M¨¢s malaria en Occidente
El paludismo ha disminuido un 40% en el mundo, pero los casos importados aumentan En Espa?a se diagnosticaron 558 en 2012, casi el doble que hace 15 a?os
Aquel viaje a ?frica llegaba a su fin. Antonio Aguilar, ingeniero, trotamundos y sevillano de 27 a?os, regresaba en autostop desde Burkina Faso hasta Marruecos el verano de 2011. Por el camino sinti¨® que algo no iba bien. ¡°Estaba cansado, ap¨¢tico y febril¡±, recuerda. Pens¨® en la malaria, end¨¦mica en algunas zonas que hab¨ªa visitado, pero la descart¨® porque no sent¨ªa los dolores musculares propios de la enfermedad. Al llegar a Espa?a, el diagn¨®stico en el hospital le confirm¨® su error: s¨ª era malaria y, con una parasitemia del 31% en la sangre, estaba grave.
Antonio Aguilar fue uno de los 505 casos de malaria importada que se dieron en Espa?a en el a?o 2011, seg¨²n datos de la lista de enfermedades de declaraci¨®n obligatoria que publica desde 1997 el Instituto de Salud Carlos III. Esta revela que se est¨¢ produciendo un repunte desde entonces: de 294 casos en ese a?o a 558 en 2012. En Estados Unidos se increment¨® en 2013 un 14% con respecto al a?o anterior, con casi 2.000, y en Europa se registran unos 15.000 enfermos anuales. No obstante, a nivel mundial ha disminuido mucho: entre 2000 y 2012, las tasas estimadas de mortalidad se redujeron un 42%, y en un 48% en el caso de los menores de cinco a?os, seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS).
La malaria o paludismo es una de las enfermedades tropicales que con m¨¢s frecuencia llega a pa¨ªses donde no son end¨¦micas, como a Estados Unidos o a los europeos. Se da, sobre todo, en el ?frica subsahariana, de donde se importa el 85% de los casos, y en menor medida en regiones de Asia y Latinoam¨¦rica. Espa?a fue declarada zona libre de paludismo en 1964, pero su diagn¨®stico vuelve a ser relativamente frecuente debido al aumento de los viajes por turismo, negocios, cooperaci¨®n o por las migraciones. La enfermedad se contrae a trav¨¦s de la picadura de las hembras del mosquito Anopheles, que transmite hasta seis tipos de un protozoo llamado Plasmodium. El m¨¢s com¨²n en los pacientes diagnosticados es el Plasmodium falciparum.
Los par¨¢sitos de la malaria circulan en el torrente sangu¨ªneo hasta llegar al h¨ªgado, donde se transforman e infectan a los gl¨®bulos rojos. Los s¨ªntomas m¨¢s habituales son fiebre, cefalea y dolor de huesos, todos comunes a otras enfermedades como la gripe, lo que provoca que el paciente crea tiene otra dolencia menos grave y no acuda al m¨¦dico. Aunque existe tratamiento y cura, la mortalidad en viajeros oscila alrededor del 3%, seg¨²n la OMS, que apunta al retraso en el diagn¨®stico como principal complicaci¨®n. ¡°La malaria tiene dos caras: la que afecta al africano, que tiene inmunidad parcial, y la que afecta a europeos sin ninguna inmunidad, que puede ser r¨¢pidamente mortal, una cuesti¨®n de horas¡±, advierte Juan Cuadros, m¨¦dico del Servicio de Microbiolog¨ªa Cl¨ªnica y Parasitolog¨ªa del Hospital Universitario Pr¨ªncipe de Asturias de Alcal¨¢ de Henares (Madrid).
La ausencia de medidas profil¨¢cticas o la incorrecta aplicaci¨®n de estas son la primera causa por la que se acaba por contraer la malaria. Existen tres grupos de riesgo: los viajeros y cooperantes, que no llegan al 7% de los afectados, los inmigrantes que vienen a un pa¨ªs no end¨¦mico por primera vez y la llevan consigo, y los llamados VFR, del ingl¨¦s Visiting Friends and Relatives, es decir, extranjeros, sobre todo africanos, que llevan tiempo viviendo en un pa¨ªs no end¨¦mico pero viajan peri¨®dicamente a sus lugares de origen para ver a sus familiares y amigos. "Suponen el 85% de los afectados atendidos en Espa?a", afirma el doctor Rogelio L¨®pez-V¨¦lez, jefe de la Unidad de Medicina Tropical del Hospital Ram¨®n y Cajal de Madrid
La raz¨®n de muchos contagios en el grupo VFR no es la dejadez, sino la desinformaci¨®n, porque los afectados no creen que ellos puedan contraer la enfermedad. ¡°Al estar fuera de su pa¨ªs pierden las defensas. Una mujer embarazada o un ni?o hijo de migrantes pero nacido aqu¨ª son muy vulnerables¡±, apunta L¨®pez-V¨¦lez. ¡°Tienen sensaci¨®n de seguridad porque piensan que, como son africanos, no necesitan hacer profilaxis¡±, completa Juan Cuadros.
