?Qui¨¦n manda en nuestra vida?
Manejar el tim¨®n. Ir en la direcci¨®n correcta. Huir de las ideas que nos atenazan y saber cambiar el rumbo si acecha la tormenta pueden fomentar la felicidad.
Carmen quer¨ªa venir a mis sesiones de meditaci¨®n en grupo, pero su marido siempre estaba enfermo. Me comunicaba su intenci¨®n de venir y que sent¨ªa que no pod¨ªa, deb¨ªa cuidarle a ¨¦l. Cuando muri¨® el marido, al cabo de unos meses pens¨¦: ¡°Ahora vendr¨¢¡±. Pero me dijo que deb¨ªa cuidar al perro, y cuando ¨¦ste muri¨® tuvo un nieto a quien atender. Su deseo era unirse al grupo de meditaci¨®n, pero nunca lo consigui¨®. Finalmente Carmen muri¨® sin haber participado activamente en el grupo.
?Qui¨¦n mandaba en la vida de Carmen? ?Su marido, su perro, su nieto? ?Su responsabilidad excesiva? ?Sus bloqueos, su falta de voluntad, sus miedos? ?Utilizaba a los dem¨¢s como excusa? ?Era perezosa? La gran pregunta es: ?qui¨¦n y qu¨¦ gobierna en nuestra vida? Cuando las circunstancias se apoderan de nosotros y nuestra voluntad flaquea, parecemos un navegante a la deriva, dirigido por los vientos y las corrientes externas. Tenemos buenos prop¨®sitos, pero parece que se quedan en meras intenciones que no llevamos a la pr¨¢ctica. Queremos adelgazar y no lo conseguimos. Nos proponemos ser m¨¢s ¨¢giles y flexibles, pero nos falta disciplina. Queremos descansar y nuestros pensamientos nos atormentan. Y as¨ª un sinf¨ªn de prop¨®sitos incumplidos, ¡°dominados¡± por diversas causas.
Cambia la forma de mirar las cosas
y las cosas a las que miras cambiar¨¢n¡± Wayne Dyer
Cuando el mundo nos parece una amenaza o un lugar donde se gesta un sufrimiento tras otro, buscamos mecanismos de huida y evasi¨®n. Son dependencias que mandan sobre nuestra vida, sean adicciones a la droga, al juego, al poder, al sexo, a la velocidad, a las personas, a la acci¨®n desenfrenada o a las compras compulsivas.
Es cierto que topamos con contingencias como accidentes, tsunamis, tormentas, atascos, muertes s¨²bitas, y un sinf¨ªn de contratiempos que cambian el rumbo que ten¨ªamos previsto y mandan sobre nuestra vida en ese momento. Sin embargo, podemos elegir actitudes y comportamientos que se centren en nuestro poder personal y en nuestra capacidad creativa para superar el sentimiento de impotencia e indefensi¨®n.
?Qui¨¦n maneja el tim¨®n? Un experto en neurociencia nos dir¨¢ que nos gobiernan el inconsciente y las neuronas; otro nos dir¨¢ que son las hormonas quienes mandan en lo que hacemos y en c¨®mo estamos. Pero ?son nuestras creencias y percepciones las que inciden en nuestras decisiones? Seg¨²n el maestro budista Thich Nhat Hanh, las percepciones, las formaciones mentales y los h¨¢bitos determinan nuestra felicidad y nuestro sufrimiento. Debemos cuestionarlos para liberarnos de percepciones err¨®neas, de las formaciones mentales (como son las creencias y las suposiciones) que nos provocan sufrimiento innecesario.
El cambio, ahora
LIBROS
'Desarrolla tu cerebro. La ciencia de
cambiar tu mente'
Joe Dispenza
Palmyra.
¡®Tus zonas err¨®neas¡¯
Wayne W. Dyer
Random House Mondadori, Debolsillo.
¡®Hacia la paz interior¡¯
Thich Nhat Hanh
Debolsillo.
'Un mundo nuevo ahora. Encuentra
el prop¨®sito de tu vida'
Eckhart Tolle
Grijalbo.
Podemos aprender de la naturaleza. Las plantas ascienden buscando la luz que les da vida, pero hunden sus ra¨ªces en la tierra que las nutre. Conectados con nuestra ¡°savia¡± interior, el n¨²cleo vital que nos mueve, afrontamos las dificultades convirti¨¦ndolas en oportunidades para seguir creciendo. Esto es posible cuando nutrimos actitudes que brotan de nuestro n¨²cleo vital y lo retroalimentan. Desde la aceptaci¨®n, la escucha y la apertura, podemos acoger al otro, comunicarnos y crear puentes de reconciliaci¨®n. Por el contrario, si nuestras actitudes son de frustraci¨®n, resignaci¨®n y culpabilizaci¨®n, nos desconectamos de lo que nos revitaliza, rechazamos al otro y la comunicaci¨®n es dif¨ªcil. Cuando estas actitudes invaden nuestro mundo interior, somos menos creativos y acabamos enfermando o viviendo desvitalizados, en un malestar permanente.
Nuestro modo de percibirnos a nosotros mismos y al otro determina nuestra actitud y gobierna nuestro pensamiento. ?C¨®mo veo al otro? ?Como una amenaza, un enemigo o un inepto? ?Como una fuente de conflicto? ?Como una oportunidad y una posibilidad de aprendizaje y de intercambio? ?C¨®mo me veo a m¨ª mismo? ?Sin valor, indefenso, incapaz? ?O bien me veo con vitalidad y fuerza interior, con confianza en m¨ª mismo? Las percepciones nos condicionan, es por este motivo que sugiero cuestionarlas y no creer que siempre tenemos raz¨®n en c¨®mo vemos las situaciones y a las personas. Todo es relativo seg¨²n el punto de mira. Elijamos miradas que nos den esperanza, nos fortalezcan y nos ayuden a avanzar. Dirijamos nuestra atenci¨®n hacia lo que nos abre y da oportunidades, en vez de quedarnos encallados en lo que no funciona.
