Estos lugares son un ejemplo para el planeta
Las emisiones contaminantes no paran de aumentar, pero existen proyectos que van de la autosuficiencia energ¨¦tica a la recogida selectiva de basuras Son las puntas de lanza de las pol¨ªticas verdes
El Hierro es una mancha de tierra en el Atl¨¢ntico y una peque?a excepci¨®n en un mundo que dice querer reducir las emisiones y no hace m¨¢s que aumentarlas. Si todo sale seg¨²n lo planeado, menos de seis a?os separan a la isla canaria de su objetivo de ser completamente autosuficiente con energ¨ªas renovables. Sin hidrocarburos. Sin humos. Bajo la masa de gases grises que cubre el planeta, hay otras islas, reales o figuradas, que de una u otra forma han optado por una pol¨ªtica de no agresi¨®n al medioambiente. Frente a los grandes contaminantes, son s¨ªmbolos que no solucionan un problema global, pero quiz¨¢s son puntas de lanza, experimentos que pueden servir de ejemplo a otros.
Lo de El Hierro parece no ser una utop¨ªa. Tampoco fruto de la improvisaci¨®n. En la isla m¨¢s peque?a del archipi¨¦lago se pusieron a trabajar hace m¨¢s de dos d¨¦cadas para conseguir que toda su electricidad fuese suministrada por fuentes limpias. Alpidio Armas, presidente del Cabildo insular, explica que una vez inaugurada el pasado junio la central hidroe¨®lica, eje del proyecto, no quieren equivocarse ni ¡°ir deprisa¡±. Por eso comenzar¨¢n a comprobar que todo funcione correctamente antes de suministrar de forma permanente a toda la isla con energ¨ªa limpia. Cuando lo consigan, el siguiente objetivo es eliminar los motores de combusti¨®n de El Hierro y que en 2020 todos los veh¨ªculos sean el¨¦ctricos y se abastezcan de estas mismas fuentes. El sistema isle?o es una mezcla entre energ¨ªa e¨®lica e hidr¨¢ulica: cinco aerogeneradores suministran la electricidad primaria a la red, suficientes para abastecer a toda la isla cuando el viento es el adecuado. ?Y qu¨¦ sucede cu¨¢ndo no lo es? Un dep¨®sito de agua de 380.000 metros c¨²bicos situado en un cr¨¢ter natural a 700 metros de altitud est¨¢ interconectado por dos tuber¨ªas de tres kil¨®metros con un dep¨®sito inferior, donde se sit¨²a una subestaci¨®n hidroel¨¦ctrica. Como normalmente la energ¨ªa e¨®lica produce m¨¢s electricidad de la que necesita la isla, el excedente se usa para bombear el agua del dep¨®sito inferior al superior. Cuando no hay viento, la fuerza del torrente de agua bajando de un dep¨®sito a otro es la fuente de energ¨ªa alternativa. Adem¨¢s, el sistema incluye la desalaci¨®n, con lo que tambi¨¦n sirve para abastecer de agua potable a los herre?os. Existe, eso s¨ª, un as en la manga: una central t¨¦rmica tradicional que entrar¨ªa en funcionamiento en casos de emergencia.
