¡®Doraemon¡¯ y la moral
Se supone futurista pero la familia de la serie parece del siglo XIX. Al padre le importa un r¨¢bano todo, solo lee el peri¨®dico
Mis hijos ¨Ctres y seis a?os¨C se han hecho adictos a Doraemon, el dibujo animado japon¨¦s. Pero yo lo odio.
Doraemon es un gato del futuro que resuelve todos los problemas mediante artilugios m¨¢gico-tecnol¨®gicos. Si sus amigos lo necesitan, puede agenciarse una linterna reductora, que hace a la gente m¨¢s peque?a. O un sat¨¦lite que encuentra objetos perdidos. O un televisor en el que se ve el futuro. ?No sabes hacer los deberes? ?No quieres ir a comprar el pan? No pasa nada: Doraemon lo arregla. Como Harvey Keitel en Pulp fiction. Es el que hace el trabajo sucio.
Doraemon vive en casa de Nobita, el ni?o m¨¢s cobarde y harag¨¢n de la televisi¨®n. El objetivo vital de Nobita es evitar cualquier esfuerzo, especialmente las tareas escolares y las labores dom¨¦sticas. Si no consigue huir de sus responsabilidades, o si sus tretas para escaquearse se descubren, Nobita chilla y se desespera, pero de ninguna manera enfrenta los problemas. Por suerte para ¨¦l, Doraemon lo saca de apuros en todos los cap¨ªtulos.
Entre el gato y el ni?o hay un conflicto: Doraemon sospecha que Nobita no lo quiere de verdad. Tan s¨®lo quiere aprovecharse de sus poderes. Y tiene toda la raz¨®n. La lecci¨®n fundamental de la historia es: ¡°No tomes las riendas de tu vida. Es mejor fingir amistad por alguien que te arregle los l¨ªos¡±.
Pero no hay que darle demasiada importancia a eso. La serie tiene cosas mucho peores.
Por ejemplo, su modelo de familia. Aunque se supone futurista, la familia de Nobita parece del siglo XIX. Al padre le importa un r¨¢bano todo, se pasa el d¨ªa leyendo el peri¨®dico, y s¨®lo se dirige a la madre para exigir su cena o quejarse por los fallos en la limpieza del hogar. La madre se ocupa de lavar la ropa y alimentar a los ni?os, y jam¨¢s sale de la casa. Como no puedo creer que sea as¨ª siempre, opto por investigar y le pregunto un d¨ªa a mi hija de tres a?os:
¨C?Qu¨¦ hace la mam¨¢ de Nobita?
¨CCocina.
¨C?Y qu¨¦ hace el pap¨¢ de Nobita?
¨CFuma.
¨C?Y qu¨¦ hace Nobita?
¨CLlora.
Edificante, ?verdad?
Y eso que todav¨ªa no hablamos de los otros ni?os.
Nobita tiene dos amigos: el mat¨®n y el rico (Gigante y Suneo). El primero se dedica a amenazarlo, golpearlo y robarle las meriendas. El segundo presume de todas las cosas que posee y se niega a prestarlas. Nobita vive deseando la fuerza de uno y el dinero del otro, y a veces, con la ayuda de Doraemon, claro, consigue robarles o enga?arlos. Esos son sus momentos m¨¢s felices y educativos.
En uno de los cap¨ªtulos, Doraemon les proporciona una purpurina lila que hace que los chicos tengan aficiones de chicas y viceversa. Bajo su efecto, las ni?as s¨®lo quieren jugar al f¨²tbol, y Nobita se aplica afanosamente al tejido de punto. Viva la igualdad de g¨¦nero.
La moral de ¡®Doraemon¡¯ me resulta insoportable, como he dejado claro. Pero mis ni?os son fan¨¢ticos. La ven por la ma?ana, por la tarde o por la noche, ya que, al parecer, ese canal no tiene otro programa. Incluso han ido al cine a ver Doraemon: la pel¨ªcula. Se saben los nombres e historias de todos los personajes. Y por mucho ruido que est¨¦n haciendo, aunque est¨¦n poniendo la casa del rev¨¦s, en cuanto aparece en pantalla el gato del futuro, se sientan en el sof¨¢ absortos, hipnotizados.
Ante la reacci¨®n de mis chicos, debo reconocerle a Doraemon un m¨¦rito: aunque sea un espanto ¨¦tico, Doraemon da en el clavo de los deseos infantiles.
Los adultos vemos comedias rom¨¢nticas para so?ar con el amor m¨¢s intenso. O pel¨ªculas de aventuras para creer por un momento con una existencia emocionante y llena de riesgos. Los buenos narradores ¨Cy eso incluye a los guionistas¨C son detectores de sue?os, que olfatean la vida que su p¨²blico anhela. Y si tienes tres a?os, tu sue?o m¨¢s preciado es conseguir una m¨¢quina que haga los deberes por ti.
@twitroncagliolo
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