El negocio del reciclaje
Si las basuras generan riqueza y los ciudadanos colaboramos en la separaci¨®n, ?por qu¨¦ adem¨¢s pagamos para que las retiren?
Leo el art¨ªculo sobre el reciclaje del 6 de julio y me gustar¨ªa a?adir algunas consideraciones como ciudadano de a pie. Comparto el titular de que La basura es una mina y a?ado que el reciclaje es un negocio injusto y una explotaci¨®n de los ciudadanos tal como est¨¢ montado. Si las basuras generan riqueza y los ciudadanos colaboramos en la separaci¨®n, ?por qu¨¦ adem¨¢s pagamos porque nos las retiren y nuestros barrios est¨¢n llenos de inmundicia? De ni?o he vendido papel y chatarra para sacarme unas pesetillas (los vidrios se retornaban en la tienda); en la chatarrer¨ªa de mi barrio (Tetu¨¢n, en Madrid), decenas de personas ganan unos euros todos los d¨ªas, y en el mundo viven miles alrededor de los basureros de grandes ciudades. Los Ayuntamientos y mancomunidades de m¨¢s de 10.000 habitantes deben plantearse vender sus basuras y eliminar la tasa que cobran a los vecinos, y ¨¦stos colaborar¨¢n con agrado en la separaci¨®n de residuos. Posiblemente mejorar¨ªa tambi¨¦n la limpieza en las ciudades. Las macroempresas que tienen estas concesiones se enriquecen a nuestra costa, se anuncian en los medios de comunicaci¨®n, a quienes pagan, como es normal, y entre unos y otros nos regalan los o¨ªdos con lo bien que lo hacemos y lo que podemos seguir mejorando. Efectivamente, este negocio interesa a todos. A unos, por razones ambientales, y a otros, por negocio desmesurado.
El Pisha ha roto molde
Carmen Villar. (Barcelona)
Sus golpes magistrales, su simpat¨ªa arrolladora y ese fair play que lo distingue han magnificado el mundo del golf: su mundo. A ese malague?o de pro, en cuya personalidad se ha buceado en el genial reportaje La leyenda del ¡®Pisha¡¯ (13-7-2014), nada le ha sido regalado. Luchador infatigable, su condici¨®n humilde le oblig¨® desde temprana edad a aportar sus primeros jornales a su extensa familia. Sin embargo, a Miguel ?ngel Jim¨¦nez el destino le deparaba gratas sorpresas. Un golpe de suerte y ya estaba ah¨ª, caminando por los campos de golf, conduciendo ¨Ccomo caddie¨C la pesada bolsa de palos de su primer cliente. El flechazo fue inminente. Al Pisha ¨Ccomo cari?osamente se le apoda¨C se le quiere a rabiar; por su talento, casi tanto como por su talante¡ Golfista incombustible y entusiasta, son m¨²ltiples las copas en su haber: el Open de Espa?a 2014, cuatro Ryder Cup, un sinf¨ªn de t¨ªtulos del circuito profesional y el ganador m¨¢s veterano en el circuito europeo. Y cuya humanidad y sencillez le permiten ¨Cmoment¨¢neamente¨C aparcar la rivalidad y, en un derroche de cercan¨ªa y afecto, distender los m¨²sculos y la mente de esos contrincantes suyos sumamente j¨®venes.
Esencias
Jos¨¦ E. Perdomo Garc¨ªa. (Alcorc¨®n)
Juan Jos¨¦ Mill¨¢s y el fot¨®grafo Will Oliver, excepcionales en La Imagen (13-7-2014) una vez m¨¢s. Desde esos ¡°cuatro mil a?os¡± de separaci¨®n entre dos seres que, bajo mi percepci¨®n, no hablan, ni siquiera se miran; pero quiz¨¢ s¨ª se trasmiten muchas vivencias. Primero me referir¨¦ al esqueleto en posici¨®n fetal; su postura sorprende ante la muerte, salvo que hubiera sido de una mujer, pues entender¨ªa que se protegiera de la lapidaci¨®n a que la estaban sometiendo. En ese caso, la mujer del collar con chaqueta roja no se sentir¨ªa tan lejana, ya que desgraciadamente esto sigue ocurriendo, y su uni¨®n quedar¨ªa latente en esa mirada pensativa, pero llena de indignaci¨®n.
Segundo, la mujer parece asomarse a las ruinas de Pompeya y adivinar en este esqueleto que este hombre estaba durmiendo cuando el volc¨¢n le sorprendi¨® en plenos sue?os de retorno a la infancia querida, a juzgar por su postura.
