Amazonas, una odisea brasile?a de Sebasti?o Salgado
Mientras preparaba su proyecto ¡®G¨¦nesis¡¯, Sebasti?o Salgado encontr¨® a la tribu de los aw¨¢ en la remota Amazonia El cineasta Wim Wenders, autor del documental ¡®La sal de la Tierra¡¯ sobre la obra de Salgado, explica su relaci¨®n con la obra y con el creador
Conozco la obra de Sebasti?o Salgado desde hace casi veinticinco a?os, desde que compr¨¦ dos fotograf¨ªas suyas en una galer¨ªa de arte de Los ?ngeles, hace ya bastante tiempo. Aquellas dos im¨¢genes me transmitieron algo y me emocionaron much¨ªsimo. Fue entonces cuando por primera vez le¨ª conscientemente el nombre de Sebasti?o Salgado en la parte posterior de las fotos. A continuaci¨®n las enmarqu¨¦, y desde ese momento est¨¢n colgadas detr¨¢s de mi escritorio de trabajo y me acompa?an cada vez que viajo de ciudad en ciudad. El recuerdo de aquellas fotograf¨ªas me llev¨® poco tiempo despu¨¦s a visitar su exposici¨®n Trabajadores. Desde entonces me convert¨ª en un admirador incondicional de la obra de Sebasti?o. Unos a?os m¨¢s tarde visit¨¦ la muestra ?xodos y compr¨¦ una colecci¨®n completa de sus libros de fotograf¨ªas.
Sin embargo, no le conoc¨ª en persona hasta hace cinco o seis a?os, cuando nos encontramos en su oficina de Par¨ªs (que, por cierto, estaba a la vuelta de la esquina de donde hab¨ªa vivido durante a?os, as¨ª que f¨¢cilmente pod¨ªamos haber coincidido en la tienda de comestibles). Me ense?¨® su estudio y pude observar de un vistazo las im¨¢genes de G¨¦nesis. Un proyecto que a¨²n estaba a mitad de camino, pero este nuevo trabajo ya parec¨ªa incre¨ªblemente interesante y, al igual que sus anteriores producciones, estaba previsto a largo plazo. Hab¨ªa dedicado hasta diez a?os para hacer las fotograf¨ªas de algunas de sus series. Y hab¨ªa planeado terminar esta ¨²ltima en ocho. Me fascinaron su dedicaci¨®n y su determinaci¨®n. Una semana despu¨¦s nos volvimos a encontrar. Descubrimos nuestra com¨²n pasi¨®n por el f¨²tbol y nos pusimos a hablar sobre la fotograf¨ªa en general. Estaba deseando conocer mi opini¨®n sobre un asunto en el que estaba trabajando. Me pregunt¨® si se me ocurr¨ªa alguna manera para que las im¨¢genes de G¨¦nesis pudieran verse tambi¨¦n en la gran pantalla y no solamente en libros y revistas. Me qued¨¦ pensando en su idea durante un rato. Pero antes de que le diera una respuesta, Sebasti?o ya me hab¨ªa contado un mont¨®n de historias sobre sus numerosos viajes, y en ese momento me di cuenta de que era un gran narrador. As¨ª que finalmente le manifest¨¦ mi acuerdo y le dije que sus fotograf¨ªas se ver¨ªan en el cine como si se tratase de una presentaci¨®n de diapositivas, siempre y cuando alg¨²n sonido o m¨²sica, y por supuesto sus relatos, las acompa?ara. ?Eso ser¨ªa algo completamente diferente!
Cuando sebasti?o me cont¨® numerosas historias sobre sus viajes, me di cuenta de que es un gran narrador¡±
En nuestra siguiente reuni¨®n me propuso con franqueza si pod¨ªa considerar la posibilidad de unirme con ¨¦l y con su hijo Juliano en una aventura que ellos dos ya hab¨ªan vagamente concebido, pero que en realidad a¨²n no sab¨ªan ni cu¨¢ndo ni c¨®mo ponerla en marcha. Juliano hab¨ªa recorrido con su padre varios de los lugares que fueron fotografiados para G¨¦nesis y los hab¨ªa filmado. Lo hab¨ªa hecho sobre todo para conocer otra faceta del hombre a quien siempre hab¨ªa visto como padre, y no como fot¨®grafo y viajero que recorre el mundo. En cierto modo, Sebasti?o hab¨ªa sido m¨¢s bien un padre ausente durante la mayor parte de su infancia. As¨ª que, con el objetivo de conocerse mejor mutuamente, los dos decidieron iniciar un proyecto. Pero manten¨ªan muchas preguntas sobre lo que ten¨ªan que hacer para poner en marcha una pel¨ªcula bas¨¢ndose en esa idea. No cabe duda de que necesitaban otro punto de vista, una opini¨®n ajena.
