Buenas y malas ideas
A pesar de nuestros prop¨®sitos, a veces escogemos la peor de las opciones Existen herramientas que nos ayudan a aprovechar las buenas y descartar las malas
Pongamos el caso de que queremos sorprender a una persona llev¨¢ndola a cenar a un lugar especial. Nos vienen a la cabeza pensamientos de todo tipo hasta que llega un momento en el que¡ ?eureka! Tenemos una idea: una mariscada en un nuevo restaurante flotante que han abierto en el puerto de nuestra ciudad. Sin embargo, cuando llega el momento descubrimos que esa persona a quien quer¨ªamos sorprender es al¨¦rgica al marisco y adem¨¢s se marea con facilidad. La sorpresa nos la llevamos nosotros.
?Qu¨¦ ha fallado? El restaurante no. Ni la calidad del marisco. ?Era una buena idea! ?O no? La primera regla que debemos aprender es que en la mayor¨ªa de los casos no hay buenas o malas ideas, simplemente hay ideas que encajan y otras que no. Depende de las circunstancias, el entorno y el receptor, la idea puede apreciarse como buena o mala. Por tanto, ante un fracaso como el que acabamos de ver, tenemos que preguntarnos la raz¨®n por la que nuestra idea ha fallado, que normalmente es debido a:
Falta de informaci¨®n. Si hubi¨¦ramos sabido los problemas con el marisco de la persona que quer¨ªamos sorprender, seguro que hubi¨¦semos desestimado llevarla a una marisquer¨ªa. Recordemos que no es casualidad que todo proceso creativo empiece con un periodo de informaci¨®n e investigaci¨®n.
Lo importante no es tener muchas ideas, sino la idea oportuna en cada caso¡± Juan Zorrilla de San Mart¨ªn
Falta de contraste. Aquellos que hacen de la creatividad su profesi¨®n o su manera de vivir saben de la importancia de contar con una persona de confianza para contrastar sus ideas. Y es que el simple hecho de verbalizar aquello que hemos pensado nos ayuda a pulir detalles o enriquecer nuestra idea con otros puntos de vista.
Falta de empat¨ªa. Las personas altamente creativas son emp¨¢ticas. Son capaces de ponerse en el lugar de los dem¨¢s e imaginar c¨®mo reaccionar¨¢n o qu¨¦ sentir¨¢n, m¨¢s all¨¢ de los gustos propios. Est¨¢ claro que podr¨ªamos haber sospechado que hay personas que tienen problemas con el marisco, a pesar de que a nosotros nos pueda encantar.
Pero ?qu¨¦ pasa cuando hemos hecho los deberes y aun as¨ª fallamos? ?Hay alguna manera de prever?
Esta misma incertidumbre la tuvieron las empresas en el siglo pasado, en pleno auge de la innovaci¨®n, el desarrollo y las necesidades imperiosas del crecimiento y los planes estrat¨¦gicos. En un mercado que se hac¨ªa cada vez m¨¢s global y competitivo, las corporaciones entendieron que no pod¨ªan dejar a la intuici¨®n sus planes de futuro. No pod¨ªan depender de lanzar sus nuevos productos y ¡°a ver qu¨¦ pasa¡±. As¨ª, en los a?os sesenta, Albert S. Humphrey, en el Instituto de Investigaciones de Stanford, cre¨® un m¨¦todo que bautiz¨® como SWOT, por sus siglas en ingl¨¦s, y que en espa?ol conocemos como DAFO: Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades. Una sencilla herramienta de an¨¢lisis que sirvi¨®, y sigue sirviendo hoy d¨ªa, para evaluar una idea o un plan de futuro. Humphrey dio en el clavo. El DAFO comenz¨® a dar resultados y se empezaron a escribir sesudos libros y empezaron a aparecer variaciones de todo tipo. Pero la realidad es que el DAFO es sencillo de usar. Y es aplicable a nuestro d¨ªa a d¨ªa. A nuestras ideas y nuestros propios planes estrat¨¦gicos de crecimiento. ?Qu¨¦ se necesita? Un l¨¢piz. Un papel. Y buenas dosis de sinceridad con uno mismo.
Una ruta realista
LIBRO
¡®?xito se escribe con A¡¯
Llu¨ªs Soldevila
(Bresca)
Es un manual para hacer nuestro DAFO personal
en la vida y alcanzar nuevas cotas de ¨¦xito.
¡®El mapa del tesoro¡¯
Francesc Miralles y ?lex Rovira
En ella aprenderemos la importancia de
trazar rutas, realistas y posibles, que nos lleven a
hacer todo aquello que queramos hacer.
Si hoy d¨ªa, despu¨¦s de m¨¢s de medio siglo, el DAFO sigue siendo la herramienta del mill¨®n de d¨®lares es porque no solamente se limita a analizar la idea en s¨ª, sino que tambi¨¦n nos obliga a reflexionar acerca de aquellas cosas de nosotros mismos que pueden hacer que funcione o no. Porque un proyecto nace en nuestra cabeza, pero despu¨¦s deberemos ?llevarlo a la tierra, es decir, hacerlo real. Y eso nos involucra a nosotros y a nuestro entorno.
La teor¨ªa es muy sencilla y se resume en dibujar una plantilla con cuatro cuadrantes. En los superiores pondremos como ep¨ªgrafes debilidades y amenazas. Debajo de las debilidades, las fortalezas, y debajo de las amenazas, las oportunidades.
