Acila: ¡°Sue?o con una casa, m¨¢s o menos bonita, pero que sea segura¡±
El hogar de Acila Ibabao, de 79 a?os, fue arrasado por el tif¨®n Haiyan. Ahora reconstruye una vivienda segura gracias a la solidaridad de personas en todo el mundo
Cuando Acila Ibabao ten¨ªa 14 a?os, se vio obligada a dejar su ciudad natal para marcharse a trabajar a la Malabon, una de las 15 localidades que forman la gran metr¨®polis de Manila. La emplearon de ni?era con una familia adinerada de la capital y desde entonces dedicar¨ªa su vida entera al cuidado de los ni?os de otros, siempre en la gran metr¨®polis. Acila no se cas¨® ni tuvo hijos. Seis d¨¦cadas despu¨¦s, con 73 a?os, decidi¨® regresar a su aldea natal: Alaminos, un barangay de la municipalidad de Madalag, en la isla de Aklan. El lugar m¨¢s opuesto a una mega urbe como Manila. Alaminos es una aldea apenas urbanizada, con casas separadas entre s¨ª por grandes distancias, rodeada de monta?as y en la que predomina la naturaleza all¨¢ donde se mire. Para llegar, hay que recorrer una tortuosa carretera sin asfaltar: un pedregal de lodo, socavones y desniveles. Apenas 1.000 personas viven en esta aldea rural de casas de bamb¨², pero entre todos ellos, estaban los ¨²nicos miembros de la familia de Acila: sus sobrinos, a los que tanto ayud¨® con el dinero que ganaba como ni?era, y sus hermanos y hermanas mayores (seis), que ya no viven.
Acila volvi¨® a Alaminos hace cinco a?os, tan tortuosos como la carretera que lleva hasta el barangay. Cuando lleg¨®, no ten¨ªa m¨¢s que un pedazo de tierra heredada de la familia, en la monta?a, donde se construy¨® un bahay kubo, las casas ind¨ªgenas de bamb¨² y tejados de nipa filipinas, de poco m¨¢s de seis metros cuadrados. Los propios vecinos de Acila le ayudaron a levantar aquel refugio en la monta?a, en el que viv¨ªa sola. Aunque de ¨¦l no quedan m¨¢s que algunos muros: el tif¨®n Yolanda lo hizo a?icos el 8 de noviembre de 2013.
Haiyan, como se denomin¨® el hurac¨¢n oficialmente, ha sido el m¨¢s devastador de cuantos han cruzado el archipi¨¦lago de las Islas Filipinas en toda su historia. As¨ª lo dicen las cifras de damnificados (m¨¢s de 6.300 muertos y cuatro millones de personas perdieron sus viviendas), y as¨ª lo recuerda tambi¨¦n Acila, que sobrevivi¨® al tif¨®n por poco: un familiar la encontr¨® acostada en la cama, cuando el viento arreciaba sobre Alaminos. Segundos despu¨¦s de abandonar aquel kubo, un ¨¢rbol cay¨® sobre el tejado de la casa, hundi¨¦ndolo. ¡°Si no dejo mi casa, quiz¨¢ ahora estar¨ªa muerta¡±, recuerda.
Durante casi tres meses, Acila vivi¨® en la casa de uno de sus sobrinos, Romeo, hasta que pudo construir otro kubo muy cerca de la casa de su familiar. Tambi¨¦n entonces cont¨® con la ayuda de sus vecinos, que le apoyaron en la compra de materiales, le prestaron herramientas, e incluso le dejaban dinero. Pero la casa volv¨ªa a ser demasiado peque?a. Apenas cabe una cama de bamb¨², junto al que quema madera para calentar la comida.
Sin embargo, pronto la casa de Acila se transformar¨¢. Crecer¨¢. Ser¨¢ m¨¢s firme y segura. En el exterior, se dibuja desde hace un mes el trazado de una vivienda de mayor tama?o, delimitado por pilares de madera, andamios de bamb¨², cimientos de hormig¨®n y una refulgente cubierta de acero que brilla con el sol, pero que est¨¢ pensada para resistir la constante lluvia. En esta ocasi¨®n, adem¨¢s del apoyo de sus vecinos, la solidaridad que ha hecho posible esta nueva casa supera las fronteras de Alaminos. Se podr¨ªa decir que el apoyo viene de todo el mundo.
En septiembre, Acila comenz¨® la transformaci¨®n de su peque?a vivienda gracias al programa de reconstrucci¨®n que Cruz Roja Filipinas desarrolla en colaboraci¨®n con la delegaci¨®n espa?ola en las ciudades aklanas de Madalag y Balete, para ayudar a las familias m¨¢s vulnerables afectadas por el tif¨®n Yolanda. Solo en ambas ciudades, 4.000 familias se beneficiar¨¢n de este proyecto, que incluye la recuperaci¨®n de viviendas, la mejora de medios de vida, adem¨¢s de acciones de sensibilizaci¨®n en higiene en las comunidades. La operaci¨®n, por supuesto, se extiende por todas las provincias donde Yolanda/Haiy¨¢n dej¨® su devastadora huella. El objetivo es proporcionar alojamiento seguro a m¨¢s de 90.000 en todo el pa¨ªs: con viviendas temporales que construye Cruz Roja (para 40.000 personas), o bien mejorando y reparando sus casas (a otras 50.000), entre ellas, Acila. ¡°Sue?o con tener una casa. No me importa que sea m¨¢s o menos bonita. Quiero que sea segura¡±, afirma.
A sus 79 a?os, Acila dice que quiere vivir lo que le resta de vida en Alaminos. All¨ª conserva su infancia, a su familia y, a pesar de Yolanda, tendr¨¢ un hogar seguro en el que poder disfrutar de la paz y la tranquilidad de este ¡°barangay¡±.
Miguel Domingo Garc¨ªa es delegado de la Unidad de Comunicaci¨®n en Emergencias de Cruz Roja en Filipinas,?
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