Ser o no ser ecol¨®gico
El pueblo brit¨¢nico de Todmorden fomenta el consumo local de alimentos mediante su cultivo en espacios p¨²blicos para luchar contra la crisis
To bee or not to bee. El gui?o al soliloquio de la obra cumbre de la literatura inglesa adorna un tiesto con plantas de cardamomo a la entrada al teatro de Todmorden. La alusi¨®n al dilema filos¨®fico pretende concienciar de la trascendencia de las abejas ¡ªbee, en ingl¨¦s¡ª como agente polinizador vital en horticultura, y en la agricultura en general. Como ¨¦ste, otros maceteros e inscripciones evocando la importancia de la ecolog¨ªa y la alimentaci¨®n saludable inundan la ruta verde en torno a este peque?o municipio de Yorkshire, al norte de Reino Unido.
Productos org¨¢nicos frescos crecen por doquier, en lo que sus creadores llaman jardiner¨ªa de guerrilla. Hierbas arom¨¢ticas en la esquina de la parada de tren, menta y otras especias germinando en el parking p¨²blico, tomates madurando frente al supermercado, un jard¨ªn de boticario junto al centro de salud o verduras delante del colegio. Incluso los jardines privados y los p¨®rticos de las casas se han convertido en florecientes oasis de comida natural; fruto del trabajo colectivo de una poblaci¨®n de 15.000 habitantes entre las ciudades de Leeds y Manchester, y al proyecto Incredible Edible.
¡°Creemos que si cambiamos la v¨ªa p¨²blica en la que pasean los ciudadanos, transformaremos su comportamiento¡±, explica Pam Warhust, economista y fuente de inspiraci¨®n de la iniciativa Comestibles Incre¨ªbles. Desde 2007, los habitantes del peque?o pueblo brit¨¢nico se han involucrado en el cultivo de productos alimenticios aut¨®ctonos para su recolecci¨®n gratuita, lo que beneficia a la econom¨ªa local. Pam, galardonada con la medalla a Comendadora del Orden Brit¨¢nico (CBE) por su trabajo por el medio ambiente, se apasiona al describir el proyecto: ¡°Esta es nuestra respuesta a la cumbre de R¨ªo ¡ªen relaci¨®n al cambio clim¨¢tico, gesti¨®n de recursos y desarrollo sostenible¡ª. Hemos encontrado el medio para cambiar la forma de pensar y actuar de todos. Un lenguaje com¨²n independiente al sexo, la religi¨®n o el inter¨¦s particular y pol¨ªtico. Y el lenguaje es la comida¡±. El lema es: Si comes, contamos contigo.
Como gust¨¦is
Pam Warhust, voz y cara m¨¢s conocida de la iniciativa ecol¨®gica, explica que fue el distanciamiento de la gente hacia el medio ambiente lo que puso la semilla del proyecto: ¡°Pero cuando empezamos, no habl¨¢bamos de sostenibilidad o ecolog¨ªa. Sino de comida, que a todo el mundo le gusta. Todos cocinamos, compramos o comemos. Supone un nivel de compromiso muy b¨¢sico¡±. Pam fue directora de la Comisi¨®n Forestal de Reino Unido y conoce las dificultades del sistema burocr¨¢tico: ¡°Llegados a un punto, puedes contemplar lo que sucede mientras terminas tu ginebra con t¨®nica, o puedes ofrecer alternativas. As¨ª que empezamos a plantar semillas en los espacios p¨²blicos y a compartirlas con los vecinos. Sin rellenar informes ni pedir permiso a nadie. Simplemente lo hicimos, porque la calle es de la ciudadan¨ªa¡±. Comestibles Incre¨ªbles germin¨® para facilitar que los propios vecinos tomasen control de su comunidad mediante la participaci¨®n c¨ªvica.
El car¨¢cter voluntario del proyecto se ha mantenido desde sus inicios, haciendo que el nivel de implicaci¨®n ciudadana haya sido a gusto de cada cual. ¡°No todos tienen que cultivar. Se puede contribuir cocinando, organizando eventos o simplemente recogiendo y recolectando; que es el fin ¨²ltimo¡±, explica Estelle Brown, encargada de la coordinaci¨®n de eventos y gu¨ªa de la ruta verde de Todmorden. Las visitas guiadas son una fuente de financiaci¨®n que tambi¨¦n sigue el mismo ideario: ¡°Si tu compa?¨ªa tiene mucho dinero, entonces danos mucho dinero. Si no tiene muchos ingresos, danos menos. Pero si no tienes dinero, trae una bolsa de semillas. Y si no tienes ni eso, entonces trae una sonrisa¡±, cuenta Estelle. Y los tours han dado sus frutos; m¨¢s de 1.000 personas e instituciones reservaron visitas guiadas en 2013, dejando unos beneficios de 10.000 libras (12.800 euros) para la econom¨ªa local.