En menos de seis, a?os la isla de El Hierro se autoabastecer¨¢ al 100 % con energ¨ªas renovables
Armas asegura que no han seguido patrones existentes. ¡°Queremos ser un ejemplo. Hemos debatido y probado hasta llegar a esta soluci¨®n. Ahora decenas de representantes de administraciones de todo el mundo vienen a aprender de nosotros y a comprobar qu¨¦ pueden copiar. Tenemos entrevistas con gobiernos del Caribe, ?frica, China, Estados Unidos¡¡±, enumera, orgulloso. Aqu¨ª llega la gran pregunta: ?es exportable el sistema de El Hierro? Hay que tener en cuenta que la isla tiene unas peculiaridades orogr¨¢ficas y climatol¨®gicas muy concretas que aportan el viento y, en su defecto, el desnivel suficiente para conseguir energ¨ªa hidr¨¢ulica. Y que cuenta con poco m¨¢s de 10.000 habitantes. No hay una respuesta corta para esa cuesti¨®n. ¡°Cada territorio tendr¨ªa que explorar su propia soluci¨®n personalizada en funci¨®n de sus caracter¨ªsticas. Hay que comprobar en cada sitio c¨®mo se implanta: solar, e¨®lica, combinaci¨®n... Pero estudiando caso por caso puede ser viable en cualquier lugar¡±, explica Cristina Monge, directora de Conversaciones de la Fundaci¨®n Ecolog¨ªa y Desarrollo (Ecodes). ¡°Esto de El Hierro es exportable. Puede y debe serlo. Es una necesidad. Lo hemos dicho muchas veces. T¨¦cnicamente hoy es posible realizar un cambio de modelo basado en ahorro y renovables, en una gesti¨®n m¨¢s autosuficiente y democr¨¢tica. Lo que hace falta es voluntad pol¨ªtica. Como todos los cambios, los comienzos son proyectos piloto¡±, a?ade Rodrigo Irurzun, responsable del ¨¢rea de energ¨ªa de Ecologistas en Acci¨®n. Jos¨¦ Luis Garc¨ªa, de Greenpeace, va m¨¢s all¨¢: ¡°Tenemos estudios que demuestran que en 2050 podr¨ªamos producir en Espa?a 56 veces la demanda total. Demostramos la viabilidad t¨¦cnica y econ¨®mica de suministrar energ¨ªas 100 % renovables¡±.
Un sue?o ?muy real?
Pero no todo el mundo es tan optimista como los ecologistas. Manuel Lozano Leyva, catedr¨¢tico de F¨ªsica At¨®mica, Molecular y Nuclear y divulgador cient¨ªfico, asegura que los citados informes son m¨¢s bien ¡°deseos, pasquines o banderas¡±. ¡°El proyecto de El Hierro no solo me parece muy bonito, sino viable en gran medida. Pero requiere de unas circunstancias meteorol¨®gicas tan singulares que las posibilidades son m¨ªnimas para sustituir completamente la dependencia de la central de fuel prevista inicialmente. Mientras los d¨ªas tengan sus noches, las borrascas y los anticiclones sean variables, el hidr¨®geno sea dif¨ªcil de almacenar y a¨²n m¨¢s de generar, las instalaciones solares sean poco eficientes y exijan grandes extensiones de terreno, no se podr¨¢n desarrollar proyectos realistas sino en zonas aisladas¡±, asegura el f¨ªsico, quien cree que seguir¨¢n siendo necesarias centrales nucleares o de gas en ciclo combinado para respaldar la discontinuidad de las renovables en territorios m¨¢s amplios.
Lo cierto es que hasta ahora los experimentos exitosos se restringen a poblaciones muy peque?as. Wildpoldsried, un pueblo de unos 2.600 habitantes en el estado alem¨¢n de Baviera, produce tres veces m¨¢s energ¨ªa de la que usa gracias a una mezcla de paneles solares fotovoltaicos, biodigestores para producir biog¨¢s y minicentrales hidr¨¢ulicas. La isla de Sams?, entre Dinamarca y Suecia, tambi¨¦n es autosuficiente gracias a la electricidad e¨®lica, cuatro centrales urbanas de calefacci¨®n y agua con biomasa y un parque de colectores solares de 2.500 metros cuadrados. Pero como sucede en casi todos los casos, tambi¨¦n usan un comod¨ªn: siguen enganchados a la red tradicional por si las circunstancias climatol¨®gicas son adversas, algo que, aunque infrecuente, puede suceder.
La rentabilidad a examen
Los ecologistas afirman que, a la larga, los proyectos renovables y verdes son m¨¢s rentables, ya que emplean a m¨¢s trabajadores y aportan beneficios indirectos. ¡°Adem¨¢s, cuidar el medio ambiente no debe ser visto como un gasto¡±, subrayan desde Greenpeace. ¡°Existen beneficios a?adidos que tienen que ver con la formaci¨®n, el turismo, la imagen¡¡±, a?ade el presidente del Cabildo de El Hierro. Y si hay que hablar de n¨²meros, habla: ¡°La inversi¨®n fue de 80 millones de euros, su mantenimiento cuesta un mill¨®n al a?o y produce electricidad por valor de entre cuatro y seis¡±. Se amortizar¨¢ en 20 a?os. Lozano Leyva, el f¨ªsico nuclear, matiza: ¡°Las renovables podr¨ªan ser rentables, pero se tendr¨ªa que invertir m¨¢s en investigaci¨®n y menos en subvenci¨®n¡±.
