Ense?ar en el cole con cuchara y tenedor
Por Nerea Ram¨ªrez y Abel Esteban, de Ecologistas en Acci¨®n
La escuela es mucho m¨¢s que los contenidos que se transmiten en el aula. Lo que ocurre en los recreos, en los pasillos, en el camino hasta casa, en las excursiones, en el comedor o lo que se puede ver desde sus ventanas permite relacionar contenidos, ampliar horizontes y conocer lo que ocurre m¨¢s all¨¢ de las paredes del centro. Por eso no basta con incluir en los libros de texto conceptos relativos a la protecci¨®n medioambiental, hablar desde la pizarra sobre la necesidad de cuidar la naturaleza. La sostenibilidad se demuestra andando... y tambi¨¦n comiendo.
La alimentaci¨®n es central en la vida, especialmente en la de la gente m¨¢s peque?a. Si tenemos en cuenta que casi dos millones de ni?as y ni?os hacen la comida m¨¢s importante del d¨ªa en su centro educativo, entendemos la importancia de los comedores escolares. Son un espacio perfecto para abordar, desde la vida cotidiana de un colegio, la necesidad de producir alimentos respetando los ecosistemas, la soberan¨ªa alimentaria o la conservaci¨®n de la biodiversidad. Son una herramienta para hablar de producci¨®n y consumo de cercan¨ªa. A trav¨¦s de la cuchara y el tenedor se pueden poner en marcha din¨¢micas de renovaci¨®n pedag¨®gica, complementar con contenidos que est¨¢n ausentes de los curr¨ªculos oficiales y poner en valor el papel de otras personas de la comunidad educativa m¨¢s all¨¢ de las profesoras y profesores. Son ya numerosas las escuelas y colegios que cuentan con un huerto para ver crecer los alimentos y evitar as¨ª que algunos peques crean que el tomate sale de una bandeja de supermercado.
Tambi¨¦n crecen las iniciativas de comedores escolares ecol¨®gicos. Del Pa¨ªs Vasco a Andaluc¨ªa, pasando por Arag¨®n o Cantabria empiezan a organizarse asociaciones de madres y padres, agricultores y otras organizaciones para que los alimentos sanos y de cercan¨ªa traspasen el ¨¢mbito familiar y lleguen al educativo.
No son tiempos f¨¢ciles para estos proyectos. Las administraciones recortan en becas de comedor, cierran o externalizan cocinas y priorizan las empresas que ofrecen el servicio m¨¢s barato. Las legislaciones son muy dispares de comunidad a comunidad y esas normativas suelen favorecer a los suministradores industriales. Y, pese a las dificultades, la experiencia apunta a que, bien gestionados, los men¨²s de un comedor ecol¨®gico funcionan, no son m¨¢s caros que tantos otros que utilizan alimentos convencionales.
Es el caso de la Escuela de Larrabetzu, en Bizkaia, donde cada d¨ªa se ofrece un men¨² de calidad y de producci¨®n local a 200 escolares por 4 euros, frente a los 11 euros que cuesta un men¨² de catering subvencionado por la administraci¨®n p¨²blica.
Un seminario re¨²ne este fin de semana a muchos de los protagonistas de este tipo de iniciativas. Profesionales de la hosteler¨ªa impartir¨¢n talleres pr¨¢cticos, para mostrar c¨®mo se pueden preparar platos ecol¨®gicos para un gran n¨²mero de personas, adaptando las cocinas, sin desperdiciar alimentos y controlando el coste. Representantes escolares compartir¨¢n las lecciones aprendidas con sus iniciativas, agricultores y miembros de cooperativas de consumo avanzar¨¢n en nuevas formas de organizarse. Habr¨¢ espacio tambi¨¦n para hablar de los alimentos agroecol¨®gicos en otros espacios de restauraci¨®n colectiva, como las residencias de ancianos o los restaurantes.
El seminario tambi¨¦n hablar¨¢ de luchas ganadas. Como la del colegio G¨®mez Moreno, de Granada, donde madres y padres se movilizaron durante todo un a?o y lograron ganar un concurso p¨²blico para seguir alimentando a sus hijos de forma ecol¨®gica.
La salud tambi¨¦n ser¨¢ foco de atenci¨®n del seminario. Porque la introducci¨®n de men¨²s ecol¨®gicos en los comedores escolares no solo ayuda a cuidar la tierra, sino tambi¨¦n a corregir h¨¢bitos alimentarios, como el consumo excesivo de fritos o prote¨ªna animal. Garantiza tambi¨¦n que ni?as y ni?os no acumulen d¨ªa a d¨ªa los restos de pesticidas y herbicidas, antibi¨®ticos u organismos modificados gen¨¦ticamente, tristemente presentes en los alimentos convencionales.
Las experiencias de comedores escolares ecol¨®gicos hacen que los menores se relacionen de forma m¨¢s natural con su entorno. Entienden as¨ª que lo normal y natural es comer los alimentos de cada temporada cultivados cerca de donde viven en condiciones laborales justas. La hora del almuerzo y deE la merienda en el cole se convierte en una lecci¨®n para trabajar contenidos relacionados con la protecci¨®n de la naturaleza, la econom¨ªa solidaria, el comercio o la ¨¦tica.
Para dibujar el futuro habr¨¢ que repensar tambi¨¦n desde la escuela c¨®mo es una vida buena desde criterios de justicia ambiental y social.
Informaci¨®n del seminario: http://www.ecologistasenaccion.es/article28480.html
Fotograf¨ªas: Ecologistas en Acci¨®n
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