El siguiente paso consiste en hacer una lista en cada uno de los cuadrantes, teniendo en cuenta que las debilidades y las fortalezas hablan de nosotros, y las amenazas y las oportunidades, de todo lo que nos rodea. Es decir, un an¨¢lisis interno y uno externo que nos permitir¨¢n una mejor valoraci¨®n de la idea.
Debilidades. Aqu¨ª haremos una lista de todos aquellos aspectos negativos de nosotros mismos que afecten a la idea y puedan hacerla fracasar. Si somos t¨ªmidos y hemos pensado que ser¨ªa una gran idea declararnos en p¨²blico, por ejemplo, nuestra timidez ser¨ªa una debilidad a tener en cuenta.
Amenazas. Aqu¨ª enumeraremos aquellos aspectos que no dependen de nosotros y que pueden arruinar nuestros planes. Imaginemos que hemos planeado un viaje a Par¨ªs con nuestra familia que coincide con una huelga de trenes en el pa¨ªs vecino. Esto, claramente, es una amenaza externa.
Fortalezas. Aspectos positivos de nosotros mismos, incluso de nuestras habilidades, que creemos que repercuten en el ¨¦xito de la idea. Si antes dec¨ªamos que ser t¨ªmido es una debilidad para declarar nuestro amor en p¨²blico, sin duda ser extrovertido ser¨ªa una fortaleza.
Oportunidades. En este cuadrante ?reflexionaremos acerca de aquellas circunstancias que nos rodean y pueden jugar a nuestro favor. Si la huelga de trenes en Francia era una amenaza, tener un primo que preside una ?aerol¨ªnea, por poner un ejemplo, ser¨ªa una oportunidad de llegar a hacer ese viaje.
Las ideas no son responsables de lo que los ?hombres hacen de ellas¡± Werner Karl Heisenberg
Una vez hemos rellenado todas las partes del an¨¢lisis DAFO, de nosotros depende tomar una decisi¨®n, valorar si las debilidades y las amenazas pesan m¨¢s que las fortalezas y las oportunidades. Pero sea cual sea el resultado, lo que est¨¢ claro es que el DAFO nos ha obligado a reflexionar. A autoanalizarnos. A hacernos preguntas. Por tanto, tenemos en nuestras manos una informaci¨®n muy valiosa que nos permite hacer lo mismo que hacen las empresas: trabajar para mejorar las debilidades y encontrar entornos y circunstancias donde potenciar nuestras fortalezas.
L¨®gicamente, y a pesar de que hemos expuesto ejemplos sencillos y cotidianos, a ninguno se nos escapa que un DAFO nos puede servir para analizar proyectos de futuro a largo plazo para valorar si aquello que hemos pensado para progresar es una buena o una mala idea. Si funcionar¨¢ o no. Y sea como sea, lo que est¨¢ claro es que al final, si decidimos que s¨ª, que tenemos un proyecto que vale la pena poner en marcha, nos toca empezar. Aterrizarlo. Es decir, convertir el pensamiento en realidad. Porque una cosa es el an¨¢lisis y otra muy distinta la ejecuci¨®n. Y una buena idea mal ejecutada, a pesar de todas las fortalezas y oportunidades, ser¨¢ un fracaso absoluto.
As¨ª, es importante:
Marcar una ruta. Como si de una expedici¨®n se tratara, marcaremos las etapas necesarias que nos han de permitir convertir nuestro pensamiento en realidad.
Establecer un calendario. Marcar fechas de realizaci¨®n posibles. Si no somos ?realistas, nos agobiaremos y abandonaremos la idea; pero si demoramos demasiado su realizaci¨®n puede ser que perdamos inter¨¦s.
Los peque?os grandes detalles. El diablo est¨¢ en los detalles, dice un refr¨¢n anglosaj¨®n para advertirnos de c¨®mo las peque?as cosas son m¨¢s importantes de lo que su tama?o indica. Y es verdad. En la mayor¨ªa de ocasiones la l¨ªnea que separa el ¨¦xito y el fracaso es tan peque?a como el m¨¢s nimio de los detalles.
Aprendizaje. Si hemos seguido todo el proceso, desde el DAFO hasta el cuidado de los pormenores, es m¨¢s que posible que hayamos puesto las bases para que la idea funcione. Pero seguro que a lo largo del proceso saldr¨¢n ¨¢reas de mejora personal que nos servir¨¢n para aprender y hacer que la siguiente idea a¨²n funcione mejor.
El DAFO de Esopo
Dos ranas viv¨ªan en una charca que se sec¨® y tuvieron que buscar otro hogar. De repente vieron una corriente profunda, con agua abundante y alimento suficiente. Una de las ranas no se lo pens¨® y dijo: ¡°Aqu¨ª tenemos todo lo que necesitamos para vivir¡±. Pero la otra rana replic¨®: ¡°Supongamos que nos quedamos sin agua, ?c¨®mo podremos salir de una profundidad tan grande?¡±.
Esta f¨¢bula de Esopo nos demuestra que es mejor no dejarse llevar por la primera impresi¨®n. En este caso, la rana hizo un DAFO y detect¨® una amenaza (la posibilidad de quedarse sin agua) y una debilidad (su incapacidad para saltar desde tanta profundidad).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.