¡°Conseguimos que violentos y abusadores terminen en la c¨¢rcel¡±
La militante del colectivo feminista argentino La Revuelta organiza ¡®escraches¡¯ contra los golpeadores y violadores y acompa?a a las mujeres a abortar
![Alejandro Rebossio](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F0fee85f4-1448-4055-a80f-6037d7476661.png?auth=58b5e7305414067a79d84cb3d59ed000dc9a54361d95abe1393e692885ea7c9d&width=100&height=100&smart=true)
![Ruth Zurbriggen, en una plaza en el centro de Neuquen](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/LFPYZMQ7VDCCRSOQUOMSW4EYYE.jpg?auth=da04442f2fea6534380dfeaf1460c5cd5bddfa120045dc3f5b6091b1b65f2ec4&width=414)
Que nadie se meta con las mujeres bravas del Colectivo La Revuelta. Si una mujer adulta, un ni?o o una ni?a sufre violencia f¨ªsica o abusos en la ciudad argentina de Neuqu¨¦n (a casi 1.000 kil¨®metros al sudoeste de Buenos Aires), estas militantes har¨¢n la posible para que el atacante acabe en la c¨¢rcel, desde hacerles escraches a ¨¦l o a los jueces y fiscales que demoran la causa, hasta el asesoramiento jur¨ªdico de las v¨ªctimas, aunque no el patrocinio en el juicio. Todo eso se activar¨¢ para quien llame al m¨®vil del llamado socorro violeta.
Si, en cambio, se trata de una mujer que quiere abortar hasta las 12 semanas de embarazo, debe llamar al n¨²mero del socorro rosa, y las de La Revuelta se reunir¨¢n con ella, le informar¨¢n que puede interrumpir la gestaci¨®n con pastillas de misoprostol, medicamento que se consigue bajo receta, la acompa?ar¨¢n en el proceso y la conectar¨¢n con m¨¦dicos de confianza. En Argentina solo est¨¢ permitido el aborto si corre riesgo de vida la madre o si ha quedado embarazada en una violaci¨®n?. En esos casos, la mujer puede recurrir a un hospital p¨²blico para que le practiquen la interrupci¨®n del embarazo, aunque solo en ocho de las 23 provincias argentinas rige un protocolo adecuado para que se cumpla con estas operaciones, seg¨²n la Asociaci¨®n por los Derechos Civiles. Pero las militantes de la La Revuelta no cejan en su funci¨®n, con una mirada feminista innovadora en la forma de manifestarse y en el fondo de su pensamiento.
¡°Me mueve el deseo de vivir en una sociedad m¨¢s libre, que tengamos derechos, que seamos due?as de nuestra propia existencia¡±, reflexiona Ruth Zurbriggen, una de las fundadoras de La Revuelta, un colectivo que ha rehusado la burocracia de conformarse como asociaci¨®n civil y que subsiste con donaciones de amigos y algunos aportes puntuales que alguna vez recibi¨® de instituciones de EE UU y Alemania. Las revoltosas act¨²an en Neuqu¨¦n y sus alrededores, pero tambi¨¦n han promovido la organizaci¨®n Socorristas en Red, que reproduce su estrategia de abordaje de abortos en Buenos Aires y otras 15 ciudades de Argentina. ¡°El territorio corporal de la mujer ha sido colonizado. La ley que te niega el aborto te dice que no sos due?a de tu cuerpo. A los hombres no les sucede. Luchamos por el territorio peque?o que es nuestro cuerpo y por la tierra¡±, cuenta esta militante de este colectivo que tambi¨¦n se ha sumado a la Multisectorial contra la Hidrofractura, dado que la provincia de Neuqu¨¦n se ha convertido en el ¨¢rea de mayor desarrollo de hidrocarburos obtenidos por fracking (fractura hidr¨¢ulica) fuera de EE UU y Canad¨¢ . La Revuelta, que naci¨® en plena crisis argentina de 2001, tambi¨¦n ha participado de manera activa y creativa en las manifestaciones contra la represi¨®n policial en la que en 2007 fue asesinado el maestro Carlos Fuentealba durante una protesta de su sindicato en demanda de mejores salarios. Zurbriggen tambi¨¦n fue maestra y en la actualidad ense?a en un instituto de formaci¨®n docente, en las asignaturas de pedagog¨ªa y educaci¨®n sexual.
En el bar El Patio de Franz, Zurbriggen, de 50 a?os y madre de dos hijos, explica que La Revuelta propone un "accionar m¨¢s disruptivo que la teor¨ªa de g¨¦nero¡±. Empezaron siendo tres y ahora son unas 16 en el elenco estable, m¨¢s otras que se suman en manifestaciones puntuales o que contribuyen econ¨®micamente con el sostenimiento de la causa. ¡°Quer¨ªamos rescatar saberes y producci¨®n feministas que la academia no rescataba, recuperar un feminismo latinoamericano¡±, cuenta quien antes hab¨ªa militado 10 a?os en el trotskismo, pero estaba cansada de la ¡°izquierda ortodoxa¡±. Deseaban criticar a los machistas de izquierda quienes, segun ellas, se comportan "en la calle como el Che y en la casa como Pinochet". Tambi¨¦n buscaban la innovaci¨®n en el mensaje, ya sea con intervenciones art¨ªsticas de monumentos o ¡®escraches¡¯ o movilizaciones originales. O con el abordaje sobre el aborto.
