El tratamiento que va al paciente
Esta es la segunda entrega de la serie Plantando cara al virus, en colaboraci¨®n con MSF Una trabajadora de MSF explica su programa de formaci¨®n a enfermeros en Zimbabue para tratar a enfermos con VIH en zonas rurales sin necesidad de que se desplacen a un hospital
A Bhekululu Chasokela ya no le tiembla la mano cuando tiene que prescribir el tratamiento antirretroviral (ARV) a pacientes con VIH. Es enfermero y gracias al programa de delegaci¨®n de tareas (conocido como task shifting en ingl¨¦s), adquiri¨® la formaci¨®n para tratar a pacientes VIH-positivos. ¡°Nunca antes lo hab¨ªa hecho. La primera vez me sent¨ª muy bien por saber que estaba ayudando a un paciente al que conoc¨ªa desde hac¨ªa mucho tiempo¡±, recuerda orgulloso. Formar a los enfermeros es una de las maneras m¨¢s sencillas de hacer accesibles los tratamientos ARV en las zonas m¨¢s remotas. El programa es una sencilla y eficaz iniciativa puesta en marcha desde 2006 por M¨¦dicos sin Fronteras (MSF) en Tsholotosho, Zimbabue.
¡°Los enfermeros son las ¨²nicas personas que siempre vemos en nuestros centros de salud. El que ellos puedan prescribirnos el tratamiento antirretroviral nos ha ayudado mucho¡±. Son las palabras de Sibongile Bhebhe, una mujer de 42 a?os que vive en el ¨¢rea de Madona, a unos 100 kil¨®metros de Tsholotsho. Es VIH-positiva y hasta 2013 no comenz¨® a tomar el tratamiento ARV. ¡°Estuve mucho tiempo esperando a que viniera el m¨¦dico. Yo no puedo desplazarme al hospital de Tsholotsho: est¨¢ muy lejos y el transporte es muy caro para m¨ª¡±, explica.
Mejorar el acceso a los tratamientos antirretrovirales de pacientes en las zonas m¨¢s alejadas es el objetivo del programa de delegaci¨®n de tareas. Esta sencilla iniciativa se basa en formar a los profesionales de salud de las ¨¢reas rurales alejadas del hospital, para que tengan m¨¢s autonom¨ªa y puedan realizar por s¨ª mismos el manejo de pacientes con VIH.
Hacer accesible el tratamiento al mayor n¨²mero posible de personas es uno de los principales retos de los pa¨ªses m¨¢s azotados por el virus. Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), la terapia antirretroviral reduce el riesgo de transmitir el virus hasta en un 96%. Las ¨²ltimas cifras ofrecidas por el Ministerio de Salud de Zimbabue apuntan a que el 72% de los adultos y el 43% de los ni?os que necesitan tratamiento lo est¨¢n recibiendo ya.
Llevar el tratamiento all¨ª donde est¨¢ el paciente
¡°Es importante llevar los f¨¢rmacos y los recursos all¨ª donde est¨¢ la poblaci¨®n que realmente los necesitan, la m¨¢s vulnerable y afectada por el VIH, sin acceso a centros hospitalarios¡±, explica Guiomar Hern¨¢ndez, m¨¦dico y coordinadora del equipo de descentralizaci¨®n de MSF en Tsholotsho.
Seg¨²n Philimon Mgnui, enfermero de MSF en Tsholotsho, desde que se iniciara el programa en 2006, los beneficios para los pacientes han sido excelentes, tanto por el aumento del n¨²mero de tests que se han realizado, como por un mayor seguimiento del tratamiento. ¡°El programa ha permitido que se reduzcan enormemente las listas de espera para iniciar el tratamiento con antirretrovirales, que haya una mejor adherencia y que los pacientes se sientan mucho mejor atendidos¡±, a?ade.
El que los enfermeros puedan prescribirnos el tratamiento antirretroviral nos ha ayudado mucho", una paciente
Se estima que en Zimbabue hay actualmente 1,5 millones de adultos y 150.000 ni?os con VIH. En este pa¨ªs, MSF lleva varios a?os implementando estrategias orientadas a introducir modelos descentralizados que se adapten a la realidad de los pacientes: un gran volumen de poblaci¨®n dispersa en zonas rurales.
Tsholotsho, en el sur, cuenta con un hospital de referencia y un ¨²nico m¨¦dico del Ministerio de Salud. El distrito est¨¢ dividido en 18 ¨¢reas de salud, algunas de ellas con una poblaci¨®n de hasta 17.000 habitantes. ¡°Solo el trasporte al centro desde las ¨¢reas rurales cuesta cinco d¨®lares (unos cuatro euros), un precio que muchos de los pacientes no se pueden permitir¡±, explica Hern¨¢ndez.