?Es necesario sentirnos presionados en el trabajo, en las relaciones, en los estudios? Francamente, no. Se trata de evaluar y cambiar nuestras creencias. Cuando pensamos que algo ¡°malo¡± puede ocurrir si no alcanzamos el objetivo que nos proponemos o nos proponen, nos sentimos presionados. El miedo al fracaso nos genera presi¨®n. El temor a ser abandonados nos lleva a cumplir las expectativas de los dem¨¢s. A veces nos forzamos a nosotros mismos creyendo que un poco de presi¨®n es bueno para lograr lo que queremos. Pero a la larga este h¨¢bito de exigirnos nos deja agotados. Trabajar bajo presi¨®n reduce nuestras habilidades de pensar con claridad, discernir bien y actuar correctamente. Hasta que uno no se da cuenta, no se propone cambiar el h¨¢bito.
Mientras culpe a las situaciones, a las expectativas de los dem¨¢s y a las fechas de entrega que me imponen en el trabajo o en los estudios como causantes de mi estr¨¦s, poco podr¨¦ hacer para cambiar el h¨¢bito. Puedo cumplir el objetivo con ansiedad, presi¨®n, estr¨¦s, agobio y prisas, o bien con confianza, determinaci¨®n, entrega y perseverancia, manteniendo la calma. Depende de m¨ª c¨®mo lo viva.
La m¨¢xima victoria es la que se gana sobre uno mismo¡± Buda
Para aliviar la presi¨®n, preg¨²ntese: ?por qu¨¦ me siento presionado? Observe el sentimiento. ?De d¨®nde surge? ?De qu¨¦ tiene miedo? Pararse a observar le ayudar¨¢ a frenar el sentimiento que est¨¢ creando. Descubra qu¨¦ creencias est¨¢n detr¨¢s del sentimiento de presi¨®n que siente. ¡°Quiz¨¢ no llegar¨¦ a tiempo¡±. ¡°Si no lo entrego a tiempo, perder¨¦ el trabajo¡±. ¡°Si no hago esto, dejar¨¢n de apreciarme¡±. En este tipo de pensamientos existe el miedo a perder algo si no logra satisfacer unas expectativas. Este miedo ejerce una presi¨®n que reduce su capacidad de lograr sus objetivos. A veces basta hablarlo con la persona que supuestamente est¨¢ ejerciendo la presi¨®n y veremos que gran parte de lo que sent¨ªamos era innecesario, y que la p¨¦rdida que tem¨ªamos no sucede. Al expresarnos, abrimos una v¨ªa de entendimiento y se reduce la presi¨®n. Aprendamos a cambiar el curso de nuestros pensamientos para salir de los miedos que subyacen a los sentimientos de agobio y presi¨®n. Confiemos.
Detenerse, observar, reinterpretar, reevaluar, controlar pensamientos y sentimientos y cambiar creencias requiere energ¨ªa. No una energ¨ªa que obtendremos de fuera, sino de la vitalidad y autenticidad que llevamos dentro. Es la energ¨ªa vital que se mueve cuando nuestra voluntad act¨²a. Haga un trato consigo mismo: decida no presionarse in¨²tilmente y cree pensamientos positivos y actitudes proactivas que le permitan vivir mejor y encontrar soluciones m¨¢s beneficiosas para todos. De nada le sirve quedarse invadido por la rabia, el miedo y la tristeza que le paralizan. Aprenda a vivir en el ¨ªndice de 4:1, por cuatro emociones y actitudes positivas, una negativa. La psic¨®loga Barbara Fredrickson asegura que si logramos invertir el ¨ªndice 1:4, una emoci¨®n positiva por cuatro negativas, y vivimos en 4:1, nuestra mente ser¨¢ m¨¢s creativa, innovadora y adaptable a los imprevistos.
Para mandar en nuestra vida, debemos gobernar nuestra capacidad de pensar y de sentir. Generemos pensamientos elevados, positivos, inspiradores y creativos, y permit¨¢monos sentir m¨¢s alegr¨ªa, inspiraci¨®n, admiraci¨®n, asombro, aprecio, gratitud, esperanza, inter¨¦s y diversi¨®n. Se trata de ser consciente de lo que est¨¢ pensando y sintiendo, y cuando se d¨¦ cuenta de que sus pensamientos no son saludables, respire, pare, recuerde momentos de vitalidad, busque lemas que le inspiren y le fortalezcan. Y v¨ªvalos.
Caminos a la transformaci¨®n
El primer paso para lograr el dominio sobre uno mismo es tener la voluntad de conseguirlo. Hay que ejercitar el poder mental para canalizar los pensamientos de manera positiva. La meditaci¨®n nos conduce hacia nuestro n¨²cleo vital. Tambi¨¦n nos ayudan las afirmaciones y la visualizaci¨®n, que consiste en crear im¨¢genes positivas en la mente para fortalecer nuestra voluntad de alcanzar aquello que nos afirme de forma positiva. Cuestionemos nuestras creencias y percepciones, y lograremos aliviar los sentimientos de agobio y presi¨®n. Procuremos no dejarnos llevar por tendencias de huida y distracci¨®n. Centr¨¦monos en este compromiso. Aprendamos el arte de apreciar y pensar en positivo. Con ello nos fortaleceremos y sentiremos seguros. Nuestro caminar por el mundo ser¨¢ m¨¢s digno, y nuestra presencia, transformadora.
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