Cuando me consultaron, no lo dud¨¦ ni un segundo y acept¨¦ all¨ª mismo. ?Ser¨ªa una oportunidad magn¨ªfica para m¨ª y, adem¨¢s, una forma de descubrir a fondo a Sebasti?o! Me daba igual su falta de preparaci¨®n o de conceptualizaci¨®n. He empezado la mayor¨ªa de mis documentales respondiendo a un impulso, a partir de una primera impresi¨®n. Desde el principio vi con claridad mi papel en ese proyecto com¨²n como el de un socio profesional que iba a contar el trabajo de Sebasti?o, y que iba a permitirle narrar ¨Cante la c¨¢mara y el p¨²blico¨C todas esas historias de las que yo ya hab¨ªa sido testigo. Al principio pensaba que ¨ªbamos a grabar durante un par de semanas. Nunca imagin¨¦ que rodar¨ªamos durante un a?o y medio en varios escenarios, incluidos Par¨ªs y Brasil.
En las entrevistas iniciales, yo estaba siempre presente mientras ¨¦l disparaba. Pero cuanto m¨¢s habl¨¢bamos, m¨¢s sent¨ªa que deb¨ªa ¡°desaparecer¡± y ceder todo el protagonismo a Sebasti?o, pero sobre todo a sus fotograf¨ªas: el trabajo debe hablar por s¨ª mismo. As¨ª pues, despu¨¦s de varias tomas, finalmente puse en marcha la idea que hab¨ªa concebido. Met¨ª a Sebasti?o en un cuarto oscuro, sentado solo frente a una pantalla. Puse un espejo semitransparente con una c¨¢mara escondida detr¨¢s, desde donde filmaba sus fotograf¨ªas. En ese espejo se proyectaban sus fotos de tal modo que ¨¦l hablaba y hac¨ªa comentarios mientras las ve¨ªa y, de vez en cuando, yo le hac¨ªa preguntas. Algo parecido, por as¨ª decirlo, a un teleprompter, solo que ese dispositivo no hac¨ªa la misma funci¨®n. No le indicaba a Sebasti?o lo que ten¨ªa que decir, solamente mostraba sus fotos, permiti¨¦ndole hablar tranquilamente sobre ellas mientras miraba a la c¨¢mara. Pens¨¦ que esa era la mejor forma que tendr¨ªa el p¨²blico de o¨ªrle hablar y ver su trabajo al mismo tiempo.
En aquellas ¡°sesiones de cuarto oscuro¡±, recorrimos durante una semana la obra fotogr¨¢fica completa de Sebasti?o, m¨¢s o menos en orden cronol¨®gico. Para ¨¦l fue una experiencia bastante dif¨ªcil. Bueno, y para nosotros, que est¨¢bamos detr¨¢s de la c¨¢mara tambi¨¦n, porque algunos de esos viajes e historias son tremendamente conmovedoras y otras son terribles. Para Sebasti?o fue como volver a visitar todos esos lugares, pero para nosotros fue muy emocionante viajar al ¡°coraz¨®n de las tinieblas¡± sin movernos del estudio. De vez en cuando nos deten¨ªamos. Yo necesitaba dar un paseo para, en cierto modo, tomar cierta distancia de lo que estaba viendo y escuchando.
Obviamente, cuando comenzamos a editar solo pod¨ªamos utilizar un n¨²mero limitado de historias, por lo que decidimos eliminar las ¡°entrevistas habituales¡± iniciales. Solamente dejamos un par de ellas que nos sirvieron para ensayar en nuestras ¡°sesiones de cuarto oscuro¡±. Es curioso, pero de alg¨²n modo grab¨¦ muchas de esas pel¨ªculas dos veces.
