Moneo, entre el Pritzker y el placer del bodeguero
Este cosmopolita de Tudela comenz¨® haciendo propuestas para la plaza del Obradoiro. Y 60 a?os despu¨¦s sigue construyendo lejos del espect¨¢culo y de los alardes llamativos
Sin estridencias ni disonancias, buscando la cadencia serena en las palabras, en sus gestos y sus obras, Rafael Moneo ¨Cnuestro ¨²nico premio Pritzker de arquitectura¨C ha pasado por Lisboa como si fuera una madura estrella del pop. En un repleto auditorio del CCB, el pen¨²ltimo centro de la modernidad en Lisboa, habl¨® sobre vida y arquitectura, sobre est¨¦ticas y ciudades, ante un p¨²blico de cientos de j¨®venes que escuchan con inter¨¦s lo que sostiene Moneo. Este cosmopolita de Tudela que comenz¨® haciendo propuestas para cambiar la plaza del Obradoiro y 60 a?os despu¨¦s sigue construyendo lejos del espect¨¢culo y de los alardes llamativos. Su empe?o es buscar una arquitectura capaz de dialogar con el entorno.
El discurso de Moneo, un humanista calmado, no siempre es f¨¢cil ni est¨¢ exento de pol¨¦micas. Su obra, llena de aciertos y riesgos, de originalidad y de tradici¨®n, sigue levantando pasiones. Esta exposici¨®n en Lisboa es la segunda oportunidad de ver la mayor retrospectiva de quien es nuestro m¨¢s premiado arquitecto. Con la financiaci¨®n de Barri¨¦ de la Maza, ya se hab¨ªa podido ver en A Coru?a y hasta final de noviembre permanecer¨¢ en el moderno espacio de Belem.
Por su talante tranquilo, estudioso, observador y de hablar pausado, podr¨ªa haber destacado en la vida mon¨¢stica. Nada de eso: viaj¨®, se cas¨® y triunf¨® enfrent¨¢ndose a grandes retos y peque?os detalles. Disfrut¨® haciendo la catedral de Los ?ngeles, pero no recuerda haberse quedado a las homil¨ªas. Se hubiera llevado bien con sus ilustres paisanos jud¨ªos y viajeros, cabalistas o astr¨®logos, como el propio Benjam¨ªn de Tudela. Con placer hubiera escuchado los sermones del gran escritor portugu¨¦s del siglo XVII, el jesuita heterodoxo Antonio Vieira, al que Pessoa llamaba ¡°emperador de la lengua portuguesa¡±. El mismo que se sinti¨® defraudado porque Felipe II no hizo de Lisboa la capital de Iberia y, por tanto, del V Imperio.
Moneo aprecia sus sermones y otros escritos que procura leer en portugu¨¦s. Un idioma que nos golea en premios Pritzker, el que hablan Niemeyer, ?lvaro Siza, Souto de Moura o Mendes da Rocha, y que tambi¨¦n supieron leer adecuadamente al fraile escritor: el estilo ha de ser f¨¢cil y natural. Por esa senda han caminado sus obras, por esos ilustrados, espirituales y mundanos senderos de los que ¡°prefieren sembrar a rezar¡±.
Ahora pasa sus alegr¨ªas, tambi¨¦n sus preocupaciones, bebiendo con moderaci¨®n y placer su propio vino. Compr¨® unos vi?edos por tierras de Olmedo en un monasterio jer¨®nimo. Un lugar por el que pasa la historia de Espa?a. Construido por Fernando I de Arag¨®n, conoci¨® noches de los Reyes Cat¨®licos, Carlos V o Crist¨®bal Col¨®n. Ser bodeguero es la ¨²ltima obra de Moneo. Otro empe?o de alguien que cada d¨ªa sostiene como Vieira que ¡°somos lo que hacemos¡±: un d¨ªa banco, otro museo, alguno catedral y otro bodega.
En Nueva York se le puede encontrar en el selecto Club de Harvard en el centro de Manhattan. En Castilla, en el segoviano bar Yag¨¹e de Bernardos, el secreto mejor guardado de los escabechados y las m¨¢s selectas catas de vino a precio de crisis. Y en Lisboa ha repartido sus d¨ªas entre las tabernas de Pessoa y la brillantez del chef de moda, Jos¨¦ Avillez, una cocina contra todo desasosiego. Saber beber, vivir y construir.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.