En el caso de los viajeros, suele ocurrir tambi¨¦n por falta de informaci¨®n. ¡°Si el pa¨ªs al que vas no te exige la vacuna de la fiebre amarilla, que es la ¨²nica obligatoria, muchos no van ni al m¨¦dico¡±, sentencia el doctor L¨®pez-V¨¦lez. ¡°No hice la profilaxis porque hab¨ªa le¨ªdo que en la zona en la que iba la variedad de mosquito que transmite la malaria hab¨ªa mutado y era de poca ayuda¡±, reconoce Antonio Aguilar, acostumbrado a hacer viajes durante largas temporadas que luego cuenta en su blog. Su decisi¨®n le cost¨® tres semanas hospitalizado en una Unidad de Cuidados Intensivos.
La clave para evitar el contagio es la prevenci¨®n, ya que de momento no existe una vacuna eficaz, aunque se est¨¢ muy cerca. El paludismo se combate de tres maneras. Primero, evitando la picadura del insecto mediante las redes antimosquito impregnadas con repelente, durmiendo con aire acondicionado o usando repelentes de insectos con N-dietil-3-metilbenzamida o DEET.
La segunda es llevar un tratamiento profil¨¢ctico de bolsillo cuando se viaja a zonas poco end¨¦micas, que solo se toma durante el tiempo que se tarda en llegar a un hospital si hay sospechas de que se ha contra¨ªdo la enfermedad. La tercera, y m¨¢s importante para quien viaja a zonas de alto riesgo, es la profilaxis preventiva con medicamentos. ¡°Algunos pueden tener efectos secundarios, pero no graves¡±, indica Joaquim Gasc¨®n, jefe de la Secci¨®n de Medicina Tropical del Hospital Clinic de Barcelona. ¡°Si causa malestar, puede cambiarse el tratamiento, pero esos posibles efectos secundarios nunca pueden ser un pretexto para no realizarlo¡±, advierte.
Todos los expertos coinciden en que se debe fomentar que las personas que vayan a viajar visiten siempre un centro especializado en medicina tropical. ¡°Deber¨ªan hacerse campa?as en los colegios para que los ni?os, esos hijos de inmigrantes que han carecen de defensas, expliquen a los padres el riesgo que corren cuando visitan su pa¨ªs de origen¡±, insiste el doctor L¨®pez-V¨¦lez. ¡°Se cree que hay una infradeclaraci¨®n de un tercio, por lo que las cifras reales de malaria podr¨ªa duplicar o triplicar las oficiales¡±.
La gran expansi¨®n en la financiaci¨®n ¨Cde 100 millones de d¨®lares en 2000 a 1.600 millones en 2012, seg¨²n la OMS¨C y la cobertura de los programas de control y prevenci¨®n han conseguido que 59 de los 103 pa¨ªses que ten¨ªan una transmisi¨®n activa de la enfermedad est¨¦n alcanzando ahora los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que es reducir en dos tercios la tasa de mortalidad de los menores de cinco a?os. Solo en ?frica subsahariana se estima que tres millones de ni?os en esta franja de edad han salvado la vida en los ¨²ltimos doce a?os, un 20% de todos los que mueren en el mundo por esta causa.
Pese a los avances, el paludismo sigue matando cada a?o a miles de personas. En 2012 hubo unos 207 millones de casos de la enfermedad y, seg¨²n las estimaciones de la OMS, perdieron la vida 627.000 enfermos, entre ellos el director de cine austriaco Michael Glawogger, que muri¨® el pasado 22 de abril, a los 54 a?os, durante la producci¨®n de una pel¨ªcula en Monrovia (Liberia).
Haber viajado recientemente a un pa¨ªs end¨¦mico da la clave y la urgencia de la consulta. Hoy en d¨ªa existen pruebas r¨¢pidas que permiten saber si una persona est¨¢ infectada en 15 minutos y con una gota de sangre, sin necesidad de usar microscopio. Esta rapidez es fundamental para evitar que la malaria evolucione a la forma m¨¢s grave y mortal y tambi¨¦n porque permite tratar solo los casos confirmados y evita la aparici¨®n de resistencias m¨¦dicas en personas con s¨ªntomas parecidos que no tienen la enfermedad.
En cualquier caso, la malaria siempre tiene cura, afirman todas las fuentes consultadas. ¡°Es un mito y es incierto eso de que hay tipos de malaria incurable¡±, afirma, categ¨®rico, el doctor L¨®pez-V¨¦lez. ¡°Hay alg¨²n tipo que, de no ser diagnosticada por no ser grave, puede quedar escondida en el h¨ªgado. Pero tenemos cura radical y tratamientos para todos los tipos de paludismo¡±.
Antonio Aguilar nunca supo d¨®nde le picaron los mosquitos causantes de su enfermedad. Sobrevivi¨® a la malaria y se recuper¨® completamente despu¨¦s de semanas de rehabilitaci¨®n y asegura que se queda con lo positivo que en toda experiencia hay: las reflexiones que llegaron durante tantas horas de silencio y la experiencia para corregir futuros errores. ¡°He vuelto a ?frica y seguir¨¦ yendo, aunque sin olvidar las pastillas de la profilaxis¡±.
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