Beber de la charca sucia
La falta de acceso a fuentes de agua potable en Chad afecta a la salud de los ni?os. Este documental de Oxfam busca recaudar fondos para construir pozos
Empez¨® a llover el 17 de julio. Todos en Midjiguir, en la regi¨®n de Guera (Chad), recuerdan la fecha. El agua llegaba m¨¢s tarde de lo habitual. La estaci¨®n h¨²meda se hab¨ªa hecho esperar en esta zona de clima saheliano en la que la poblaci¨®n depende de la lluvia para sobrevivir. En esos meses, de julio a septiembre, se cultiva el 80% del cereal que necesitan para comer durante todo el a?o. Y, sobre todo, pueden llenar bidones de las charcas sucias que se forman por las precipitaciones. Para beber. As¨ª lo hace Achta Fadoul, una mujer de 28 a?os y madre de seis hijos, protagonista del documental grabado por Oxfam Interm¨®n (OI) para denunciar la situaci¨®n de escasez h¨ªdrica y de alimentos que padecen la mayor¨ªa familias en aquel pa¨ªs.
Una de las principales preocupaciones de Achta es la salud de sus dos ni?as y cuatro ni?os. "Caen enfermos con frecuencia. El agua que podemos conseguir aqu¨ª est¨¢ muy sucia y llena de gusanos. Enseguida les produce diarrea, malestar y dolor de tripa. A veces la filtramos, pero no siempre podemos", relata en el v¨ªdeo. "Ella no ha perdido ning¨²n hijo, pero en casi todas las familias que conocimos en los poblados hab¨ªa muerto alguno de los peque?os". Lo recuerda Bel¨¦n de la Banda, trabajadora de Oxfam Interm¨®n que visit¨® recientemente algunas de las 35 comunidades en las que trabaja la organizaci¨®n construyendo pozos de agua potable para reducir la elevada mortalidad infantil.
Para evitar tanta muerte evitable, OI solicita, con el lanzamiento del documental, ayuda para seguir construyendo fuentes. "El problema es que el suelo es rocoso y la gente no tiene herramientas adecuadas para cavar pozos profundos", detalla de la Banda. "Pero tambi¨¦n hacemos incidencia pol¨ªtica. Exigimos al gobierno chadiano que garantice el derecho al agua potable. No solo hacemos fuentes", apostilla. Adem¨¢s, a?ade, forman a varias personas en cada comunidad para que sepan reparar la maquinaria de extracci¨®n en caso de que se rompa, lo que normalmente sucede a los tres o cuatro a?os desde su instalaci¨®n. "Una vez que nos marchamos, son los vecinos los que se encargan del mantenimiento", apunta.
El problema del agua se suma al de la malnutrici¨®n, que afecta a entre un 15% y un 17% de los menores. Toda la comida del d¨ªa es un solo cereal, el sorgo, aderezado con hojas silvestres no venenosas. Achta sabe que no es suficiente. "Pero no tenemos otra posibilidad", lamenta. Y si el ya d¨¦bil estado de salud de sus hijos empeora, por disenter¨ªa o diarrea, la madre se encomienda a Dios. El m¨¦dico no es una opci¨®n. "Los doctores piden dinero y no podemos pagarlo aunque los ni?os se est¨¦n muriendo", dice.
Entre un 15 y un 17% de los ni?os de la regi¨®n de?Guera, en Chad, sufre malnutrici¨®n aguda
Benjamin Dinitola, el responsable de nutrici¨®n infantil del Hospital de Mangalm¨¦, en la regi¨®n del Guera, donde reside Achta, asegura en un testimonio recogido por de la Banda que all¨ª donde hay fuentes de agua potable, se reducen los casos de malnutrici¨®n.
Ante esta situaci¨®n, organizaciones como Oxfam Interm¨®n promueven la construcci¨®n de pozos en los pueblos para que las comunidades tengan agua potable cerca de casa. Su programa en Chad beneficia a 42.000 personas de manera directa. "Y en los lugares donde todav¨ªa no hay una fuente adecuada, les ense?amos t¨¦cnicas de tratamiento que pueden adoptar, como filtrarla, por ejemplo, por una tela de algod¨®n, clorarla con lej¨ªa, o hervirla. Pero claro, en la temporada de lluvia no hay mucha le?a para calentar", detalla de la Banda.
Emmanuel Ratou, t¨¦cnico de agua e higiene de la ONG en la regi¨®n, est¨¢ acostumbrado a ver los otros problemas, adem¨¢s de los de salud, que genera la falta de agua potable: "Hay mujeres que tienen que desplazarse muy lejos para recogerla, y la mayor¨ªa de veces no es potable", explica. La distancia y cargar el peso de grandes bidones son una constante en la vida de la poblaci¨®n femenina de la zona. "Mi vida es dura, mi madre me dej¨® muy peque?a, tengo que trabajar mucho para sobrevivir. Tengo que arreglarme sola. Me caer¨¦ y me levantar¨¦, me caer¨¦ y me levantar¨¦, hasta que tenga criados a mis hijos", relata Achta.?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.