¡°Tomamos antiguas pr¨¢cticas de EE UU y Europa sobre c¨®mo abortar con p¨ªldoras, lo que est¨¢ avalado por la OMS (Organizaci¨®n Mundial de la Salud) para pa¨ªses donde est¨¢ prohibida la pr¨¢ctica, pero, a diferencia de otras organizaciones que solo dan la informaci¨®n, y que lo hacen muy bien, nosotras tenemos l¨ªneas telef¨®nicas a las que nos llaman, hacemos un encuentro personal o grupal, en bares, facultades, escuelas o plazas, conversamos sobre su situaci¨®n personal¡±, cuenta Zurbriggen. El 35% de las llamadas es de pacientes derivadas por m¨¦dicos de hospitales p¨²blicos, a los que llaman ¡°m¨¦dicos amigables¡±. ¡°Despu¨¦s seguimos el derrotero del aborto por tel¨¦fono, vamos acompa?ando, si tienen sangrado, fiebre, escalofr¨ªos. Algunas la pasan mal, con dolor, o bien por estar acompa?adas. Despu¨¦s les proponemos que se hagan un control posaborto con los m¨¦dicos amigables, que los tenemos registrados y son m¨¢s de 100 en Neuqu¨¦n¡±, explica la militante. En 2013, La Revuelta acompa?¨® a abortar a 567 mujeres, de Neuqu¨¦n, pero tambi¨¦n del resto de la Patagonia argentina, con las que se comunicaban por Skype, para tener contacto visual.
"La ley que te niega el aborto te dice que no ¡®sos¡¯ due?a de tu cuerpo"
¡°Nunca tuvimos problemas legales por el socorro rosa¡±, comenta la feminista. A?ade que las Socorristas en Red contribuyeron a que el n¨²mero de mujeres ingresadas en hospitales por abortos en Argentina se redujera de 70.000 en 2012 a 50.000 en 2013.
El socorro violeta recibi¨® el a?o pasado unas 140 denuncias, incluidas algunas por deudas de la cuota alimentaria de los padres para con sus hijos. La Revuelta, que alguna vez escrach¨® a jueces por fallos considerados sexistas, emprendi¨® en 2011 una campa?a que culmin¨® en 2013 con la condena a seis a?os de prisi¨®n de un odont¨®logo que hab¨ªa abusado de una paciente de nueve a?os. La madre de la ni?a buscaba ayuda psicol¨®gica para su hija cuando una m¨¦dica le dijo: ¡°Para que haya justicia, ten¨¦s que contactarte con La Revuelta¡±. ¡°Conseguimos que violentos y abusadores terminen en la c¨¢rcel¡±, afirma Zurbriggen.
¡°Le hicimos escraches en la casa y en el consultorio, con guantes y radiograf¨ªas. Escrachamos a la justicia porque no aceleraba el juicio. Nuestras abogadas dicen que sin presi¨®n la justicia no decide. Un d¨ªa dejamos volantes (panfletos) en los ba?os del club al que el odont¨®logo iba a jugar al tenis. Otro d¨ªa cambiamos el cartel de la calle de su consultorio, Roca, por uno que dec¨ªa: ¡®Odont¨®logo abusador¡¯. Una joven lo vio desde el colectivo (autob¨²s) y nos mand¨® un e-mail. Fue testigo en la causa porque hab¨ªa sido abusada por ¨¦l a?os atr¨¢s. Su padre no lo hab¨ªa denunciado porque dec¨ªa: '?Qui¨¦n me van a creer si soy un obrero contra un profesional?'. El d¨ªa del juicio convocamos a hacer mu?ecas combativas para los que no pod¨ªan ir a tribunales. Vinieron mujeres que no conoc¨ªamos, dos travestis y dos hermanos de una chica abusada por ese mismo odont¨®logo hace diez a?os. La idea era: ¡®Si hay justicia para esta ni?a, hay justicia para m¨ª¡¯. Era la posibilidad de reparar su propia situaci¨®n¡±, destaca Zurbriggen.
Solo una vez las revoltosas fueron agredidas. Fue en 2011, cuando ellas hac¨ªan campa?a callejera en contra de que Jorge Sobisch, que hab¨ªa sido gobernador de Neuqu¨¦n cuando fue asesinado el maestro Fuentealba, ganase unas elecciones primarias para volver al poder. Una banda les rompi¨® la luneta de un coche, pero Sobisch perdi¨® aquellos comicios.
Zurbriggen considera que no es casual que un movimiento como La Revuelta aparezca en esa tierra patag¨®nica de tanta migraci¨®n: ¡°Hac¨ªa 20 a?os, las lesbianas y trans ven¨ªan a Neuqu¨¦n a vivir libremente su sexualidad. Muchos militantes se resguardaron ac¨¢ en la dictadura (1976-1983). Ac¨¢ la Iglesia se diferenci¨® por oponerse a la dictadura y fue fuerte el movimiento estudiantil. En los noventa ac¨¢ empezaron los piquetes de los desempleados¡±. La Revuelta, seg¨²n ella, ¡°es una combinaci¨®n de audacia y deseo de intervenci¨®n pol¨ªtica que no est¨¢ en el feminismo tradicional¡±. ¡°La militancia es mi existencia. Esto me trajo mucha felicidad a mi vida. No tenemos cargos en el colectivo, pero mis compa?eras dicen: ¡®Siempre Ruth est¨¢ sugiriendo algo, dando trabajo¡±, cuenta caf¨¦ de por medio.
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