sepan leer de verdad debe de haber 30.000 personas en todo el pa¨ªs. Las dem¨¢s, ramonean por las praderas. Por eso estamos tan mal¡±.
?Qu¨¦ tiene esta novela para haber triunfado 50 a?os despu¨¦s?
John Williams le dijo a su agente en que no quer¨ªa que vendieran su libro como una ¡°novela de campus¡± m¨¢s. Sin embargo, en las novelas de campus todo tiene una l¨®gica interna que las vuelve irresistibles. El azar c¨®mico puede derivar en tragedia (como cuando en La mancha humana, de Philip Roth, el profesor se refiere a dos alumnos ausentes con el t¨¦rmino spook, que sirve tanto para hablar de fantasmas como para menospreciar a los afroamericanos) y la cadencia vital m¨¢s mon¨®tona puede resultar tronchante, como en Decadencia y ca¨ªda, de Evelyn Waugh, o como en La suerte de Jim, de Kingsley Amis (en el que el profesor en cuesti¨®n acaba sufriendo un colapso nervioso que lo empuja a decir en p¨²blico, tras encadenar demasiadas resacas, que la Vieja Inglaterra, tema de la asignatura que imparte, s¨®lo interesa a los ¡°aficionados a la cer¨¢mica artesanal, a la agricultura org¨¢nica, a la flauta de pico, al esperanto¡¡±).
Sin embargo no hay distancia ir¨®nica ni vocaci¨®n de chanza en Stoner m¨¢s all¨¢ de lo parad¨®jico del nombre del protagonista. Si Stoner podr¨ªa sonar a personaje de pel¨ªcula de Cheech y Chong (en la acepci¨®n de fumador de marihuana), en realidad ¨¦l s¨®lo quiere vivir una vida convencional de reposo y estudio, de educaci¨®n y descanso, que se ve saboteada una y otra vez por las maniobras pasivoagresivas y altamente arteras de su esposa infeliz. ¡°El autor condensa con verdadero genio, en 400 p¨¢ginas, sesenta a?os de vida, sin olvidarse de ning¨²n personaje¡±, apunta Vila-Matas.
William Stoner vive as¨ª: ¡°Cuando no estudiaba ni escrib¨ªa peparaba clases, correg¨ªa ejercicios o le¨ªa tesis¡±. Una vida tan anodina como la de otra novela que sali¨® publicada a contracorriente, en el momento de la algarada de la beat generation: El hombre del traje gris, de Sloan Wilson. All¨ª, en una casa tambi¨¦n en ruinas, el matrimonio protagonista porfiaba por su porvenir y solo cosechaba interrogantes: ¡°Tom y Betsy, de rodillas, se afanaron en revocar la grieta y repintaron toda la pared; pero cuando la pintura estuvo seca la gran escotadura junto al suelo qued¨® perfectamente visible y arrancando de ella el trozo curvado que sub¨ªa hasta el techo dibujaba un signo de interrogaci¨®n¡±.
Un signo de interrogaci¨®n con el que arranca, tambi¨¦n, Stoner. Cuando vive su epifan¨ªa, William mira el cielo gris del campus que ya no lo oprime, ¡°como si viera una posibilidad que no sab¨ªa nombrar¡± (aunque, como se apunta en otra novela de formaci¨®n, Las tribulaciones del estudiante T?rless: ¡°Apenas expresamos algo lo empobrecemos singularmente. Creemos que hemos descubierto en una gruta maravillosos tesoros y cuando volvemos a la luz del d¨ªa s¨®lo traemos con nosotros piedras falsas y trozos de vidrio¡±).
En esa inc¨®gnita crece una historia en la que el hombre humilde que salva su futuro por la v¨ªa del humanismo pronto ve c¨®mo se aleja de sus padres m¨¢s primarios (una mezcla de desapego tierno, de empat¨ªa penosa y a contrapelo, similar a la que siente John Fante por sus progenitores italoamericanos en novelas como Llenos de vida). Stoner plantea una paleta de personajes incre¨ªblemente mezquinos que presentan como favores las peores tretas. Un libro en el que cada gesto cuenta, del mismo modo que una fotograf¨ªa robada a alguien cuando no posa explica mucho m¨¢s de esa persona que una confesi¨®n cat¨®lica o una autobiograf¨ªa.
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