Feldheim, otro pueblecito alem¨¢n de 130 habitantes, decidi¨® prescindir de la energ¨ªa nuclear tras el desastre de Fukushima. Mezclan la e¨®lica con una planta de biog¨¢s que funciona con las heces de los cerdos y las vacas del pueblo. Seg¨²n, Werner Frohwitter, portavoz de la asociaci¨®n NEFF (siglas en alem¨¢n de Asociaci¨®n para el Fomento del Foro de Energ¨ªas Renovables de Feldheim), la luz es ahora un 35 % m¨¢s barata y la calefacci¨®n, un 15 %. ¡°Adem¨¢s, la aldea ha dejado de ser un pueblo cualquiera de Alemania Oriental para convertirse en un sitio que atrae cada a?o a unas 3.000 personas que quieren informarse sobre sistemas descentralizados de abastecimiento energ¨¦tico e independientes de los grandes monopolios de energ¨ªas f¨®siles y at¨®micas¡±, recalca.
Azoteas vegetales y vecinos responsables
Los proyectos verdes en ciudades m¨¢s grandes suelen ir por fases, sumando iniciativas hasta que consiguen objetivos tan ambiciosos como las emisiones cero, algo que est¨¢, como ejemplo m¨¢s significativo de una gran urbe, en la agenda de Copenhague para 2020. Entretanto, la capital danesa va lanzando iniciativas limpias como la ley que obliga a los edificios nuevos a cubrir sus azoteas con vegetaci¨®n. Las ventajas de estos proyectos son varias: absorben y aprovechan el agua de la lluvia, reducen las temperaturas urbanas, protegen al edificio de los rayos uva y de los cambios bruscos de temperaturas, act¨²an como barrera ac¨²stica y filtran di¨®xido de carbono.
En Espa?a el mejor ejemplo de ciudad verde quiz¨¢s sea Vitoria, reconocida como European Green Capital en 2012. ¡°No solo tiene un cintur¨®n verde y un centro peatonal. Existe un transporte p¨²blico de calidad: autobuses, tranv¨ªas, metros y bicis p¨²blicas de alquiler que est¨¢n siendo bastante exitosas¡±, dice Cristina Monge, de Coedes. Tambi¨¦n pone el ejemplo del agua en Zaragoza, que ha conseguido reducir su gasto en un 27 % en una d¨¦cada, sobre todo a base de concienciaci¨®n ciudadana. Una aproximaci¨®n similar, la de implicaci¨®n de los vecinos con el medioambiente, es la que se practica en algunos pueblos del Pa¨ªs Vasco y Catalu?a con la recogida de basura de puerta a puerta. En esta ¨²ltima comunidad, tres municipios comenzaron a trabajar en ello en el a?o 2000. Hoy son m¨¢s de un centenar. Los resultados en reciclaje son notables: se pasa de un aprovechamiento de alrededor del 30 % a tasas medias de m¨¢s del 60 %, con casos que superan el 80 %. Es una pr¨¢ctica habitual en Suiza o Alemania. Consiste en establecer unos d¨ªas a la semana para cada tipo de residuo: los lunes, mi¨¦rcoles y viernes se recolecta org¨¢nico; los martes vidrio; los jueves pl¨¢sticos y los s¨¢bados papel. Se eliminan los contenedores de las calles y los vecinos dejan en el portal las bolsas con lo que corresponda al d¨ªa. Josep Mar¨ªa Tost, presidente de la agencia de residuos catalana, fue alcalde de uno de los municipios pioneros, Riu de Canyes, en Tarragona: ¡°Es una forma de implicar a los vecinos, que tienen que hacerse responsables de sus residuos igual que lo son de recoger los excrementos de sus perros. Al principio cuesta, pero con el tiempo se consigue¡±. Una vez m¨¢s, las localidades que aplican este sistema son peque?as. Y la pregunta vuelve a surgir: ?Es exportable a grandes ciudades? ¡°En Europa ya se hace. Mil¨¢n lo va a poner en marcha y son 1,5 millones de habitantes¡±.
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