As¨ª, la estrategia de descentralizaci¨®n permite que muchas personas puedan recibir tratamiento a domicilio o en centros de salud cerca de sus casas, en lugar de hacerlo en estructuras centralizadas (y lejanas) a las que les resulta muy dif¨ªcil acceder.
Una cuesti¨®n de formaci¨®n
Los m¨¢s de 30 enfermeros y enfermeras que cubren las 18 ¨¢reas de salud del distrito de Tsholotsho asisten a clases de formaci¨®n dos veces al a?o. Reciben cursos te¨®ricos y pr¨¢cticos donde aprenden a identificar pacientes, a realizar la prueba del VIH, la b¨²squeda activa de casos (screening), el diagn¨®stico y tratamiento de enfermedades infecciosas asociadas al VIH (como la tuberculosis y la meningitis) y el seguimiento cl¨ªnico e inmunol¨®gico del paciente.
¡°Con los compa?eros del equipo desarrollamos un protocolo que los enfermeros aplican cuando se enfrentan al diagn¨®stico de un paciente con VIH. Hoy podemos decir que los enfermeros a los que hemos formado pueden hacer pr¨¢cticamente todo en la atenci¨®n de un paciente VIH-positivo¡±, se?ala Guiomar Hern¨¢ndez.
Tsholotsho, en el sur, cuenta con un hospital de referencia y un ¨²nico m¨¦dico del Ministerio de Salud
Los primeros programas educativos en este sentido se iniciaron en 2006 en cuatro centros de salud de Tsholotsho: Sipepa, Pumula, Nkunzi y Makaza, zonas todas ellas muy alejadas del hospital y con un gran volumen de pacientes con VIH. La ONG fue la responsable de impartir los cursos y del posterior seguimiento de los profesionales sanitarios.
Esa formaci¨®n se complementa con un seguimiento semanal por parte del equipo m¨¦dico de la organizaci¨®n. ¡°Vimos que poco a poco iban ganando seguridad con los pacientes. Cuentan en todo momento con nuestro soporte y, ante casos dudosos, citan a los pacientes el mismo d¨ªa que el equipo de MSF hace una visita al centro de salud, y as¨ª hacemos el an¨¢lisis conjuntamente¡±, indica la doctora. ¡°Ha sido muy interesante ver la gran motivaci¨®n que tiene el personal sanitario en zonas rurales: saben que despu¨¦s tienen que afrontar la situaci¨®n solos y aprovechan al m¨¢ximo nuestra presencia para seguir form¨¢ndose¡±, a?ade.
Los enfermeros no son los ¨²nicos profesionales que se benefician de la iniciativa. T¨¦cnicos de laboratorio y microscop¨ªa, farmac¨¦uticos, auxiliares de salud mental y grupos de apoyo, entre otros, han visto ampliada su capacidad de autonom¨ªa en el manejo de pacientes.
Desde 2013, MSF est¨¢ traspasando progresivamente sus actividades en Tsholotsho al Ministerio de Salud de Zimbabue. Tal y como explica la doctora Hern¨¢ndez, el programa ¡°es una estrategia interesante que permite que el conocimiento quede, estemos nosotros o no, y esa es la clave para el ¨¦xito del proyecto. Y para la salud de muchos pacientes de Tsholotsho¡±.
Plantando cara al virus es una serie de cinco historias a trav¨¦s de la cual Planeta futuro y MSF pretenden explicar c¨®mo los programas de VIH han cambiado la vida diaria de miles personas seropositivas en Zimbabue. MSF lleva a?os trabajando en programas integrales de VIH y TB, con un enfoque comunitario. El trabajo se basa en pilares como la simplificaci¨®n del tratamiento, una nueva redistribuci¨®n de la atenci¨®n al VIH entre personal sanitario y no sanitario, la integraci¨®n de la atenci¨®n en los servicios rutinarios de salud y la descentralizaci¨®n a la zona rural. En Tsholotsho, MSF implementa desde hace nueve a?os un proyecto de VIH y TB. Dados los buenos resultados, la organizaci¨®n dejar¨¢ el distrito en los pr¨®ximos meses, aunque seguir¨¢ tratando VIH y TB en otras localidades del pa¨ªs.
Esta es la segunda entrega de cinco con las que, cada mes, Planeta Futuro y MSF plantan cara al VIH.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.