El ruido engorda
Existir en silencio es una utop¨ªa. Pero hay modos de disfrutar de los beneficios de un d¨ªa a d¨ªa con menos contaminaci¨®n ac¨²stica
Disfrute del silencio. Y no, ni nos referimos a la canci¨®n de Depeche Mode, ni a un mandato cartujo. Simplemente, se trata de una necesidad para vivir mejor. Porque en una sociedad como la nuestra, donde las ciudades crecen ¨Cy, con ellas, la demanda de transporte, de industria, de ocio¨C, los decibelios suben y suben hasta traspasar el umbral de lo tolerable: 65 dB ¨Cse consiguen con un aspirador, un televisor con volumen alto o una radio despertador¨C es el l¨ªmite de ruido m¨¢ximo establecido por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud. A partir de esa cifra, nuestro organismo se resiente. Ahora bien, seamos optimistas, porque como nos explica Rafael G. de Silva (profesor de mindfulness en City Yoga Madrid) el silencio, m¨¢s que la ausencia de sonidos, es una actitud: ¡°La ausencia total de ruido es imposible. Tenemos que saber convivir con esos ruidos externos, aprender a relacionarnos con ellos. Lo habitual es que ciertos ruidos de nuestro entorno nos generen tensi¨®n, pero si aprendemos a percibirlos como algo propio de nuestro ¨¢mbito vital, algo que en s¨ª mismo no tiene por qu¨¦ resultar agresivo, dejar¨¢n de perturbarnos y podremos crear nuestra particular zona de silencio interno¡±.
Est¨¢ cl¨ªnicamente comprobado que bajar el volumen de nuestro d¨ªa a d¨ªa hace que durmamos m¨¢s; estemos m¨¢s descansados y rindamos plenamente; mantengamos una correcta capacidad auditiva, y que nuestro sistema inmunol¨®gico funcione mejor ¨Cel estr¨¦s que produce el ruido no deseado aumenta los niveles de cortisol, una hormona que incrementa el ¨ªndice de az¨²car en sangre y que reduce la acci¨®n de las defensas naturales del organismo. En definitiva, como apunta Bernie Krause (experto en bioac¨²stica y creador de Wild Sanctuary, una organizaci¨®n que graba y archiva sonidos de la naturaleza), poner nuestra vida diaria en modo mute nos hace sentir m¨¢s felices. ¡°El silencio sosiega la mente, evita los pensamientos t¨®xicos y recurrentes, y reduce el consumo energ¨¦tico del cerebro, pudiendo emplear esa energ¨ªa en cosas m¨¢s positivas¡±, a?ade Rafael G. de Silva. Adem¨¢s, el ruido engorda. Un estudio realizado en las inmediaciones del aeropuerto de Colonia/Bonn determin¨® que las personas expuestas a ruidos nocturnos consumen una mayor cantidad de antihipertensivos, tranquilizantes y medicamentos contra la depresi¨®n. La ausencia de silencio provoca estr¨¦s, seg¨²n la OMS; y el estr¨¦s tiene un efecto directo en el peso de una persona, pues en situaciones de tensi¨®n el cerebro reclama hasta el 90 % de las necesidades diarias de glucosa, como explica el bi¨®logo y bioqu¨ªmico J?rg Blech en El destino no est¨¢ escrito en los genes. Conclusi¨®n: est¨¢ demanda permanente de comida puede provocar obesidad.
Aunque el tr¨¢fico es, probablemente, el sonido que m¨¢s pone a prueba la paciencia de los europeos, nuestras mayores quejas tienen que ver con los vecinos fastidiosos, los locales de ocio, las obras en las calles... ¡°Son ruidos asociados a problemas de civismo, sus efectos se notan a corto plazo, y desaparecen cuando cesa el sonido¡±, asegura C¨¦sar Asensio, experto del Grupo de Investigaci¨®n en Instrumentaci¨®n y Ac¨²stica Aplicada de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid. ¡°Con todo, cada persona tiene una apreciaci¨®n muy subjetiva de lo que le resulta molesto o no. Por eso, no es extra?o que podamos acostumbrarnos a esos ruidos¡±, nos tranquiliza el experto.
Tambi¨¦n es cierto que cada espacio tiene su sonido y que los ruidos no son, en principio, positivos o negativos: ¡°Todo depende de la experiencia que tengamos de ellos. Por ejemplo, cuando est¨¢s tomando una copa con tus amigos despu¨¦s del trabajo, las voces y las risas, lejos de molestarte, te hacen sentir bien, ya que evocan un momento de relax y placer¡±. Sin duda, cada contexto tiene su propia banda sonora, porque como apunta el experto de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid, ?qui¨¦n se ir¨ªa a tomar una ca?a a una biblioteca? "Lo id¨®neo es encontrar una manera de respetar los sonidos propios de un entorno, de potenciar los que provocan sensaciones agradables, y minimizar la influencia de los extra?os que invaden el entorno convirti¨¦ndolo en algo desagradable", a?ade.
F¨¢cil decirlo, pero ?igual de f¨¢cil lograrlo? Recuperar nuestra parcela de silencio, incluso en medio del mundanal ruido, es posible. Dentro de casa, nos har¨¢ bajar decibelios elegir electrodom¨¦sticos m¨¢s silenciosos; poner ventanas que nos a¨ªslen del ruido exterior (el vidrio laminar, el doble acristalamiento o el vidrio expandido son algunas de las opciones de cerramiento que los expertos en materiales aislantes aconsejan); paredes que nos impidan escuchar al vecino (revestir paredes, techo y suelos con arcilla expandida, lana de poli¨¦ster, placas de yeso laminado o espuma de polietileno reticulado, ayuda a amortiguar el ruido); colocar cortinas, ponernos en lugar del otro a la hora de subir el volumen de la televisi¨®n y cambiar los zapatos por zapatillas.
De puertas afuera, utilizando m¨¢s el transporte p¨²blico, conduciendo coches menos ruidosos (las grandes marcas est¨¢n muy preocupadas por fabricar motores m¨¢s silenciosos, emplear en el interior materiales que filtren los sonidos, apostar por neum¨¢ticos que al rozar el asfalto produzcan menos ruido, as¨ª como dise?ar carrocer¨ªas aerodin¨¢micas que reduzcan el impacto ac¨²stico del aire); no tocando el claxon... Y, en cualquier lugar, aprendiendo que a trav¨¦s de la meditaci¨®n no hay ruido que pueda arruinar nuestro silencio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.