El pueblo est¨¢ transformando los h¨¢bitos alimenticios y beneficiando a la econom¨ªa local en crisis
Los primeros esfuerzos del equipo de Comestibles Incre¨ªbles se centraron en la plantaci¨®n de ¨¢rboles frutales, llegando al presente millar de florecientes arbustos extendidos por la ciudad. Pero el crecimiento del proyecto lleg¨® por la financiaci¨®n por parte de compa?¨ªas como Northern Gas? (empresa energ¨¦tica) que don¨® 5.000 libras (6.400 euros) en madera para los maceteros de plantas medicinales que sustituyeron a los cardos junto al centro m¨¦dico local. ¡°El objetivo era continuar con el cultivo mientras transform¨¢bamos el pasto para vacas en leche; y conseguir que Todmorden fuese autosostenible¡±, explica Nick Green, miembro del colectivo y encargado de la granja a las afueras del pueblo. El doctor en bioqu¨ªmicas por la universidad de Oxford se encarga de mantener una finca de 1,5 hect¨¢reas para el cultivo de todo tipo de verduras, que se venden a precios de mercado en los comercios locales. La granja creada con polit¨²neles y sin uso de fertilizantes ha permitido establecer una compa?¨ªa sin ¨¢nimo de lucro en la que todos los beneficios se destinan al mantenimiento del proyecto ecol¨®gico. La iniciativa atrae a escuelas de toda la comarca. ¡°Nuestro foco est¨¢ puesto en la comida, pero durante estos a?os nos hemos dado cuenta de lo dif¨ªcil que es conseguir alimentar a todo el pueblo¡±, concede el doctor de mejillas sonrosadas.
?Mucho ruido y pocas nueces?
Pese a no alcanzar el hito de la autosostenibilidad, Comestibles Incre¨ªbles ha conseguido involucrar a la comunidad en la educaci¨®n ecol¨®gica. ¡°Mucha gente no reconoce una verdura si no viene envuelta en pl¨¢stico y con etiqueta. Nuestra idea ha hecho que los chicos tomen conciencia de la producci¨®n local y de la alimentaci¨®n saludable¡±, cuenta Tony Mulgrew, cocinero de instituto de Todmorden. Las lecciones de los profesores ahora incluyen ecuaciones con el peso de las legumbres del peque?o huerto de la escuela o la historia de los productos locales. Los estudiantes tambi¨¦n aprenden a encurtir alimentos, a dise?ar espacios naturales mediante la permacultura o los secretos de la acuaponia.
El proyecto usa los espacios urbanos para la producci¨®n de alimentos aut¨®ctonos
El cultivo de productos locales ha incrementado la venta en los comercios, haciendo resurgir un pueblo en crisis. Despu¨¦s del colapso de la industria textil de Todmorden, una de las m¨¢s ricas de Europa en los a?os cincuenta, su poblaci¨®n se redujo a la mitad. ¡°La pobreza y la depresi¨®n econ¨®mica tambi¨¦n afectan al Reino Unido y cultivar puede no ser la soluci¨®n, pero alivia. La gente se da cuenta de la diferencia de calidad y precio entre lo que cultivado aqu¨ª, y lo que fue recogido hace un mes y ha tenido que ser transportado¡±, razona Estelle Brown. Ella recuerda c¨®mo la gente entr¨® en p¨¢nico durante la crisis a¨¦rea que produjo el volc¨¢n island¨¦s en 2010, ¡°Nadie pod¨ªa entender que los mercados locales y los supermercados estuviesen vac¨ªos. La raz¨®n era que mucha comida era importada¡±. El proyecto tambi¨¦n ha contribuido a que se mejore el etiquetado de los alimentos. Los vendedores del mercado de Todmorden cuentan que sus actividades no se vieron da?adas por esc¨¢ndalo de la carne de caballo que afect¨® a Gran Breta?a a principios de 2013. Al contrario, vecinos de pueblos aleda?os se acercaron a comprar all¨ª porque ten¨ªan la certeza de la procedencia de los productos.