Y luego tambi¨¦n qued¨® claro muy pronto que no pod¨ªamos hacer un filme solo sobre ¨¦l, en el que solamente apareciera Sebasti?o, la persona a la que est¨¢bamos grabando. Tambi¨¦n estaba Leila, su mujer, con quien ha estado trabajando durante casi cincuenta a?os. Ella era (y es) la fuerza impulsora de Sebasti?o. Es la editora de sus libros y comisaria de sus exposiciones, y los dos han construido e investigado juntos la historia fotogr¨¢fica de Sebasti?o. As¨ª que ella tambi¨¦n deb¨ªa estar presente en la pel¨ªcula. Es una se?ora encantadora, muy segura de s¨ª misma, directa, honesta y amable. Adem¨¢s es muy divertida. R¨ªe mucho. ?La verdad es que toda la familia Salgado r¨ªe mucho!
Adem¨¢s, desde el principio fue necesario tener en cuenta que la familia Salgado ten¨ªa otra vida aparte de la fotograf¨ªa: su compromiso con la ecolog¨ªa. As¨ª que desde el primer momento supe que deb¨ªa contar dos historias al mismo tiempo. Se podr¨ªa decir que despu¨¦s de las terribles experiencias que vivi¨® en Ruanda y los tremendos horrores que presenci¨®, que le afectaron profundamente, hasta el punto de pensar en abandonar la fotograf¨ªa, el programa de reforestaci¨®n emprendido en Brasil y sus casi milagrosos resultados han tenido un ¡°final feliz¡± para Sebasti?o. Ese es el motivo por el que no solo ha dedicado su ¨²ltimo gran trabajo, G¨¦nesis, a la naturaleza, sino que la naturaleza le ha permitido adem¨¢s no perder la fe en la humanidad. Todo eso lo aprend¨ª y comprend¨ª lentamente, a medida que iba conociendo a la familia Salgado. Sin embargo, no solo terminamos filmando en Par¨ªs y en su laboratorio, sino tambi¨¦n en Brasil, en su ciudad de residencia Vitoria y en la sede del Instituto Terra en Aimor¨¦s.
Salgado intenta devolver la dignidad a los que la pierden en hambrunas, guerras y atrocidades¡±
Al final, nuestro principal problema era la cantidad de material que ten¨ªamos. Antes de empezar con la pel¨ªcula, Juliano hab¨ªa acompa?ado a su padre en muchos viajes alrededor del mundo. As¨ª que ya dispon¨ªamos de horas y horas de im¨¢genes documentales. Yo hab¨ªa pensado unirme a Sebasti?o en al menos dos ¡°misiones¡±. Una al norte de Siberia y otra en una expedici¨®n en globo sobrevolando Ruanda. Pero tuve que cancelarlas porque me puse enfermo y me recomendaron no viajar. Por suerte, Juliano pod¨ªa sustituirme, y yo me concentr¨¦ m¨¢s en el legado fotogr¨¢fico de Sebasti?o.
Los dos podr¨ªamos haber hecho f¨¢cilmente dos pel¨ªculas por separado. Juliano podr¨ªa haber filmado un hermosa pel¨ªcula sobre el rodaje de G¨¦nesis. Y yo, una sobre la carrera de Salgado, su obra y su trabajo en el campo de la ecolog¨ªa. Pero enseguida nos dimos cuenta de que juntos pod¨ªamos hacer una sola pel¨ªcula de mayor calidad. Pero, claro, pensarlo es una cosa y ponerse a trabajar es otra. Cuando nos pusimos a editar, los dos trabaj¨¢bamos estrictamente con nuestro propio material y empezamos a cortar a lo loco muchas de las secuencias que pens¨¢bamos incorporar en la pel¨ªcula. ?Fue un desastre! Cuando vimos el resultado, comprendimos que aquello nunca podr¨ªa llegar a ser una pel¨ªcula. Y poco a poco entendimos que ten¨ªamos que superar esa ¡°posesi¨®n¡± que tiene un director con su propio material y dejar de controlarnos el uno al otro. Entonces comenzamos un trabajo de edici¨®n aut¨¦ntico. Mientras yo hac¨ªa sugerencias sobre c¨®mo se ver¨ªa una imagen con otro tipo de luz, le permit¨ªa a Juliano manejar mis escenas, y viceversa. Pero debo reconocer que aquella situaci¨®n fue muy dolorosa. Surgieron necesidades diferentes y opiniones opuestas. Nunca antes hab¨ªa hecho algo as¨ª: ?dejar que alguien tocara mis escenas! A Juliano le ocurr¨ªa lo mismo. Hasta que decidimos tratar de respetar nuestras propias opiniones y superar nuestro orgullo y el ego tan t¨ªpico de nuestra profesi¨®n. Lo cierto es que nos llev¨® tiempo. Pero vali¨® la pena porque al final nos dimos cuenta de que gracias a nuestro esfuerzo colectivo hab¨ªamos conseguido crear un ¡°tercer¡± punto de vista sumando su material y el m¨ªo, y profundizar en la vida y en la obra de Sebasti?o desde la perspectiva del hijo y del amigo (que es como ya nos consider¨¢bamos). En total estuvimos editando durante a?o y medio. Para el montaje nos ayud¨® Maxine, que hab¨ªa trabajado como ayudante de montaje en Pina y se las arregl¨® muy bien para destacar las virtudes de los dos (y tambi¨¦n los defectos, por supuesto). Tambi¨¦n estaba con nosotros David Rosier, el productor de la pel¨ªcula, que fue decisivo cuando nos planteamos hacer una sola y no dos.
