Un acoso de papel
Denunciar al coronel Isidro Jos¨¦ de Lezcano-M¨²jica por acoso sexual y laboral fue el principio del fin de la carrera militar de la capit¨¢n Zaida Cantera
Este Gobierno no parece tener muy claras las ideas sobre el acoso sexual y laboral, cuando al tiempo que lanza un anteproyecto de ley que tipifica este delito en el c¨®digo militar no toma medidas pr¨¢cticas para atajarlo. El de la capit¨¢n Zaida Cantera es uno de esos casos que evidencia la distancia entre palabras y hechos. La capit¨¢n, v¨ªctima de acoso sexual y laboral, tira la toalla tras haber conseguido lo m¨¢s dif¨ªcil: sentar en el banquillo y conseguir que el tribunal Militar Central condenase en 2012 a dos a?os y 10 meses de c¨¢rcel al coronel que cometi¨® ¡°actos gravemente atentatorios contra su libertad sexual¡±, seg¨²n la sentencia.
Denunciar al coronel Isidro Jos¨¦ de Lezcano-M¨²jica fue el principio del fin de la carrera militar de Zaida Cantera, que no solo vio c¨®mo se cerraban sus opciones de promoci¨®n, sino tambi¨¦n peligraba su puesto de trabajo. En el ¨²ltimo a?o y medio ha vivido una situaci¨®n rocambolesca: primero se la acus¨® de un delito de deslealtad, por la alteraci¨®n de una fecha en una petici¨®n de permiso; y, cuando se demostr¨® que no hab¨ªa delito, se le imput¨® una falta grave, castigada con dos meses de arresto. Al final no se demostr¨® que alterase la fecha, pero s¨ª que un mando hab¨ªa falseado una firma. A¨²n as¨ª se le impuso a ella una falta leve, ya prescrita. La denuncia por persecuci¨®n que interpuso contra un general, dos coroneles y un teniente coronel se tramit¨® en tiempo r¨¦cord en la justicia castrense: en solo un mes fueron imputados y desimputados los mandos solo para llegar a tiempo al Consejo de Ministros del pasado viernes, en el que el general Ram¨®n Pardo de Santayana ascendi¨® de brigada a divisi¨®n.
El Ej¨¦rcito no es la ¨²nica instituci¨®n en la que se producen situaciones de acoso sexual o laboral, pero su jerarqu¨ªa y disciplina facilitan posibles abusos de los superiores, mayoritariamente hombres, sobre los subordinados, muchas veces mujeres. Endurecer las penas para estas conductas es positivo, pero solo ser¨¢ posible erradicarlas si el Ej¨¦rcito asume que no es desleal quien, como la capit¨¢n Cantera, denuncia el acoso, sino los mandos que, como reconoc¨ªa la propia sentencia, conocieron los abusos y miraron para otro lado.
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