Jos¨¦ Manuel Navia vs. Asia y Ocean¨ªa
?C¨®mo se encienden las rocas de Capadoccia??Cu¨¢l es el rostro del jefe de una tribu can¨ªbal? El objetivo de National Geographic lleva 125 a?os captando eso y mucho m¨¢s. Navia nos gu¨ªa por los continentes a trav¨¦s de sus im¨¢genes
Jos¨¦ Manuel Navia ha tenido muchas veces esa sensaci¨®n que experimentan los que se dedican a algo por vocaci¨®n y no solo para costearse esa mala costumbre de comer cada d¨ªa. ¡°?Pero qui¨¦n me manda a m¨ª estar aqu¨ª, pudiendo estar en mi cama calentita?¡±. Este es el pensamiento que le asalta irremediablemente cada vez que llega al hotel de una ciudad que va a ser objetivo de su mirada y suelta su equipo en la habitaci¨®n. Pero este sentimiento es temporal, se pasa cuando coge su c¨¢mara y sale a la calle al d¨ªa siguiente. Tal vez esa sensaci¨®n fue la que le embarg¨® cuando se mont¨® en el avi¨®n dispuesto a atravesar medio mundo en direcci¨®n a Asia, continente al que le une un proyecto muy especia. Navia recorri¨® India y Timor Oriental siguiendo las huellas que los portugueses dejaron en esos territorios cuando formaban parte de su colecci¨®n de colonias. ¡°A m¨ª me interesa eso, huyo del exotismo, me gusta buscar lo que une a todo ser humano¡±, explica.
La selecci¨®n de fotograf¨ªas recuerda a Navia el toque na¨ªf que impregnaba National Geographic cuando su objetivo era mostrar al lector un mundo que despertara en ¨¦l las ganas de conocer m¨¢s y m¨¢s. ¡°La fotograf¨ªa, no nos enga?emos, no es el reflejo de la realidad, es la mirada particular del que la hace¡±, explica, ¡°y en ese momento los de National Geographic ten¨ªan una visi¨®n optimista, la de un pa¨ªs que est¨¢ en pleno crecimiento¡±. Navia recuerda incluso el factor pol¨ªtico que jug¨® la publicaci¨®n, cuando elaboraba reportajes de los pa¨ªses bajo la ¨®rbita sovi¨¦tica en plena Guerra Fr¨ªa con Estados Unidos. ¡°Mientras los Gobiernos se machacaban, los reportajes dec¨ªan que el mundo era estupendo¡±, recuerda.
Hagan una prueba y miren la imagen del jefe de la tribu polinesia con las tres mujeres desnudas. La sensaci¨®n que transmite es la de la serenidad de un paisaje id¨ªlico y unos personajes ingenuos que se dejan retratar tranquilamente. Sin embargo, el texto que public¨® la revista habla del canibalismo tribal y de la ferocidad de sus pr¨¢cticas con el enemigo. Resulta que la vestimenta del hombre est¨¢ elaborada con pelo humano. ¡°Sin embargo, National opta por fotos en sinton¨ªa con el mito del buen salvaje, de Rousseau¡±. Les propongo otro ensayo: observen la imagen de los chinos esperando con enorme expectaci¨®n la llegada del coche de los americanos y d¨ªganme si no la identifican con el esp¨ªritu de Bienvenido Mr. Marshall. Lo oriental, visto desde Occidente.
La serie
La vuelta al mundo de ¡®National Geographic¡¯. La famosa publicaci¨®n lleva 125 a?os descubriendo el mundo a sus lectores y asombrando con su visi¨®n de la realidad a trav¨¦s de la fotograf¨ªa. Con motivo de este aniversario, la editorial Taschen ha recopilado en tres cuidados vol¨²menes su mejor material, parte de ¨¦l in¨¦dito. En esta serie de verano, grandes fot¨®grafos espa?oles realizan su selecci¨®n de estas im¨¢genes que nos transportan a otras culturas y otras ¨¦pocas. Sus comentarios y sus experiencias aportan el contexto a este material que ya forma parte de la historia de la fotograf¨ªa. En este n¨²mero, viajamos de la mano de Jos¨¦ Manuel Navia por Asia y Ocean¨ªa.
¡°Detr¨¢s de National Geographic hay toda una filosof¨ªa¡±, sentencia. Y lo dice alguien que la conoce bastante bien, porque es uno de los pocos profesionales espa?oles que ha trabajado con la publicaci¨®n, y seguramente el pionero, all¨¢ por el a?o 1996. No se le olvida. Fue para el primer n¨²mero de la revista en la edici¨®n espa?ola, que conten¨ªa un reportaje sobre el Imperio romano. ¡°Hab¨ªa que espa?olizarlo un poco¡±, aclara Navia. Y ah¨ª estuvo ¨¦l. Sus instant¨¢neas se incluyeron en una selecci¨®n de im¨¢genes de su admirado James L. Stanfield, definido por Navia como ¡°el que mejor sabe retratar las piedras. El que saca esa foto del acueducto de Segovia que todos querr¨ªamos haber hecho¡±. Y ah¨ª reside el valor de Stanfield, en convertir en especial una imagen que ya ha quedado grabada en los objetivos de miles de personas que pasaron por all¨ª antes que ¨¦l. Las instant¨¢neas de la Capadocia, que reflejan el final de un d¨ªa en las entra?as rocosas de un paraje ¨²nico, lo demuestran.
