Gracias por no venir
Matteo Renzi quiere sacar adelante reformas impopulares con habilidad y gestos
Nunca falta entretenimiento en lo que se organiza en el lago de Como a principios de septiembre, cuando el establishmentitaliano y el europeo se re¨²nen en la hist¨®rica y exclusiva Villa d¡¯Este, en Cernobbio, para celebrar el Ambrosetti Forum, una suerte de Davos, m¨¢s europeo, pero igualmente obsesionado con el estatus de sus participantes. Tanto es as¨ª que hay al menos cinco colores distintos de entradas, cada una con permisos y prohibiciones, as¨ª como biograf¨ªas m¨¢s largas que esta columna.
El foco de la reuni¨®n ¡ª?c¨®mo no!¡ª se puso sobre las reformas estructurales en Europa. Como siempre, eso supone la admiraci¨®n hacia Alemania y las cr¨ªticas hacia Italia. Es usual ver en Cernobbio la contradicci¨®n entre la belleza del lago y las quejas de los industriales italianos. En este sentido, este a?o no fue una excepci¨®n; hubo, sin embargo, un par de cambios sutiles, pero importantes.
Espa?a va camino de convertirse en la nueva Alemania. Es, para muchos europeos desde Berl¨ªn a Roma, el mejor ejemplo a seguir en t¨¦rminos de reformas dif¨ªciles, pero ¨²tiles para el futuro. Los ¨²ltimos datos de empleo y crecimiento espa?ol no hacen sino apoyar esta visi¨®n.
Pero quiz¨¢ lo que m¨¢s dio que hablar fue el plant¨®n del primer ministro italiano, Matteo Renzi, que prefiri¨® no aparecer en Como, a pesar de que sus ministros s¨ª estuvieron. ¡°En Cernobbio hay chiacchiera¡± (una palabra muy italiana que se refiere a la charla sin fin); ¡°nosotros estamos donde hay trabajo¡±, se le escuch¨® decir mientras inauguraba una f¨¢brica.
Incre¨ªblemente, el premier italiano dec¨ªa esto mientras en Cernobbio comparec¨ªan Alexis Tsipras, el l¨ªder de la izquierda populista griega, y Gianroberto Casallegio, brazo derecho de Beppe Grillo, el l¨ªder antitodo del Movimiento 5 Estrellas. Tsipras hac¨ªa lo imposible para sonar m¨¢s razonable de lo que es, mientras la presencia de Casallegio habla de la desesperaci¨®n de los que responden al autoritarismo de Grillo.
A la izquierda dura le encantar¨ªa parecerse a Renzi, que es ¡ªya no quedan dudas¡ª el pol¨ªtico m¨¢s h¨¢bil de Italia hoy por hoy, quiz¨¢ de Europa. Esa izquierda podr¨¢ tener el apoyo de la juventud, pero no tiene un proyecto viable y positivo para vender. A pesar de que Renzi nunca ha liderado a su partido en elecciones generales, el 41% de su Partido Democr¨¢tico en las elecciones europeas le garantizaron el puesto que ¨¦l quer¨ªa para Federica Mogherini, su canciller de Exteriores, que reemplazar¨¢ a Lady Ashton como responsable de la pol¨ªtica exterior de la Uni¨®n (y adem¨¢s ayudar¨¢ a que haya otra necesaria voz para el Sur, esperemos, en el Eurogrupo). Desde la revoluci¨®n pol¨ªtica de Silvio Berlusconi en la pol¨ªtica italiana, en los tempranos a?os noventa, no se ve¨ªan n¨²meros as¨ª.
Mal que le pese a la cita de Como, la estrategia del plant¨®n funciona: acerca a Renzi al electorado italiano, que le apoya con un incre¨ªble 65%, y aleja a un Gobierno que debe tomar decisiones impopulares de la idea del salotto, otra palabra italian¨ªsima que se refiere a las reuniones a puerta cerrada en las que se decide el futuro del pa¨ªs sin pasar por el Parlamento.
El Gabinete italiano ya ha comenzado la reforma pol¨ªtica que acelerar¨¢ los procesos parlamentarios y acaba de presentar una esperanzadora reforma judicial para acelerar los tiempos legales italianos, que est¨¢n entre los m¨¢s humillantes de Europa y sirven de extraordinaria carnaza para aquellos que venden la idea de que Italia es solo pasado.
La Europa de hoy vive entre la Scilla de la deflaci¨®n y el Caribdis de un populismo lleno de rencores, pero vac¨ªo de contenidos y propuestas. Quiz¨¢ las reformas italianas no ocurren a la velocidad que le gustar¨ªa ver a Bruselas, pero son reformas, y adem¨¢s son populares. Es algo que no se puede decir de Francia, la eterna preocupaci¨®n en Berl¨ªn.
De esta manera, y tal como parece empezar a entender el primer ministro franc¨¦s, Manuel Valls, Renzi es un ejemplo a imitar para aquellos que apoyan las reformas estructurales desde el poder pol¨ªtico y no desde la imposici¨®n de Bruselas y la troika, quiz¨¢s m¨¢s odiada en Italia que en los pa¨ªses donde hubo rescates.
El plant¨®n puede da?ar el ego de algunos italianos, pero responde a la necesidad pol¨ªtica de vender reformas desde la justicia social y la sostenibilidad europea. S¨®lo as¨ª se puede avanzar hacia el federalismo pol¨ªtico que el Banco Central Europeo de Mario Draghi apoyar¨¢ ahora con compras de activos privados. Lo que los mercados todav¨ªa no parecen entender es que el nuevo plan de Draghi federalizar¨¢ pasivos en la eurozona, ayudando no solo a luchar contra la deflaci¨®n, sino tambi¨¦n allanando el camino para un futuro con eurobonos.
La conclusi¨®n es simple: los plantones t¨¢cticos son la peor pesadilla no para los que normalmente est¨¢n en Cernobbio, sino para los populistas que se quejan de todo, proponiendo solo destruir el proyecto europeo que constituye nuestra mejor esperanza. Ser¨ªa mejor que se preocuparan menos y disfrutaran m¨¢s de las bellezas en las orillas del lago.
Pierpaolo Barbieri es asesor del Consejo sobre el Futuro de Europa de Instituto Berggruen para la Gobernanza.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.