"Siete cosas que no sab¨ªa del yoga"
De su filosof¨ªa a su parafernalia, un ex¨®tico misterio rodea esta disciplina que cuenta con adeptos asociados en Espa?a desde 1976
Confiese: ha preparado su primera clase de yoga a conciencia. Puede que anoche cenara pollo al curry, en homenaje al honorable pueblo hind¨² con el que espera fundirse en amorosa simbiosis (y como posible despedida a los alimentos c¨¢rnicos: ?no se vuelve uno vegetariano cuando lleva mucho tiempo practicando yoga?). Quiz¨¢ a modo de calentamiento se deleitara con la escucha repetida de un disco en solitario de Nacho Cano. Para la indumentaria, tal vez decidi¨® estrenar ese pantal¨®n hippy, amplio y de tiro bajo, que guardaba en el armario a la espera de ocasi¨®n. ?Acaso no va el yoga de todo eso?
A diferencia de otras pr¨¢cticas corporales ¡ªpilates, aer¨®bic¡ª, di¨¢fanas en su configuraci¨®n y objetivos, del yoga uno no sabe bien qu¨¦ esperar. De su filosof¨ªa a su parafernalia, un ex¨®tico misterio rodea esta disciplina milenaria que cuenta con adeptos asociados en Espa?a desde 1976. Por eso, es probable que despu¨¦s de esa primera clase se pregunte: ?por qu¨¦ nadie me dijo que¡?
- Produce agujetas. Aunque lo oferten gimnasios, el yoga no es un deporte. Sin embargo, ?ay de usted como no est¨¦ en forma! Los novatos que creen que esto va de cruzar las piernas y decir ¡°om¡± todo el rato lo pasar¨¢n francamente mal: el yoga consiste en una serie de ejercicios de estiramiento o equilibrio (asanas, en s¨¢nscrito) que suelen revelar al perplejo ne¨®fito lo oxidado que est¨¢. O al rev¨¦s: personas que se ten¨ªan por r¨ªgidas descubren con el yoga lo flexibles que son. ¡°Como ejercicio f¨ªsico, es el mejor¡±, apunta el maestro V¨ªctor M. Flores (tambi¨¦n conocido como Senge Dorje), fundador del Instituto de Estudios del Yoga, con sede central en Marbella. ¡°Su supervivencia a lo largo de los siglos demuestra su eficacia. Las agujetas no son sino dolores de crecimiento¡±.
- No es necesario disfraz. No, una clase de yoga no es un casting para una pel¨ªcula de Bollywood, as¨ª que deje las t¨²nicas, pantalones tailandeses y faldas llenas de pliegues para carnaval. Lo principal en una actividad tan f¨ªsica es estar c¨®modo y no tener que preocuparse por si el fald¨®n se le viene sobre la cabeza en la postura del perro cara abajo. No digamos la del arado. ¡°Lo ideal es la lycra¡±, opina Flores. ¡°Es magn¨ªfica. No es muy y¨®guica, pero s¨ª muy pr¨¢ctica¡±.
- No se hace con m¨²sica de Enya. Ni de Kenny G. En realidad, los maestros desaconsejan la ambientaci¨®n musical durante la pr¨¢ctica del yoga. ¡°En cuarenta y cuatro a?os nunca he utilizado m¨²sica de fondo¡±, dice Ramiro Calle, director del veterano centro de yoga Shadak (Madrid) y escritor, recientemente galardonado en EE UU por su libro Yoga en la selva (Ed. Cuento de Luz, 2014). ¡°Se basta uno mismo con su propio cuerpo, su respiraci¨®n, su mente¡ ?bastante dispersos y centrifugados estamos ya!¡± El silencio debe reinar, por tanto, en estas estancias; un silencio, si acaso, interrumpido por resoplidos, exhalaciones y otros ruidos corporales debidos al esfuerzo, algunos de los cuales se pueden evitar suprimiendo comidas copiosas antes de la clase.
- Hay que olvidarse del sentido del rid¨ªculo. Seamos claros: algunas posturas del yoga son¡ raras. Es frecuente que los principiantes acometan con cierto pudor sus primeros ademanes. Claro que entre la singularidad de las posturas, el silencio imperante y nuestras pintas con los faldones ondeando a la altura de la nariz, tampoco es de extra?ar. ¡°Cuando el practicante tiene esa sensaci¨®n la culpa siempre es del instructor, que no lo motiva o no le quita hierro a algo muy humano, que es la exposici¨®n a la frustraci¨®n. El yoga debe adaptarse al cuerpo, no al rev¨¦s¡±, subraya Flores. El maestro Ramiro Calle explica: ¡°Las posturas son de lo m¨¢s natural, pues est¨¢n tomadas de la naturaleza: animales, plantas¡ Cada uno est¨¢ a lo suyo. No se trata de ganar un campeonato¡±.
- Est¨¢ lleno de mujeres. Si es usted mujer, nueva en esto, y quiere sentirse arropada en su estreno por otras mujeres, est¨¢ de enhorabuena. El yoga atrae principalmente a p¨²blico femenino porque ¡°no es competitivo. El macho alfa aqu¨ª est¨¢ fuera de juego¡±, dice Flores. Si es usted un caballero y tambi¨¦n gusta de sentirse arropado por se?oras, se encontrar¨¢ en su salsa. ?Si es que en el yoga todo son buenas noticias!
- Requiere mucha concentraci¨®n. Casi tan dif¨ªcil como mantener las posturas es abstraerse de la novedosa escenograf¨ªa ¡ªlas varillas de incienso, la eventual decoraci¨®n simb¨®lica, el incongruente atuendo de algunos condisc¨ªpulos¡ª y lograr concentrarse. Algunos dir¨¢n: ?dejar la mente en blanco y concentrarse mucho en algo no es una contradicci¨®n? En el yoga, no: el yoga ejercita la mente para guiarla a ese ansiado estado de paz interior. ¡°No hay yoga sin atenci¨®n¡±, dice Ramiro Calle. ¡°As¨ª se entrena tambi¨¦n la mente y la liberamos de todo tipo de malestar¡±.
- Engancha. Por ¨²ltimo, otra de las cosas que m¨¢s sorprenden al primerizo es lo r¨¢pido que transcurre la clase. Eso se debe a su marcada estructura. ¡°Una clase de yoga incluye ejercicios de calentamiento, la sesi¨®n de posturas, la pr¨¢ctica de los ejercicios respiratorios y la relajaci¨®n profunda. Se pasa enseguida, es muy amena¡±, asegura el maestro Calle. En general, agradecemos un poco de disciplina en nuestras vidas y muchos encuentran en la sala de yoga un remanso de paz al que vuelven cada d¨ªa con m¨¢s ganas. ¡°Se enganchan a la vivencia que supone el yoga¡±, advierte V¨ªctor M. Flores, ¡°dado que trasciende el ejercicio para convertirse en una forma de vida¡±.
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