?Qu¨¦ hac¨ªas vos el d¨ªa que detuvieron a Pinochet?
Por Ignacio Jovtis, responsable del trabajo sobre jurisdicci¨®n universal en Amnist¨ªa Internacional Espa?a
Recuerdo perfectamente qu¨¦ estaba haciendo el 16 de octubre de 1998, cuando supe que Pinochet hab¨ªa sido detenido en Londres tras un requerimiento de la justicia espa?ola. Era primavera en Mar del Plata (Argentina) y estaba a punto de entrar a clase de Derecho Penal, Facultad de Derecho. La tele de la cafeter¨ªa daba la noticia. Me acuerdo tambi¨¦n de que sal¨ªan varias noticias de una organizaci¨®n de derechos humanos, Amnist¨ªa Internacional, que insist¨ªa en la necesidad de terminar con la impunidad de las graves violaciones de derechos humanos, y que mencionaba mucho un t¨¦rmino que a¨²n no sab¨ªa bien qu¨¦ significaba: Jurisdicci¨®n Universal.
En el 98 reci¨¦n comenzaba a estudiar la carrera y luchaba con el Derecho Romano que se me daba muy mal. Lo que menos me imaginaba era que diez a?os m¨¢s tarde estar¨ªa trabajando para Amnist¨ªa Internacional en Londres; y que, 16 a?os despu¨¦s, ser¨ªa el responsable de la organizaci¨®n en Espa?a sobre ¡°jurisdicci¨®n universal¡±, esa palabra que posiblemente escuch¨¦ por primera cuando se produjo el arresto de Pinochet.
Claro, en aquel momento se pod¨ªa intuir que aquel acontecimiento era importante; pero a veces el transcurso del tiempo sirve para entender su verdadera relevancia y hacer justicia hist¨®rica: la detenci¨®n del general Pinochet cambi¨® para siempre la idea de justicia internacional.
Imag¨ªnense: un juez espa?ol le pide a un juez ingl¨¦s que detenga a un ciudadano chileno por delitos (en este caso, tortura) que se hab¨ªan cometido, no en Espa?a ni en Inglaterra, ?en Chile!
El principio de jurisdicci¨®n universal ya exist¨ªa y de hecho se encuentra reconocido en el derecho internacional desde hace much¨ªsimos a?os. Sin embargo, empezaba a hacerse realidad y cristalizaba la esencia de la jurisdicci¨®n universal: una herramienta que tienen los jueces de todo el mundo de investigar las graves violaciones de derechos humanos (como cr¨ªmenes de guerra, lesa humanidad, genocidio, tortura o desaparici¨®n forzada) con independencia de la nacionalidad del autor o del lugar donde se haya cometido el delito.
Y Espa?a, en el centro de la escena. Hab¨ªa impulsado la investigaci¨®n y era la primera vez que se deten¨ªa a un exjefe de gobierno sobre la base del principio de jurisdicci¨®n universal. Espa?a se convert¨ªa en un faro de esperanza para miles de v¨ªctimas de violaciones de derechos humanos durante las dictaduras en Chile, Argentina... en toda Am¨¦rica Latina.
En su tiempo tambi¨¦n Espa?a ha sido referente tambi¨¦n para que varios pa¨ªses (europeos y de otras regiones) incorporen este principio en sus legislaciones. En la actualidad, un total de 163 Estados (m¨¢s del 80%) tienen una legislaci¨®n que les permite aplicar el principio de jurisdicci¨®n universal para distintos delitos.
Pero desde hace unos a?os, Espa?a pas¨® de la cabeza al furg¨®n de cola. En 2009 el Parlamento aprob¨® una reforma que limitaba el principio de jurisdicci¨®n universal; y en marzo de 2014, se realiz¨® la segunda reforma, todav¨ªa m¨¢s dura que la primera, que limita m¨¢s la aplicaci¨®n de la jurisdicci¨®n universal en Espa?a, y que coloca a quien fuera el faro de la jurisdicci¨®n universal en la delicada situaci¨®n de estar incumpliendo diversas normativas y tratados internacionales aprobados y ratificados.
En estos d¨ªas coordino el trabajo de Amnist¨ªa internacional que analiza esta reforma (algo que ni imaginaba en la primavera del 98 en Argentina, en la cafeter¨ªa de la Facultad, viendo las noticias sobre la detenci¨®n de Pinochet) y que llega a conclusiones alarmantes: La reforma llevada a cabo en Espa?a es un retroceso sustancial en la obligaci¨®n de investigar, perseguir y sancionar las m¨¢s graves violaciones de derechos humanos. Por eso, y ante una legislaci¨®n tan preocupante, los jueces no deber¨ªan aplicar la Ley Org¨¢nica que ha reformado la aplicaci¨®n del principio de jurisdicci¨®n universal en Espa?a. Deber¨ªan hacer valer este principio, vigente por encima de cualquier otra ley, incluida la Constituci¨®n. Porque defender la jurisdicci¨®n universal es un acto de verdadera justicia adem¨¢s de una seria advertencia para los criminales m¨¢s despiadados: no habr¨¢ sitio seguro para ellos en ning¨²n lugar del mundo.
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