El ¨¦xito ecol¨®gico de Todmorden ha traspasado fronteras y se ha extendido por una veintena de pa¨ªses. ¡°El movimiento ha crecido de una forma exponencial. Hay 82 grupos en Gran Breta?a y han surgido m¨¢s de 500 comunidades de todo el mundo; desde Canad¨¢ hasta Filipinas, pasando por Espa?a, Francia, Nueva Zelanda o Sud¨¢frica¡±, explica Tanya Wall, encargada de la red internacional de grupos Comestibles Incre¨ªbles. El ¨²nico requisito es el de trabajar con la comunidad, ense?ar el cultivo y producci¨®n natural de productos frescos y ecol¨®gicos, y contribuir al crecimiento de la econom¨ªa local. ¡°Todo con el objetivo de fomentar resiliencia ¡ªcohesi¨®n entre los miembros de la comunidad para sobreponerse a la crisis¡ª¡±, a?ade Tanya.
A buen fin no hay mal tiempo
Mary Clear, otra de las creadoras de Comestibles Incre¨ªbles, explica la importancia de estrechar los lazos de los vecinos de Todmorden como motor principal de la idea: ¡°Recibimos una llamada del encargado de la estaci¨®n de tren, preocupado porque el vendedor local de The Big Issue ¡ªperi¨®dico distribuido por personas sin recursos similar a La Farola¡ª se hab¨ªa llevado todos las patatas plantadas en el huerto cercano. Y yo contest¨¦: ¡®Fant¨¢stico, ?qui¨¦n mejor que ¨¦l para darles buen uso?¡¯. Ten¨ªamos que plantar m¨¢s.¡± La trabajadora social tambi¨¦n est¨¢ muy contenta de que las mujeres musulmanas del pueblo ahora conversen m¨¢s con los vecinos sobre temas culinarios cuando se paran a recoger menta y otras especias en pollination street ¡ªcalle de la polinizaci¨®n, junto al mercado local¡ª.
La iniciativa ya se ha replicado m¨¢s de 500 comunidades; desde Estados Unidos hasta Filipinas o Espa?a
¡°Estas actividades no han ocasionado ning¨²n conflicto. Al contrario, creo que la gente est¨¢ m¨¢s feliz y dispuesta a colaborar por el bien com¨²n. Y eso hace que nuestro trabajo sea m¨¢s f¨¢cil¡±, cuenta el oficial de polic¨ªa Matt Hamilton mientras revisa el macetero rebosante de ma¨ªz dulce que adorna la entrada a la comisar¨ªa de Todmorden. Las autoridades no s¨®lo han facilitado el trabajo de los voluntarios del proyecto sino que donan los equipos incautados en las redadas contra cultivos de cannabis para una iniciativa que consideran m¨¢s l¨ªcita. Natalie Barrass, vecina de Todmorden, cuenta lo que supone para ella Comestibles Incre¨ªbles mientras selecciona unos ruibarbos para su restaurante: ¡°Esta idea va m¨¢s all¨¢ de la comida o el cultivo. Se trata de involucrar a la gente. Por ejemplo, hace un par de d¨ªas estaba recogiendo unas cuantas hojas de albahaca y gracias a ello habl¨¦ por primera vez con un vecino de mi calle despu¨¦s de 10 a?os de convivencia sin saludarnos¡±.
El proyecto educativo de comida es una respuesta a problemas como la falta de sostenibilidad medioambiental o la crisis econ¨®mica. Pero es tambi¨¦n una peque?a demostraci¨®n de que no hay que decirle a la gente lo que tiene que hacer para producir cambios, sino ense?ar c¨®mo el cambio se puede producir. ¡°Cuando creemos en nosotros mismos, podemos hacer cosas asombrosas. Comestibles Incre¨ªbles demuestra que se puede transformar nuestro espacio p¨²blico y las relaciones con nuestros vecinos mediante acciones muy elementales". Pam Warhust insiste: ¡°De alguna forma el estado del bienestar nos ha convertido en v¨ªctimas, haci¨¦ndonos creer que no podemos ser agentes del cambio si no hay dinero o si no pedimos permiso. Pero se trata de tener voluntad para mejorar nuestras formas de vida¡±. Ser o no ser part¨ªcipe del cambio. Esa es la cuesti¨®n.
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