Otro factor importante para impresionar al lector era el color. Cuando National Geographic comenz¨® a utilizarlo era ¡°dificil¨ªsimo¡±, seg¨²n relata Navia, uno de los defensores a ultranza del mismo. La foto que abre este reportaje, la de las laber¨ªnticas calles de Palestina, es una ¡°joya¡± realizada con las placas autocroma Lumi¨¨re, patentadas por los famosos hermanos inventores del cine. En los cincuenta, cuando Kodak cre¨® su pel¨ªcula kodachrome, ya no hubo excusa para que le ganara el terreno indiscutiblemente al blanco y negro. ¡°Creo que para la fotograf¨ªa documental es fundamental, porque la vida es en color. ?Las figuras de Altamira ya eran en color!¡±, bromea.
Como la sociedad, National tambi¨¦n ha evolucionado. Ahora que tenemos la impresi¨®n de que ya no queda nada nuevo por conocer, que los viajes se han democratizado y que cualquiera puede ser un fot¨®grafo con una c¨¢mara entre las manos, todo ha cambiado, y National Geographic deja de jugar con la baza del ¡°descubrir¡±. Pero Navia se sigue quedando con esos primeros reportajes que abrumaban al lector, le convenc¨ªan de que ¨¦l jam¨¢s podr¨ªa tomar esa imagen, y consegu¨ªan que deseara gastarse el sueldo de un mes en comprar un billete. Para lograrlo, hab¨ªa que ser un maestro de la luz y el color.
Perfil
¡°Para hacer buenas fotos no tienes que irte al otro lado del mundo. Pueden estar al lado de tu casa¡±. Y eso que Jos¨¦ Manuel Navia (Madrid, 1957) ha hecho fotograf¨ªas de Marruecos a India pasando por Italia. Pero es cierto que, como ¨¦l mismo dice, siempre busca en estos territorios una pizca de sus or¨ªgenes y su cultura. Navia comenz¨® en la agencia Cover y luego trabajo en VU, de Par¨ªs. Desde 1992, est¨¢ ligado a El Pa¨ªs Semanal, donde fue editor gr¨¢fico. Tambi¨¦n ha publicado sus im¨¢genes en National Geographic y en Geo. Gan¨® el Premio Fotopress en 1987, el de la Society of Newspaper Design y el de la Sociedad Geogr¨¢fica Espa?ola, en 2006.
Navia prefiere reconocer, antes que descubrir. Para el fot¨®grafo, si te quedas en la primera capa de superficialidad, ¡°claro que todo es muy distinto¡±, pero ¨¦l afirma que trata de mostrar a trav¨¦s de su trabajo el elemento com¨²n que une a alguien de China, de Per¨² o de Par¨ªs. Como se ve en la instant¨¢nea de Beirut. Una nueva experiencia: tapen la mitad izquierda de la imagen y luego la derecha. ¡°Ah¨ª est¨¢ esa mezcla de lo cotidiano y lo ex¨®tico¡±, apunta Navia. No sorprende que lo que llame la atenci¨®n sea esto. Se confiesa un fot¨®grafo apasionado por las im¨¢genes que las abuelas guardaban en las cajas met¨¢licas de carne de membrillo.
Por eso, su proyecto personal en este continente fue el de seguir las huellas del Imperio portugu¨¦s en Asia. Lo recuerda as¨ª: ¡°En Oriente es muy f¨¢cil trabajar en la calle. Es p¨²blica, y lo tienen asumido. La gente sonr¨ªe todo el rato. Otra cosa es entrar en una casa, algo que es dificil¨ªsimo. Parece un mundo de clausura¡±. Prohibido objetivos ajenos.
La fotograf¨ªa es ¡°droga dura¡± para Navia. Una droga que ¨¦l prob¨® por primera vez con 12 a?os cuando vio c¨®mo se revelaba una imagen en un cuarto oscuro. Su madre le pag¨® un curso para aprender el oficio por correspondencia. ¡°Pens¨® que me ir¨ªa bien, yo es que viv¨ªa en un barrio humilde, Prosperidad, bueno, entonces era humilde¡¡±, cuenta. A?os m¨¢s tarde, desarroll¨® ese trabajo, el de revelar las fotos de otros, para costearse la carrera de Filosof¨ªa. As¨ª acab¨® uniendo sus dos pasiones: la antropolog¨ªa (rama en la que se especializ¨®) y la fotograf¨ªa.
Tal vez esa formaci¨®n le ayud¨® a comprender qu¨¦ pasa por la mente de una persona que est¨¢ frente a un objetivo. Quiz¨¢s fueron esos conocimientos los que en una ocasi¨®n le permitieron acabar (casi) entendiendo un dialecto ¨¢rabe despu¨¦s de pasar toda una ma?ana desayunando con un habitante de una aldea de Marruecos, un pa¨ªs al que ha viajado al menos 25 veces. ¡°No sabes por qu¨¦ te ves envuelto en una situaci¨®n surrealista¡±. Navia es de esos convencidos de que existe el lenguaje universal de la fotograf¨ªa.
Esa m¨¢quina a trav¨¦s de la que los fot¨®grafos cuentan el mundo permite, seg¨²n Navia, establecer un lenguaje ¡°precioso¡± con los que te rodean. ¡°La gente te mira, te sonr¨ªe, te se?ala, te ense?a cosas. Y cuanto m¨¢s humildes son, m¨¢s entienden tu trabajo¡±, asegura. Esta dial¨¦ctica ¨²nica que surge solamente cuando llevas una c¨¢mara colgada al cuello dispuesto a hacer fotos ¡°de verdad, no postales, que de esas ya hay muchas¡±.
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