La normativa que regula el mundo de la ayuda al desarrollo
Una parte importante de los ingresos de la cooperaci¨®n van a parar a las empresas que la implementan
Pongamos que Luxemburgo, un pa¨ªs donante de fondos, decide financiar un proyecto para fomentar el mejor uso de las energ¨ªas renovables en Guatemala. Para llevar a cabo el proyecto se prev¨¦ realizar una serie de contratos. Estos contratos buscan, entre otras cosas, comprar suministros destinados a crear infraestructuras energ¨¦ticas.
Si la gesti¨®n del proyecto es centralizada, las licitaciones de estos contratos ser¨¢n llevados a cabo por y de acuerdo con las normas del pa¨ªs donante (Luxemburgo, en este caso). Y esto a pesar de que, tarde o temprano, ser¨¢ el estado beneficiario (Guatemala) el que tendr¨¢ que entenderse con la empresa para implementar el contrato.
Es frecuente que este tipo de licitaciones est¨¦n abiertas a empresas de distintas nacionalidades. Tambi¨¦n es habitual que las empresas ganadoras no provengan del estado beneficiario. Puesto que, como dec¨ªamos inicialmente, una parte importante de los ingresos de los proyectos de desarrollo van a las empresas que lo implementan, al estado guatemalteco le interesar¨¢ que sea una empresa de su pa¨ªs la que ejecute el contrato. Pero puesto que Guatemala no licita: ?Qu¨¦ medidas podr¨¢ llevar a cabo para lograr este objetivo? El pa¨ªs centroamericano podr¨ªa sabotear el contrato para disuadir, en el futuro, a empresas no guatemaltecas de participar en licitaciones cuyos contratos se ejecutan en su pa¨ªs.
El Se?or Kourisky es el nombre ficticio de un experto en la resoluci¨®n de este tipo de litigios. En el supuesto en el que estamos, ¨¦l ser¨ªa contratado por los luxemburgueses para resolver el bloqueo. ?l lo explica as¨ª: ¡°Los guatemaltecos han recibido ya los suministros de parte de la empresa proveedora, pero retrasan una y otra vez la firma del documento que acredita la recepci¨®n de los mismos. Para ello se escudan en diferentes argumentos. Sin este documento la empresa no puede recibir el correspondiente pago de Luxemburgo. Este retraso puede mantenerse muchos a?os (cinco o seis, a veces m¨¢s¡) causando un grave perjuicio a la mencionada empresa¡±.
El Se?or Kourisky ha visto decenas de situaciones como esta. Una vez que ¨¦l entra en juego, la situaci¨®n se normaliza pr¨¢cticamente siempre: ¡°En toda mi carrera profesional como mediador, solo una vez no llegamos a un acuerdo¡± dice. ¡°Lo que demuestra la falta de voluntad que ha existido es que al acuerdo se llega en apenas unos d¨ªas, unas semanas, a lo sumo¡¡±. Concluye el experto: ¡°Se trata de apretar sin llegar a ahogar a la empresa¡ otro gallo hubiera cantado si hubiese tenido nacionalidad guatemalteca¡±.
Este no es el ¨²nico fallo del sistema de elecci¨®n de las empresas que implementan la ayuda al desarrollo. Estas empresas, ¨¢vidas de liquidez y frecuentemente grandes conocedoras de los modus operandi de las entidades donantes de fondos, pueden presentar ofertas cuyos costes por ellos presupuestados son deliberadamente inferiores a los que tendr¨¢n que hacer frente posteriormente: Lo importante es ganar la licitaci¨®n y hacerse con el contrato.
Efectivamente, la cultura de la reclamaci¨®n cada vez est¨¢ m¨¢s extendida en el mundo de la cooperaci¨®n: Una vez en marcha el contrato, la empresa que implementa presenta al ¨®rgano contratante una reclamaci¨®n seg¨²n la cual, por causas imprevistas (aumento de precios, acontecimientos inesperados¡), los costes del contrato se han visto incrementados. Junto a la reclamaci¨®n, estas sociedades pueden presentar una solicitud de enmienda de aumento presupuestario. As¨ª, el coste real del contrato puede llegar a ser muy superior al presupuestado inicialmente¡ pero para entonces, la empresa ya se ha llevado el contrato a casa.
¡°Hecha la ley, hecha la trampa¡± reza un viejo dicho popular que no es ajeno al mundo de la cooperaci¨®n. Y por eso, la normativa que regula el mundo de la ayuda al desarrollo debe actualizarse peri¨®dicamente y protegerse de las pr¨¢cticas fraudulentas que constantemente acechan su buena labor.
Hace poco tiempo un conocido m¨ªo, comentando mis art¨ªculos y lo cr¨ªtico que en ellos me mostraba con la ayuda al desarrollo, me preguntaba que por qu¨¦ segu¨ªa trabajando en este terreno. El a?o pasado se cumplieron cien a?os del nacimiento de uno de los mayores escritores y fil¨®sofos del siglo XX: Albert Camus. Entre todos sus libros y ante el comentario hecho por mi conocido, hay uno que me gustar¨ªa mencionar: Es ¡°El hombre rebelde¡±.
En este ensayo Camus define al hombre rebelde no como aquel que odia al mundo (como, seg¨²n algunos, cabr¨ªa esperar) sino como aquel que lo ama tanto que lucha por mejorarlo. Para ello, ese rebelde se?ala y trata de corregir aquello que no funciona bien.
La ayuda al desarrollo hace hoy una labor buena y necesaria. Pero no es perfecta. De lo que se trata es de mejorar la cooperaci¨®n internacional con cr¨ªticas que se pretenden constructivas y nunca destructivas.
Miguel Forcat Luque es economista y trabaja para la delegaci¨®n de la Uni¨®n Europea en Marruecos (las opiniones de este art¨ªculo no reflejan el punto de vista de esta instituci¨®n).
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