Educar a una sola mujer es educar a una naci¨®n entera
Elizabeth Waraga. Foto: Entreculturas.
El pasado 20 de noviembre, D¨ªa Mundial de las Personas Refugiadas, Sor Elizabeth Waraga, refugiada sur sudanesa, visitaba Madrid de la mano de Entreculturas, para contar su historia como habitante de NOLAND (una naci¨®n virtual que busca ser el pa¨ªs de las personas que no pueden volver a su pa¨ªs).
Elisabeth era la voz que no dejaba caer en el olvido a las m¨¢s de 24 millones de mujeres y ni?as que se han visto obligadas a desplazarse forzosamente. El impacto del desplazamiento forzoso en mujeres y ni?as puede ser devastador. Las mujeres y las ni?as sufren por partida doble. A la dureza inherente de ser una desplazada o una refugiada, se une la discriminaci¨®n de g¨¦nero y la amenaza de sufrir abusos sexuales o maltrato f¨ªsico o psicol¨®gico. Por no hablar de su alta probabilidad de caer en la extrema pobreza al quedarse a cargo de los hijos y acarrear con la responsabilidad de ser su ¨²nico sustento. En muchos casos, la falta de recursos y las dificultades para encontrar empleo llevan a las mujeres a ser v¨ªctimas de la explotaci¨®n sexual y laboral por parte de sus empleadores o las conducen a matrimonios precoces o forzosos. Este es su testimonio:
He compartido con mis amigos de Madrid mis experiencias sobre las dificultades y sufrimientos, el acoso sexual, los raptos y violaciones de mujeres y ni?as, las torturas y brutales asesinatos de mujeres que se han visto envueltas en el conflicto en Sud¨¢n del Sur. Esto junto a la poca prevenci¨®n de enfermedades y el hambre ha motivado la hu¨ªda de muchas personas a otros pa¨ªses buscando seguridad, paz y oportunidades.
Mientras paseo por Madrid estos d¨ªas, veo a familias disfrutando de un entorno en paz. Me brotan l¨¢grimas de los ojos pensando en c¨®mo mi gente ha tenido que huir, convirti¨¦ndose en refugiados, buscando la paz, buscando un espacio de protecci¨®n, de seguridad. He sido refugiada en tres ocasiones, en todas ellas, ten¨ªamos que comer muy pronto en la madrugada porque a veces, pod¨ªamos estar corriendo dos o tres d¨ªas sin tener nada que comer o cocinar.
Las personas que huimos de nuestros pa¨ªses, de nuestros hogares, huimos para evitar la violencia y salvar nuestras vidas. Mientras estamos en esta situaci¨®n de desplazamiento forzoso la educaci¨®n consigue crear una sensaci¨®n de seguridad y normalidad, y adem¨¢s, aporta m¨²ltiples beneficios a las ni?as, permite el desarrollo econ¨®mico e inculca conductas higi¨¦nicas.
Yo, adquir¨ª mi educaci¨®n siendo refugiada, y hoy trabajo como profesora de mujeres y ni?as en campos de desplazados de Yambio, Sur Sud¨¢n. En Sur Sud¨¢n, el 90% de las ni?as son pr¨¢cticamente analfabetas y el 45% de mujeres menores de edad son forzadas a casarse y se quedan embarazadas muy j¨®venes debido a la pobreza, en la mayor¨ªa de los casos; los padres no pueden financiarles el acceso a una educaci¨®n superior.
Como dec¨ªa el Dr. John Gang, uno de los h¨¦roes de Sur Sud¨¢n ¡°Educar a una sola mujer, es educar a una naci¨®n entera¡±. Esto significa que si educamos a las mujeres del Sur de Sud¨¢n, estas mujeres instaurar¨¢n una paz perdurable, y as¨ª, los pa¨ªses en conflicto dejar¨¢n de luchar, permitir¨¢n que hombres y mujeres se empoderen y trabajan juntos, construyendo y desarrollando sus naciones.
Elisabeth nos invita a que esta realidad no caiga en el olvido #NoteOlvides #RefugiadasNoland
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