La vida en un PARK(ing) DAY
Por Pilar Sampietro
A primera hora de la ma?ana colocamos las cajas de fruta vac¨ªas para marcar la ocupaci¨®n del espacio. Pasan los coches, intentan aparcar y seguimos en el empe?o de explicar que ese d¨ªa esa plaza de aparcamiento en la calle se convertir¨¢ en un jard¨ªn. Nos entienden, no hay para menos con tanto ruido, tanto tr¨¢fico, tanto agobio y ellos todav¨ªa dentro del autom¨®vil. Llegan refuerzos, colgamos las mariposas de papel tomando prestada la rama de un ¨¢rbol, instalamos el sill¨®n con orejeras y sobre las cajas alineamos macetas con menta, lechugas y aspidistras. Aprovechamos un rinc¨®n para improvisar una biblioteca con libros y en el ¨¢rbol de m¨¢s all¨¢ comenzamos a plantar tagetes y margaritas. Ahora llegan vecinos y vecinas, algunos sonr¨ªen desde el balc¨®n, se han asomado por primera vez al verde y no al ruido. El empleado del comercio frente a nuestro espacio ocupado se presta para cuidar eternamente el peque?o jard¨ªn improvisado entorno al ¨¢rbol. Estamos viviendo el Park(ing) Day.
En el sill¨®n se sienta la Se?ora Berta y se dispone a coser un fragmento de nuestro patchwork verde. Decidimos que si no pod¨ªamos plantar verde en el asfalto lo coser¨ªamos y eso estamos haciendo. Traen trozos de tela con el verde en todos los tonos y maneras y los van a?adiendo a los ya cosidos. Berta no se quiere ir: pero bueno?esto no estar¨¢ aqu¨ª para siempre? S¨®lo es un d¨ªa, el tercer viernes de Septiembre se trata de reivindicar m¨¢s espacios de calidad para poder respirar, se trata de explicar que no sirven esas zonas que nos hicieron pasar por lugares de ocio, porque en una calle el 55% est¨¢ destinado al tr¨¢fico y el 44% a otros usos la mayor¨ªa terrazas de bares y mobiliario urbano, buzones, postes de farolas, las cabinas de tel¨¦fono en desuso, la entrada del metro, la salida del metro, las paradas del autob¨²s, los sem¨¢foros... Necesitamos sitio para caminar, para charlar, la calle no es solo ese lugar que usas para ir de casa al trabajo y del trabajo a casa.
Llegan de otros lados para decirnos que como nosotros hay 29 puntos m¨¢s en Barcelona, gestionados por 45 entidades medioambientales y colectivos. Algunos pusieron paja para ruralizar lo urbano, otros crearon un bosque de plantas reunidas vecino a vecino. En una simularon una playa sin turistas y en otra una ruta de p¨¢jaros que nunca se ven entre el cemento y la de m¨¢s all¨¢ una piscina de hojas para revolcarse en oto?o. En Sabadell, Sant Andreu de Llavaneres, Martorell y Vic las instalaciones reclamaban ordenar el espacio p¨²blico y sitio para caminar. Nos cuentan que tambi¨¦n ha habido respuesta en otras ciudades espa?olas, la Comunidad Verde cre¨® instalaciones en Madrid, Vitoria, Estepona, Marbella y Allariz. Cantabria con bici instal¨® su demanda sobre ruedas en Santander. M¨¢laga, Alcosa y Valencia se sumaron a la llamada de ocupaci¨®n callejera y tambi¨¦n Calvi¨¢, Palma y Santany¨ª en las Baleares. Hubo Park(ing)Day de Singapur a Anchorage, de Bergen a Johannesburgo, de Rio de Janeiro a Guayaquil, de Porto a Portland.
A la salida de la escuela el espacio se llena de ni?os. Juegan haciendo burbujas de jab¨®n ?de d¨®nde salieron? Pasan bicis, se paran, preguntan, cosen, pasan papas y mamas con carritos y bebes, se paran, preguntan, charlan, se quedan. La calle en un d¨ªa se convierte en lo que deber¨ªa ser, ese lugar de encuentro, de reuni¨®n, de relax para leer m¨¢s de una p¨¢gina de un libro o para pegarte la siesta bajo el ¨¢rbol ajardinado. Y ahora ?habr¨¢ que esperar al pr¨®ximo tercer viernes de Septiembre? Bajemos las sillas a la calle y hagamos que suceda antes.
Fotograf¨ªas: Parking Day (c) Blanca Valdasquin Sampietro
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