En cualquiera de los casos, el sello de una y otra civilizaci¨®n queda plasmado, es el ser humano en esencia. Y nos empe?amos en destruirlo con guerras, religiones y pol¨ªticas lejanas del alma humana.
Variedad creativa
Alberto Fernandez Manso. Marbella (M¨¢laga)
Muy interesante, como siempre, el art¨ªculo de Javier Mar¨ªas En favor de la ocultaci¨®n natural (13-7-2014), y me gustar¨ªa hacer un par de reflexiones sobre el mismo. Por una parte, entiendo y comparto la reticencia y hasta el rechazo de Mar¨ªas a que en una pel¨ªcula en cuyos t¨ªtulos de cr¨¦dito figura que est¨¢ basada en un cuento, o una novela, de su autor¨ªa aparezcan escenas y situaciones que el autor no solo no ha escrito, sino que, por lo que dice Mar¨ªas en el art¨ªculo, jam¨¢s escribir¨ªa.
La advertencia que realiza al final, en el sentido de desmarcarse de cualquier escena que implique que los amantes, por mucho que se quieran y compartan experiencias sin restricciones, puedan defecar habitualmente el uno en presencia del otro, entra dentro de la libertad del autor para proteger su obra como crea conveniente.
Por otra parte, constato que otros autores no tienen inconveniente en mostrar o describir en sus obras esas actividades fisiol¨®gicas sin el menor pudor y las incorporan como una parte, m¨¢s o menos, importante de la historia que est¨¢n contando. Se me ocurre, a bote pronto, c¨®mo en El amor en los tiempos del c¨®lera, Fermina Daza escuchaba c¨®mo su esposo, el doctor Juvenal Urbino, orinaba y el ruido del chorro cayendo en la taza del urinario le confirmaba su potencia y la consiguiente reflexi¨®n: ¡°Todo est¨¢ bien¡±. Otra historia, en este caso bu?uelesca, se produce en la pel¨ªcula El fantasma de la libertad, de Bu?uel, en la cual un grupo de matrimonios burgueses defecan alrededor de una mesa, en la que las sillas son tazas de v¨¢ter, mientras mantienen sofisticadas y animadas conversaciones. Recuerdo la sorpresa y los murmullos del p¨²blico al principio de la escena.
En cualquier caso, esta aparente discrepancia nos ilustra sobre la variedad que la creaci¨®n es capaz de albergar. ?Que se mantenga!
Cuesti¨®n de sensibilidad
Vanessa Centeno. (Correo electr¨®nico)
Soy una lectora asidua de los art¨ªculos de Javier Mar¨ªas y me parece que la mayor¨ªa de ellos est¨¢n bien formulados, con opiniones muy razonables sobre el estado actual de la sociedad. Sin embargo, tras leer El mundo hiere (6-7-2014) me sent¨ª profundamente decepcionada. En ¨¦l, el se?or Mar¨ªas describe, sin referirse a ellos por su nombre, lo que los blogueros actuales llaman content notes (notas de contenido o CN). Se queja de la hipersensibilidad de algunas personas que necesitan los CN para no revivir episodios traum¨¢ticos de sus vidas tras leer ciertas cosas (racismo, antisemitismo, violencia o abuso sexual).
Se?or Mar¨ªas, es mi turno de llamar su atenci¨®n hacia su privilegio de ser hombre y blanco. Usted probablemente nunca ha tenido la mala fortuna de tropezarse con alguien que se empe?a en tocarle sin permiso esa zona donde la espalda pierde su nombre; probablemente tampoco ha tenido nunca miedo de verse forzado sexualmente¡ As¨ª que disculpe si no siento simpat¨ªa por su queja de hipersensibilidad hacia v¨ªctimas de violencia sexual.
Hace tiempo le¨ª el relato de una mujer que hab¨ªa sido v¨ªctima de violencia sexual y que sufri¨® un s¨ªndrome de estr¨¦s postraum¨¢tico en el aeropuerto, cuando la cachearon a pesar de haber solicitado un examen a trav¨¦s de rayos X y detector de metal. Los recuerdos de su violaci¨®n la golpearon. Tal vez su problema es que era hipersensible, ?no, se?or Mar¨ªas? Algunas personas han sufrido y su sufrimiento es muy real. Los CN ayudan a v¨ªctimas de trauma a no serlo otra vez. El mundo hiere, s¨ª. A lo mejor la soluci¨®n no es aceptarlo sin m¨¢s, sino hacerle la vida m¨¢s f¨¢cil a una v¨ªctima con un CN.
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