En principio, podr¨ªamos decir que yo me ocup¨¦ de hacer el rodaje de las fotograf¨ªas en blanco y negro, y Juliano se encarg¨® de las de color. De hecho, realic¨¦ la parte de mi trabajo que consist¨ªa en elegir las fotograf¨ªas en blanco y negro para que, de ese modo, cuando tuviera que cortar alguna escena, ya las tuviera todas seleccionadas. Por decirlo de alguna manera, quer¨ªa mostrar a Sebasti?o en su ¡°propio mundo en blanco y negro¡±. Juliano film¨® en color todos los viajes que hicieron juntos, algo que parec¨ªa bastante normal y obvio. Pero al final intercambiamos los papeles y una parte del metraje que grab¨¦ en el Instituto Terra lo pas¨¦ a color. ?En realidad solo lo hice porque me parec¨ªa mucho m¨¢s agradable presentar todos los ¨¢rboles que hab¨ªan plantado en varias tonalidades de verdes intensos!
En alg¨²n momento de nuestras conversaciones intercambiamos opiniones sobre si deb¨ªamos explicar en la pel¨ªcula la decisi¨®n de Sebasti?o de hacer su obra en blanco y negro. Pero finalmente decidimos que no era necesario. Creo que ese aspecto de su fotograf¨ªa se explica en gran medida por s¨ª mismo. Luego est¨¢ toda esa cuesti¨®n de que el trabajo de Salgado es ¡°puramente est¨¦tico¡±, tal como algunos cr¨ªticos mantienen. En todo caso, no puedo estar m¨¢s en desacuerdo. Cuando se fotograf¨ªa la miseria y el sufrimiento es preciso resaltar la dignidad de cada individuo, incluso en las situaciones m¨¢s delicadas y miserables. Y hay que tener mucho cuidado para no caer en el voyerismo. No resulta f¨¢cil. Solo se consigue sintiendo una profunda solidaridad hacia la gente que est¨¢ delante de la c¨¢mara, logrando de ese modo sumergirse en sus vidas. Hay que hacer un esfuerzo muy grande de comprensi¨®n para entender esa realidad. Muy pocos fot¨®grafos tienen esa capacidad. La mayor¨ªa toman r¨¢pidamente unas cuantas fotos y se marchan. Sebasti?o no trabaja as¨ª. Pasa mucho tiempo en todos los escenarios que fotograf¨ªa. Vive entre la gente. Se hace amigo de ellos. Comparte sus vidas tanto como sea posible. Y es compasivo. Hace su trabajo para esa gente. Para darles voz. Las im¨¢genes tomadas sobre la marcha y las fotograf¨ªas de estilo documental no pueden transmitir esas mismas cosas. Cuanto m¨¢s trabajes por encontrar el marco perfecto, para contar una situaci¨®n de la mejor manera posible; cuanto m¨¢s luches por encontrar un lenguaje espec¨ªfico que te permitir¨¢ mostrar lo que tienes ante ti (es decir, cuanto m¨¢s te esfuerces en hacer una ¡°buena foto¡±), m¨¢s nobleza tendr¨¢n los sujetos que fotograf¨ªas y m¨¢s ¨²nicos se sentir¨¢n. Creo que Sebasti?o intenta devolver la dignidad a todos esos seres humanos que con frecuencia la pierden en hambrunas, guerras y atrocidades. ?l ha conseguido ennoblecer a las personas que estaban delante de su c¨¢mara. ?Sus im¨¢genes no son sobre ¨¦l, sino sobre ¡°ellos¡±! La pel¨ªcula que he rodado rinde homenaje a su obra. ?Me quito el sombrero ante este hombre!
Traducci¨®n de Virginia Solans
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